Isabella miró a ambos caballeros discutiendo en pleno restaurante, habían llamado la atención de los demás comensales, algo en ella se molestó. No entendía el motivo real, pero si quería seguir avanzando, podría terminar de tajo el tema de Cameron Beckett.
—Está bien—dijo ella terminando la pelea de miradas entre ellos, Isabella lanzó una mirada a Rody, luego a Cameron: —Termino en una hora.
Cameron con sus ojos abiertos intentando no mostrar sorpresa, asintió mientras ajustó su corbata, luego miró a su ex amigo quien miró a Isabella, luego ella se giró y se dirigió a la cocina con el rostro sonrojado.
Rody miró a Cameron quien mostró una sonrisa triunfante.
—Más te vale que sea rápido lo que tengas que decirle. —dijo Rody apretando sus dientes, por primera vez sentía que Cameron ganaría.
—Solo aclararé unas cosas con ella, es todo. —Cameron retiró el postre, puso sus codos sobre la mesa y descansó la barbilla entre sus
Cameron asintió en silencio, la música llenó el espacio, recordó que estaba en la limusina. Isabella tenía sus mejillas sonrojadas en un exquisito rosa pálido, sus labios rojizos e hinchados, las respiraciones de ambos se estaban estabilizando. —Quédate conmigo. —pidió Cameron. Isabella se apretujó al pecho de él. Y este respondió rodeándola por su cintura. —Mañana trabajo temprano, Beckett. —Cameron hizo un gesto con sus labios. —No necesitas trabajar. —dijo él, pero supo enseguida que había metido la pata. Isabella arqueó una ceja. — ¿No necesito trabajar? —Cameron bajó su mirada a los pechos de Isabella que estaban frente a él, sintió la necesidad de tocarlos, pero al ver la postura tensa de su cuerpo, se detuvo. —Quiero decir…—pero Isabella lo detuvo. —El hecho que esté contigo, aquí en tu limosina y haya pasado esto…—Isabella hizo una señalización discreta para ambos. —No quiere decir que dejaré de hacer lo que me apasiona
Isabella estaba en estado de shock, no recordaba absolutamente nada de…espera, las imágenes de la noche anterior la golpearon bruscamente, Cameron se alertó al verla así, bajó de la cama y se sentó sobre sus talones, alcanzó sus manos y las besó. Intentó controlar el momento. —Tranquila, tranquila, no te he obligado a nada, si es lo que estás pensando en estos momentos, el momento se dio y ambos estuvimos de acuerdo. —Isabella apenas podía creerlo, la imagen de ellos frente a un Elvis Presley de sacerdote, ellos dos sonriendo y dando el sí. —Esto realmente pasó. —dijo Isabella mirando hacia los ojos azules de Cameron, sus labios poco a poco se levantaron en una sonrisa brillante. Cameron realmente había hecho algo en su vida que realmente quería, nadie le puso una pistola, nadie lo había obligado, había salido el tema después de la cena en el evento, cerró los
El auto se estacionó frente a una casa grandísima, con un gran jardín con muchos árboles, entonces notó que eran frutales, Isabella se emocionó, les recordó a los árboles de la casa de su madre en México. —Te caerán bien. —susurró Cameron atrapando la mano de ella, dándole seguridad cuando vio su mirada. — ¿Qué diremos? Deja, ¿Y si descubren que…? —Cameron detuvo el paso a medio jardín, se volvió para darle la espalda a la casa, abrazó a Isabella, besó su frente, luego una mejilla y luego la otra, ella sonrió a sus cariños. —Tú tranquila. ¿Sí? —Isabella se relajó un poco. Torció sus labios y asintió. Cameron dejó otro beso. —Gracias. —susurró ella cuando rodeó su brazo con el suyo y empezaron a avanzar a la casa. Iban llegando a las escaleras de piedra rustica cuando la puerta se abrió tomándolos por sorpresa. Una mujer ya mayor con el cabello blanco, vestida sencilla y cómoda, abrió sus brazos para abrazar a Cameron, pero para su sorpr
"Te amo." Dos palabras salieron de la boca de Cameron. Isabella había palidecido al escuchar aquello, sus manos apretaron con fuerza la tela de su ropa, su corazón parecía una locomotora a toda velocidad. —Cameron...—él negó, la rodeó con ambas manos e intentó controlar los abrumadores sentimientos que salieron a la superficie sin previo aviso, ella se quedó recargada contra su pecho, mientras él acariciaba en silencio su espalda.
