Suspiro hondo sin saber que decirle. —¿Fue ella tu primera novia?—pregunta al ver que no digo nada. Se aleja poniendo espacio entre nosotros y se cruza de brazos. —. ¿No me digas que todavía la quieres? Parece que te afecta hablar de ello. Me mira con el ceño fruncido, un pequeño rubor se asoma en sus cachetes y siento ganas de reír de lo tierna que se ve. Retira unos mechones de su rostro revoloteados por el ligero viento. —Que menso eres —golpea mi pecho. —Hey, ¿no crees que esos son celos atrasados?—abre la boca sorprendida y no puedo evitar reírme de ello. —. Ya, nos conocimos en una fiesta, nos vimos en un bar donde me sedujo descaradamente sin disimular, nos entendíamos muy bien porque ambos estábamos afanados en lograr el éxito. —Supongo que también se entendían muy bien en la cama —replica haciendo una mueca. —¿Para qué mentirte?Arruga su frente con molestia. —Lo dices así nada más —reprocha. La atraigo hacia mí, tomándola de la cintura. —Era sólo eso, placer, nada m
—¿Dónde diablos estás? ¿Por qué mejor no te entregas?—miro sobre mi hombro para asegurarme de que Mary no haya venido tras de mí. —Lo haré cariño, lo haré, luego de terminar mi venganza. —Pero, ¿Qué carajos quieres mujer?—gruño entre dientes, quiero gritarle de todo pero no quiero llamar la atención de Mary. —. Pensé que éramos amigos, te hice mi socia y así me pagas. —Lo siento, pero en la vida de alguna u otra manera se pagan las cosas. —No juegues conmigo Dalia, espero que esos dos años hayan sido suficientes para que sepas de lo que soy capaz cuando me siento amenazado, atrévete a tocarle un solo pelo a mi esposa y te mato —amenazo, apretando el borde de la encimera con mi mano izquierda. —No eres capaz, aunque lo puedes lograr, Anto, fíjate que sin querer ella se interpuso, ahí estaba yo y te fuiste a casar con ella, yo también podría ayudar con la empresa, así no tendría que usarla para llevar a cabo mi dulce venganza, pobrecita, ahora resulta que la embarazaste —ríe sarcás
Bajo la mirada sin agachar la cabeza y me encuentro con sus bragas blancas. —Perdiste, de todos modos miraste —regreso mis ojos a los de ella, y la veo sacarse el vestido por su cabeza. La atraigo a mí tomándola de la cintura suavemente, atrapo sus labios inmediatamente que la tengo cerca, echo su cabello hacia atrás y desciendo mi mano a su cintura otra vez. Enreda sus dedos en mi cabello apretándolos con fuerza mientras nuestras bocas danzan a un ritmo de desespero, hambrientos del beso. Con una mano aparta su melena y regresa su mano a mi cuello. Desciende sus manos desesperada buscando sacarme la camiseta, alzo los brazos dándole la facilidad, lanza la camiseta por algún lado y rodea mi cuello con sus brazos volviendo a besarme pero con más desespero. Subo mis manos de su cintura a su espalda y desabrocho su sostén del mismo color que su bragas, retira sus brazos de mi cuello para terminar de quitárselo, miro sus pechos de un tamaño perfecto para su cuerpo, rozo mis labios so
Meses después. POV: ANTONY. Con el tiempo a pesar de no tener noticias de la desquiciada de Dalia, las pesadillas de Mary desaparecieron completamente, eso tenía preocupado a todos, la irregularidad de su presión y el peligro que corría tanto ella y el bebé. He tratado de mantener a flote el estar con ella y la empresa, la distancia es bastante y aunque Hugo me dijo que no pasaba nada con encargarse no quería dejarle todo, aunque parecía estar refugiándose en el trabajo por lo que sea que haya pasado entre él y Carmen. Paso mi mano por mi rostro frustrado, no soy de sentir corazonadas, cuando mi hermano murió fue un golpe fuerte, nadie se lo esperaba, pero él parecía sentirlo. —¿Viste a la chica que está reemplazando a Martha? Volteo para verla parada cerca del comedor apoyando una mano a éste. —No —contesto frunciendo el ceño. —. ¿Por qué?—Esa chica es tan rara, no parece estar acostumbrada a hacer ése tipo de trabajos —dice cruzándose de brazos. Me despego de la encimera y
POV: MARÍA JOSÉ. Ahora no sé ni qué hago aquí, mis pies no me dan para caminar y elegir, me he cansado de una, pero tengo una amiga tan buena, que yo sólo le señalo y ella compra, pero he decidido pararme. —¿Quieres probarte esto?—alza una lencería blanca hacia arriba. —¿Estás loca?—tapo mi boca riendo. —. De hecho podría comprar ropa interior, con éste vientre sólo puedo usar vestidos de viejas —ambas reímos a carcajadas. —Debes estar lista para cuando des a luz —me dice, subiendo y bajando sus cejas con picardía. —¿Y qué tal si tú te compras?—la señalo. —. Ni qué esperar a dar a luz, si estar embarazada me tiene encendida como una fogata, pero bien que tengo un río que me apaga completita —le guiño un ojo. Ella me mira con la boca abierta, literal que parecía una adolescente escuchando sobre el sexo. De repente veo un destello de deseo en sus ojos, achino los ojos mirándola acosadoramente. —Mmm, ¿Quién te viene a la mente?Bufa dándose la vuelta y empezando a buscar prendas.
