Después de varias horas de sexo intenso, de caricias, besos apasionados, finalmente Isabella se quedó dormida, Cameron no quería cerrar sus ojos, quería seguir degustando de ella, pero notó su respiración estable y dedujo que se había quedado dormida...
Lanzó una mirada al reloj de su lado que se encontraba en la mesa de noche, el reloj marcó en ese momento la una de la tarde. Se dejó caer en su lado de la cama donde solía dormir, se pasó la mano por su cara, habían sido las mejores horas de sexo que había tenido en su vida. Una sonrisa se expandió por su rostro al recordar los labios húmedos de Isabella, la textura de cada centímetro de su piel, su fragancia a flores, el sabor de su interior era único, y no entendía tanta fascinación por la mujer que descansó a su lado. Le había mostrado lo que era tocar el cielo con la mano, el solo recordar cómo se retorcía cada vez que enc
—Eres perfecta, Isabella—la voz susurrante de Cameron le provocó que su piel se erizara. Isabella atrapó los labios de él, entregándose apasionadamente en un largo y apasionado beso. Sintió la pasión que por primera vez había sido descubierta, quería más, mucho más...—Isabella..." — ¿Isabella?—la voz de Stacey le hizo despertar de aquél sueño húmedo. Levantó la mirada y se encontró con su amiga debajo del marco de la puerta, la mano de ella sosteniendo el picaporte. — ¿Sí?—intentó reponerse ante su amiga. —Son las tres de la tarde, tienes que salir ya de esta habitación, tienes que salir al mundo...—la mirada de su mejor amiga se suavizó al ver la mirada perdida de Isabella. Entró y se dejó caer al lado de ella en la cama individual. —Sé qué no me has dicho algo, pero quiero que sepas que estoy aquí cuándo quieras hablarlo. El nudo en la garganta de Isabella se hizo presente, pensó que era una locura lo que estaba ocurriéndole
—¿Señor Wallace?—Rody Wallace, el chef estrella estaba sentado en el sillón, observando alrededor del pequeño departamento, cuándo vio llegar a Isabella, no pudo evitar levantarse de un movimiento brusco, el corazón de Wallace latió a toda prisa, por fin tenía a la mujer que lo había cautivado en la fiesta de su cumpleaños. Cuándo Cameron y ella había dejado la fiesta, había ordenado vigilancia discreta, un reporte que le mostró que la mujer qué tenía frente a él en estos momentos, no era nadie, solo una mujer con una apasionada meta: Cocinar. Estaba sorprendido cuándo terminó de leer el informe, incluso lo releyó en varias ocasiones al no poder comprender como una belleza como ella, tenía las intenciones de venderse en una esquina neoyorquina. Estaba furioso con su ex mejor amigo, Cameron Beckett. Él podría haber hecho algo, podría haberle ofrecido una mejor vida, ¿Acaso no tenía corazón? Seguía siendo el mismo gilipollas, adicto al trabajo, egoísta y narcisi
Isabella suspiró por cuarta vez desde que se había sentado en el sillón individual que adornaba su gran habitación, miró las nuevas paredes pintadas en colores oscuros y blancos, luego miró los objetos que la adornaban. Estaba realmente impresionada por el lujo del departamento, estaba a unos cuantos minutos de su nuevo trabajo, el restaurante que manejaba Rody Wallace. Stacey entró tocando y luego asomándose por la puerta. Vio a su amiga pensativa. — ¿Está todo bien?—Isabella miró a su amiga con media sonrisa. —Sí, es solo qué...—Stacey entró y se sentó en la orilla de la gran cama. —Es mucho. —Y crees que no es normal lo que nos está pasando, ¿O me equivoco?—Isabella se quedó callada por aquél comentario tan exacto. —Si algo, así. ¿Tú qué opinas?—Stacey se acomodó como si estuviera ordenando las palabras que saldrían a continuación. —Creo qué tienes flechado al tal Wallace. Tan flechado qué ni él se ha dado cuenta, o podría es