Isabella estaba aún sorprendida por el giro que había dado su vida en las últimas semanas, había dejado de trabajar en la prostitución, había cambiado su departamento con el de Rody, Stacey estaba más que emocionada por trabajar en algo que no sea dar sexo oral a hombres ricos, luego una boda en Las Vegas, que por el momento aún seguía sin entender como sucedió, se le había mencionado a Beckett acerca de terminar eso, pero él se negaba. Ella pensó que podría darse realmente una oportunidad con Cameron, que finalmente, quizás en un futuro estaban destinados a estar juntos, que lo carnal, pasó a algo más, a algo más íntimo y había algo que había cambiado: Isabella Montemayor se había enamorado hasta los huesos. <
Cameron estaba encerrado en su estudio, trabajando, pero la imagen de Isabella con sus labios entreabiertos al llegar a su orgasmo, no lo dejaba pensar y concentrarse. Su miembro se puso duro, tan duro que, si se acariciaba por encima de la tela de su pantalón de vestir, podría venirse y mancharse, así que negó, cerró sus ojos e intentó controlar sus pensamientos. —Cameron, contrólate. —se dijo a sí mismo. Escuchó desde su estudio el ruido de un motor de auto, Cameron se levantó a toda prisa desde su banquillo de madera, dedujo que Isabella, había llegado a casa. Al asomarse por la ventana, vio un auto gris metálico, que no era en el que su esposa se había ido, se quedó por un momento esperando a ver quién bajaba del auto deportivo de lujo, entonces la puerta se abrió y vio una silueta de mujer, cuando se retiró el sombrero que cubría su identidad, se dio cuenta de quién era: Su colega, Hanna Brook, mejor amiga de su ex prometida. Cameron estuvo a pun
Isabella habló con Stacey por la noche cuando ella salió del restaurante lo que Cameron había propuesto, estaba emocionada. Había enviado un chófer para recoger las pertenencias del departamento y esperar a la rubia para traerla a la casa que compartía ahora con Beckett. Sus manos estaban entrelazadas sobre su regazo, los retorció de los nervios, Cameron se dio cuenta de su estado, atrapó una mano de ella, se la llevó a sus labios y plantó un beso. —Tranquila, verás que las cosas mejorarán. —Isabella giró su rostro un poco a su derecha dónde estaba él sentado, le sonrió y asintió brevemente, se miró un momento en sus ojos azules. —Gracias por lo que estás haciendo, realmente es un gran gesto. —No quería comentarte por que aun te deslumbraba Rody, pero suele ser así, usar a su conveniencia situaciones, sacar provecho, luego desechar. Isabella bajó la mirada a sus manos entrelazadas ahora con una de Beckett. —Me di cuenta de eso. —Lo bue
Cameron salió de entre las piernas de Isabella, saboreando su elixir, ella tenía los labios entreabiertos, necesitaba aire para llevar a sus pulmones, Cameron al verla en ese estado, sonrió triunfante. —Espera…—dijo ella, luego se recargó con sus codos sobre la cama e intentó ver al hombre que se puso de pie frente a ella, mostrando toda su desnudez. —No quería perder tiempo. —anunció Cameron cuando comenzó a caminar por encima de su cuerpo, Isabella se dejó caer y esperó encontrarlo cara a cara, él comenzó a dejar besos