POV: MARÍA JOSÉ. Con unas pantuflas y un simple vestido blanco que marca mi pequeño vientre, paso a sentarme en el sofá junto a mi amiga, siempre viene en sus días libres y hasta pasa la noche conmigo. Mis padres como siempre andan trabajando, como no tienen más hijos tienen que hacerse cargo de su empresa ellos mismos, pero sé que lo disfrutan, se la pasan actuando como unos adolescentes recién enamorados. —Mira nada más, pronto ya no te servirán esos vestidos —comenta riendo. —. Es un alivio que estés mejor. Le dedico una sonrisa, tomo el control y enciendo la tele. “La policía está detrás de Dalia Osorio la supuesta asesina de Antonio González, quién trabajó por dos años en la empresa. Aún no se sabe nada con exactitud, pero la susodicha ha escapado”Nos giramos al mismo tiempo para mirarnos a los ojos, Carmen está boquiabierta igual que yo, volvemos nuestras vistas a la TV para seguir escuchando. “Antony González el hermano mayor, presentó cargos contra la susodicha pero no
POV: MARÍA JOSÉ. Verlo llorar de esa manera, estrujó mi corazón, nunca pensé que me dolería tanto ver su reacción al saber de mi embarazo, me siento mal por ocultárselo, pero ya no podía hacer nada. Quise con todas mis fuerzas levantarme y abrazarlo pero mi cuerpo no reaccionó. Él me mira incómodo por mi pregunta, nos da la espalda a ambas y hace una llamada. Carmen me ayuda a incorporarme, disculpándose por haberse exaltado. —Necesito que hagas algo por mí, la quiero por las buenas o por las malas —volteo a verlo al escuchar su tono. —. Al diablo con la policía, ya me harté. Miro a Carmen atónita, me paro de la cama con mucho esfuerzo, doy varias zancadas hasta llegar hacia él. —¿Qué estás haciendo?—lo interrogo halándolo de su saco. Él voltea a verme y la furia en sus ojos me provoca escalofríos. Le quito el celular antes de que dé esa estúpida orden. —Yo sé que estás molesto —empiezo. —. Pero no puedes actuar como ella, deja que la policía se encargue, no ensucies tus mano
Suena un poco no creíble pero conociendo a Dalia, sé que es capaz de eso y mucho más. Aunque Antony en ningún momento lo admitió, tampoco lo negó, y ahora lo entiendo, en ése entonces si me hubiera dicho que simplemente amaneció junto a ella no le creería de todos modos. —Cuando fuimos a su casa encontramos las acciones de la empresa, y hasta hoy no hay rastros de ella. —¿Cómo es que pudo escapar si la tenían vigilada?—Tiene su gente, no es la primera vez que hace algo así. —¿Tu crees que mandó a matar a Antonio porque él descubrió algo?—pregunto, sin levantar la cabeza de la almohada. —No, más bien pienso que es algo más, venganza, ambición —expresa pensativo. No me quiero ni imaginar lo duro que debió ser para él soportarla, fingir sabiendo todo eso de ella, pero aún no entiendo por que razón se quería deshacer de mí. Si le robaba, ¿para qué quería casarse con Antony? Para obtener más. ¿Antonio sabía algo cuando estuvo vivo?—¿Estás bien?—la voz de Antony me saca de mis pensa
Su semblante me dice que no se lo esperaba, junta sus pequeños labios en una línea. —Mi madre sugirió algo así pero… no podemos escapar de esto —farfulla, pasando su mano por su cabeza. —Mary —llamo. —. No estamos pensando sólo por nosotros, y no voy a estar tranquilo contigo en peligro. Cierra sus ojos suspirando y me da la espalda. —¿En serio no tienes idea de por qué ella está haciendo eso?—pregunta sin voltear a verme. —. Ella está muy dispuesta a hacerme daño con tal de que ustedes sufran. Me acerco y la abrazo por la espalda. —Eso no pasará —beso su cabeza. —. No tengo idea de por qué lo está haciendo, pero responderá por ello. Se gira entre mis brazos buscando mis ojos. —Esto es serio, Antony, yo no quiero alejarme de mi familia en momentos así, aunque me quiere a mí pero… —farfulla desesperada. —Cálmate —pido, atrayéndola a mí, y abrazándola fuertemente. —. Por favor, piensa en nuestro bebé, que de ahora en adelante debemos tomar decisiones acorde a su bienestar. Lib
