El auto se estacionó frente a una casa grandísima, con un gran jardín con muchos árboles, entonces notó que eran frutales, Isabella se emocionó, les recordó a los árboles de la casa de su madre en México.
—Te caerán bien. —susurró Cameron atrapando la mano de ella, dándole seguridad cuando vio su mirada.
— ¿Qué diremos? Deja, ¿Y si descubren que…? —Cameron detuvo el paso a medio jardín, se volvió para darle la espalda a la casa, abrazó a Isabella, besó su frente, luego una mejilla y luego la otra, ella sonrió a sus cariños.
—Tú tranquila. ¿Sí? —Isabella se relajó un poco. Torció sus labios y asintió. Cameron dejó otro beso.
—Gracias. —susurró ella cuando rodeó su brazo con el suyo y empezaron a avanzar a la casa. Iban llegando a las escaleras de piedra rustica cuando la puerta se abrió tomándolos por sorpresa. Una mujer ya mayor con el cabello blanco, vestida sencilla y cómoda, abrió sus brazos para abrazar a Cameron, pero para su sorpr
"Te amo." Dos palabras salieron de la boca de Cameron. Isabella había palidecido al escuchar aquello, sus manos apretaron con fuerza la tela de su ropa, su corazón parecía una locomotora a toda velocidad. —Cameron...—él negó, la rodeó con ambas manos e intentó controlar los abrumadores sentimientos que salieron a la superficie sin previo aviso, ella se quedó recargada contra su pecho, mientras él acariciaba en silencio su espalda.
Isabella estaba aún sorprendida por el giro que había dado su vida en las últimas semanas, había dejado de trabajar en la prostitución, había cambiado su departamento con el de Rody, Stacey estaba más que emocionada por trabajar en algo que no sea dar sexo oral a hombres ricos, luego una boda en Las Vegas, que por el momento aún seguía sin entender como sucedió, se le había mencionado a Beckett acerca de terminar eso, pero él se negaba. Ella pensó que podría darse realmente una oportunidad con Cameron, que finalmente, quizás en un futuro estaban destinados a estar juntos, que lo carnal, pasó a algo más, a algo más íntimo y había algo que había cambiado: Isabella Montemayor se había enamorado hasta los huesos. <
Cameron estaba encerrado en su estudio, trabajando, pero la imagen de Isabella con sus labios entreabiertos al llegar a su orgasmo, no lo dejaba pensar y concentrarse. Su miembro se puso duro, tan duro que, si se acariciaba por encima de la tela de su pantalón de vestir, podría venirse y mancharse, así que negó, cerró sus ojos e intentó controlar sus pensamientos. —Cameron, contrólate. —se dijo a sí mismo. Escuchó desde su estudio el ruido de un motor de auto, Cameron se levantó a toda prisa desde su banquillo de madera, dedujo que Isabella, había llegado a casa. Al asomarse por la ventana, vio un auto gris metálico, que no era en el que su esposa se había ido, se quedó por un momento esperando a ver quién bajaba del auto deportivo de lujo, entonces la puerta se abrió y vio una silueta de mujer, cuando se retiró el sombrero que cubría su identidad, se dio cuenta de quién era: Su colega, Hanna Brook, mejor amiga de su ex prometida. Cameron estuvo a pun
Isabella habló con Stacey por la noche cuando ella salió del restaurante lo que Cameron había propuesto, estaba emocionada. Había enviado un chófer para recoger las pertenencias del departamento y esperar a la rubia para traerla a la casa que compartía ahora con Beckett. Sus manos estaban entrelazadas sobre su regazo, los retorció de los nervios, Cameron se dio cuenta de su estado, atrapó una mano de ella, se la llevó a sus labios y plantó un beso. —Tranquila, verás que las cosas mejorarán. —Isabella giró su rostro un poco a su derecha dónde estaba él sentado, le sonrió y asintió brevemente, se miró un momento en sus ojos azules. —Gracias por lo que estás haciendo, realmente es un gran gesto. —No quería comentarte por que aun te deslumbraba Rody, pero suele ser así, usar a su conveniencia situaciones, sacar provecho, luego desechar. Isabella bajó la mirada a sus manos entrelazadas ahora con una de Beckett. —Me di cuenta de eso. —Lo bue