Isabella miró a ambos caballeros discutiendo en pleno restaurante, habían llamado la atención de los demás comensales, algo en ella se molestó. No entendía el motivo real, pero si quería seguir avanzando, podría terminar de tajo el tema de Cameron Beckett. —Está bien—dijo ella terminando la pelea de miradas entre ellos, Isabella lanzó una mirada a Rody, luego a Cameron: —Termino en una hora. Cameron con sus ojos abiertos intentando no mostrar sorpresa, asintió mientras ajustó su corbata, luego miró a su ex amigo quien miró a Isabella, luego ella se giró y se dirigió a la cocina con el rostro sonrojado. Rody miró a Cameron quien mostró una sonrisa triunfante. —Más te vale que sea rápido lo que tengas que decirle. —dijo Rody apretando sus dientes, por primera vez sentía que Cameron ganaría. —Solo aclararé unas cosas con ella, es todo. —Cameron retiró el postre, puso sus codos sobre la mesa y descansó la barbilla entre sus
Cameron asintió en silencio, la música llenó el espacio, recordó que estaba en la limusina. Isabella tenía sus mejillas sonrojadas en un exquisito rosa pálido, sus labios rojizos e hinchados, las respiraciones de ambos se estaban estabilizando. —Quédate conmigo. —pidió Cameron. Isabella se apretujó al pecho de él. Y este respondió rodeándola por su cintura. —Mañana trabajo temprano, Beckett. —Cameron hizo un gesto con sus labios. —No necesitas trabajar. —dijo él, pero supo enseguida que había metido la pata. Isabella arqueó una ceja. — ¿No necesito trabajar? —Cameron bajó su mirada a los pechos de Isabella que estaban frente a él, sintió la necesidad de tocarlos, pero al ver la postura tensa de su cuerpo, se detuvo. —Quiero decir…—pero Isabella lo detuvo. —El hecho que esté contigo, aquí en tu limosina y haya pasado esto…—Isabella hizo una señalización discreta para ambos. —No quiere decir que dejaré de hacer lo que me apasiona
Isabella estaba en estado de shock, no recordaba absolutamente nada de…espera, las imágenes de la noche anterior la golpearon bruscamente, Cameron se alertó al verla así, bajó de la cama y se sentó sobre sus talones, alcanzó sus manos y las besó. Intentó controlar el momento. —Tranquila, tranquila, no te he obligado a nada, si es lo que estás pensando en estos momentos, el momento se dio y ambos estuvimos de acuerdo. —Isabella apenas podía creerlo, la imagen de ellos frente a un Elvis Presley de sacerdote, ellos dos sonriendo y dando el sí. —Esto realmente pasó. —dijo Isabella mirando hacia los ojos azules de Cameron, sus labios poco a poco se levantaron en una sonrisa brillante. Cameron realmente había hecho algo en su vida que realmente quería, nadie le puso una pistola, nadie lo había obligado, había salido el tema después de la cena en el evento, cerró los
El auto se estacionó frente a una casa grandísima, con un gran jardín con muchos árboles, entonces notó que eran frutales, Isabella se emocionó, les recordó a los árboles de la casa de su madre en México. —Te caerán bien. —susurró Cameron atrapando la mano de ella, dándole seguridad cuando vio su mirada. — ¿Qué diremos? Deja, ¿Y si descubren que…? —Cameron detuvo el paso a medio jardín, se volvió para darle la espalda a la casa, abrazó a Isabella, besó su frente, luego una mejilla y luego la otra, ella sonrió a sus cariños. —Tú tranquila. ¿Sí? —Isabella se relajó un poco. Torció sus labios y asintió. Cameron dejó otro beso. —Gracias. —susurró ella cuando rodeó su brazo con el suyo y empezaron a avanzar a la casa. Iban llegando a las escaleras de piedra rustica cuando la puerta se abrió tomándolos por sorpresa. Una mujer ya mayor con el cabello blanco, vestida sencilla y cómoda, abrió sus brazos para abrazar a Cameron, pero para su sorpr
"Te amo." Dos palabras salieron de la boca de Cameron. Isabella había palidecido al escuchar aquello, sus manos apretaron con fuerza la tela de su ropa, su corazón parecía una locomotora a toda velocidad. —Cameron...—él negó, la rodeó con ambas manos e intentó controlar los abrumadores sentimientos que salieron a la superficie sin previo aviso, ella se quedó recargada contra su pecho, mientras él acariciaba en silencio su espalda.
Último capítulo