Toma mi rostro entre sus manos y clava sus ojos en los míos. —Te prometo que no, sólo estaban intentado rastrear desde donde te llamó, ella tiene mucha influencia, y experiencia en esto, pero la van a encontrar. —Eso espero —suspiro. —Entonces ¿me has perdonado? —pregunta, de hecho ha sido muy paciente en cuanto a eso. —El hecho de que no lo haya dicho aún, no significa que no lo sienta, se supone que eres el principiante en esto y yo no puedo decir te amo por miedo —mis ojos se aguan. —. Miedo a que mi corazón quede herido nuevamente, cuando supe del tiroteo morí por un momento, y tengo más miedo porque quiero que mi bebé tenga a su papá. Mis lágrimas me traicionan, sus ojos le brillan mirándome, esa mirada, esa mirada que te dice: eres mi todo. Limpia mis mejillas con suavidad. —El premio es estar juntos, y yo no pienso darme por vencido —une su boca a la mía, besándome lentamente con paciencia. Le devuelvo el beso, con el alma, paso mi mano detrás de su cuello uniendo más n
Suspiro hondo sin saber que decirle. —¿Fue ella tu primera novia?—pregunta al ver que no digo nada. Se aleja poniendo espacio entre nosotros y se cruza de brazos. —. ¿No me digas que todavía la quieres? Parece que te afecta hablar de ello. Me mira con el ceño fruncido, un pequeño rubor se asoma en sus cachetes y siento ganas de reír de lo tierna que se ve. Retira unos mechones de su rostro revoloteados por el ligero viento. —Que menso eres —golpea mi pecho. —Hey, ¿no crees que esos son celos atrasados?—abre la boca sorprendida y no puedo evitar reírme de ello. —. Ya, nos conocimos en una fiesta, nos vimos en un bar donde me sedujo descaradamente sin disimular, nos entendíamos muy bien porque ambos estábamos afanados en lograr el éxito. —Supongo que también se entendían muy bien en la cama —replica haciendo una mueca. —¿Para qué mentirte?Arruga su frente con molestia. —Lo dices así nada más —reprocha. La atraigo hacia mí, tomándola de la cintura. —Era sólo eso, placer, nada m
—¿Dónde diablos estás? ¿Por qué mejor no te entregas?—miro sobre mi hombro para asegurarme de que Mary no haya venido tras de mí. —Lo haré cariño, lo haré, luego de terminar mi venganza. —Pero, ¿Qué carajos quieres mujer?—gruño entre dientes, quiero gritarle de todo pero no quiero llamar la atención de Mary. —. Pensé que éramos amigos, te hice mi socia y así me pagas. —Lo siento, pero en la vida de alguna u otra manera se pagan las cosas. —No juegues conmigo Dalia, espero que esos dos años hayan sido suficientes para que sepas de lo que soy capaz cuando me siento amenazado, atrévete a tocarle un solo pelo a mi esposa y te mato —amenazo, apretando el borde de la encimera con mi mano izquierda. —No eres capaz, aunque lo puedes lograr, Anto, fíjate que sin querer ella se interpuso, ahí estaba yo y te fuiste a casar con ella, yo también podría ayudar con la empresa, así no tendría que usarla para llevar a cabo mi dulce venganza, pobrecita, ahora resulta que la embarazaste —ríe sarcás
Bajo la mirada sin agachar la cabeza y me encuentro con sus bragas blancas. —Perdiste, de todos modos miraste —regreso mis ojos a los de ella, y la veo sacarse el vestido por su cabeza. La atraigo a mí tomándola de la cintura suavemente, atrapo sus labios inmediatamente que la tengo cerca, echo su cabello hacia atrás y desciendo mi mano a su cintura otra vez. Enreda sus dedos en mi cabello apretándolos con fuerza mientras nuestras bocas danzan a un ritmo de desespero, hambrientos del beso. Con una mano aparta su melena y regresa su mano a mi cuello. Desciende sus manos desesperada buscando sacarme la camiseta, alzo los brazos dándole la facilidad, lanza la camiseta por algún lado y rodea mi cuello con sus brazos volviendo a besarme pero con más desespero. Subo mis manos de su cintura a su espalda y desabrocho su sostén del mismo color que su bragas, retira sus brazos de mi cuello para terminar de quitárselo, miro sus pechos de un tamaño perfecto para su cuerpo, rozo mis labios so