Cameron salió de entre las piernas de Isabella, saboreando su elixir, ella tenía los labios entreabiertos, necesitaba aire para llevar a sus pulmones, Cameron al verla en ese estado, sonrió triunfante. —Espera…—dijo ella, luego se recargó con sus codos sobre la cama e intentó ver al hombre que se puso de pie frente a ella, mostrando toda su desnudez. —No quería perder tiempo. —anunció Cameron cuando comenzó a caminar por encima de su cuerpo, Isabella se dejó caer y esperó encontrarlo cara a cara, él comenzó a dejar besos
— ¿A qué te refieres que no puedo dejarte así? Naomi, creo que las cosas quedaron bien claras esa noche mientras te revolcabas con el modelo de ropa interior. —ella estiró sus manos, como si lo quisiera alcanzar. —Estaba intoxicada, no sé qué pasó, pensé que quien me follaba, eras tú. — ¡Ja! ¿Ahora dirás eso? Ten un poco de dignidad, Naomi. —La tengo, por eso es que he venido para aclarar todo esto, cuando te he visto en televisión, he enloquecido, tu y yo nos íbamos a casar, ¿Cómo es que estás casado con otra? ¿Tan rápido es que me has olvidado? Isabella se tensó al escuchar aquellas palabras. El hombre de seguridad se acercó a Cameron y le susurró algo, él se giró a medio cuerpo, vio a Isabella de brazos cruzados, con un rostro contrariado. Levantó la mano y le dijo que esperase, ese se giró y miró a la rubia demacrada. —Primera y últi
Al día siguiente, Isabella se estaba peinando antes de bajar al comedor para desayunar, como ya era costumbre desde que se había casado con Cameron y desde que habían llegado a casa, su rutina era despertar, hacían el amor, luego se acurrucaban por unos diez minutos, Cameron la dejaba en cama mientras se daba un baño y al regresar ya estaba ella, frente al espejo, peinando su cabello negro. —Ya está Stacey esperándonos en el comedor. —anunció ella en el reflejo del espejo, Cameron estaba intentando hacer un nudo a su corbata, esta mañana le tocaba ir a una reunión en su negocio de arquitectura, había contratado a una nueva asistente para que hiciera trabajo que le estaba consumiendo, ahora, no quería estar metido todo el día en esa oficina, quería dividir su tiempo y darle más a su ahora esposa, estaba regresando a su trabajo y no podía dejarlo de lado, ya que con ello, mantenía una cuenta bancaria que aunque crecía día a día, y nunca faltaba dinero, se repitió que ahora no
Cameron se quedó por un momento en silencio observándola, Naomi estaba nerviosa, e intentó ocultarlo. ―Pensé que yo me tenía que comunicar para agendar una cita y hablar.―dijo él, Naomi sintió la frialdad de aquellas palabras, por un momento pensó que tenía motivo para ser así con ella, pero no descansaría hasta demostrar su inocencia. ―Lo sé, perdona mi atrevimiento, no quería incomodarte. ―Por cierto, ¿Cómo sabes que estaba aquí? ―ella se sonrojó. ―Hablécon Melissa, tu recepcionista, hace rato llamé y pregunté por ti, ella me ha dicho que estabas camino hacia aquí. ―Oh, Melissa―murmuró entre dientes,―Bueno, agendaré una reunión.―intentó esquivarla, pero ella retrocedió y se puso delante de él. ―Estamos aquí, podemos hablar, solo necesito veinte minutos.―ella intentó controlar sus emociones. ― ¿Veinte minutos? ―preguntó Cameron sorprendido.―