—Con ella pondrá fin a ésta estúpida venganza…—¿Dónde está tu hermana? ¡¿Dónde está?!—la tomo de los hombros sacudiéndola. —¡No lo sé! Ella salió, aproveché y me fui de casa —contesta asustada. —¡Maldita sea! —me alejo dando pasos había atrás. Doy zancadas para abandonar la oficina pero me detengo a medio camino. —. Eso no es motivo suficiente para una venganza de tal atrocidad —volteo a verla. —. Hay algo más, dímelo, ¿Qué más da? ¡Me queda más que claro que mi hermano fue un bastardo en su juventud! Ella agacha la cabeza como si estuviera avergonzada. —Dos hermanas —empieza. —Engañadas por el mismo chico —digo con ironía. —. Ja, muy parecido a juegos de amor. Salgo de la oficina con el alma en la mano, saco mi teléfono de mi bolsillo para llamar a Mary, y pasa justo lo que me temía. «No contesta» Le marco a Carmen pero ella tampoco contesta, me desespero pero insisto llamando. —Antony—me llama Hugo y lo busco con la mirada. Desde la puerta de su oficina me hace señas de q
¿Dormir? Ni siquiera era posible pegar el ojo, ¿Cómo podría? ¿Cómo podría con mi esposa y mi hija en las manos de una psicópata? Una desquiciada con una estúpida sed de hacer sufrir a mi familia. Cayó la noche y seguíamos revisando los supuestos lugares posibles a los que nos llevó Emilia, a quién Hugo se llevó a su casa, no puedo tenerla cerca, me recuerda a su hermana y no es que tenga buenos deseos para su hermana. Acabo de salir del hospital con Carmen, fue un tanto incómodo ver como miraba a Emilia, sobre todo como Hugo se aprovechó de la ocasión, están de locos. Me pego de espaldas a la pared dejando el agua caer sobre mi piel, pidiendo perdón internamente por haberle fallado de esa manera. Debí acompañarla, pero me hice el loco ante mi corazonada. —Dios Antonio, ¿en qué diablos nos metiste?—golpeo la pared. —. Afortunada Mary de haberte conocido en el momento en que sentaste cabeza. Salgo del baño más enojado de lo que entré, nada puede relajarme, nada me quitará ésta angu
—Mi amor… —susurra. Dios, nunca me he sentido de esa manera, mi corazón se estruja al escuchar su voz, mis ojos pican y no hago nada para evitarlo. ¿Es posible amar de esa manera? Tan fuerte y profundamente. Me lanzo hacia ella para abrazarla. —Lo siento, lo siento —farfullo desesperado. Me alejo para desatar sus manos rápidamente, seguido sus pies. Cuando se libera me abraza fuertemente llorando. —Lo siento preciosa, lo siento tanto. —Lo sé todo —dice entre cortada, y yo me tenso. —. No te disculpes. Te amo. Me alejo y tomo su rostro entre mis manos. —No más. —Oh por Dios Antony tenemos que ir al hospital no siento a la bebé —dice entrando en pánico. —¿Qué?—Si dejo de sentirlo es grave —dice tocando mis manos desesperada. «Esto no»La tomo de la mano, y de prisa salimos del lugar, literalmente la arrastro detrás de mí, pero con cuidado, no quiero meterme en otro lío queriendo salir de otro. Caminamos cerca de las rejas ansiosos por llegar a la salida. —¡Antony!Volteo,