Me quedo sin palabra sin saber qué decir, no lo veo conveniente soltar la realidad de repente cuando él parece estar ilusionado, no puedo culparlo, claramente era su primera vez en esto de los “sentimientos” y no quiero decepcionarlo, no sé como pasé de querer fastidiarlo a no querer lastimarlo.¡Dios! ¿Tan así tenía que cambiar mi vida? Si alguien me preguntase como imaginaba mi vida hace varios meses atrás tenía la respuesta clara: casada con Antonio González, y luego de un año u dos, nuestro primer bebé, trabajar juntos y final feliz.Pero, sólo sueños. Sueños rotos, pero cosas mejores siempre vienen, supongo que eso tal vez sea Antony, evitaré recalcar que eso “bueno” es su hermano.—Te hice el desayuno.Regreso a la tierra al escuchar su tierna voz, ¿desde cuando usaba ése tono? Su tono de voz casi siempre era autoritario, bajito muchas veces, pero ronca.—¿Es en serio?—dejo salir de mis labios. —. Pensé que sólo sabías sentarte detrás de tu escritorio y teclear tu computador y…
—Creo que es mejor no provocarla, ella actuará de otra manera y no sabemos cómo, la considero muy peligrosa, Mary —dice Hugo, mientras pasea por la oficina. Frunzo el ceño confundida. —¿Por qué?—Si fue capaz de manipular los registros de la empresa ¿no crees que algo grande busca? —se detiene frente a mi escritorio. —Bueno tienes razón, ¿Qué propones?—Que le digas lo que descubriste a Antony —dice serio, dándome una mirada de que no hay otra opción. Eso no…—Hugo —murmuro no tan convencida. Tengo miedo de arruinar lo que recién estamos construyendo. —No importa como él actué, sólo ten presente que se lo has dicho y que al menos él levantará sospechas, pero sino le decimos ella estará en ventajas Suspiro hondamente, esto no me gusta, por alguna razón siento que esto sólo nos alejará cuando recién nos estamos uniendo. ¿Por qué de repente siento miedo de que él pueda lastimarme? ¿Por qué estoy temiendo perderle?—Lo intentaré —me paro de mi escritorio, y salgo de la oficina. “Di
POV: ANTONY.Su respiración se siente caliente contra mi piel, jugueteo con su oreja mientras ella duerme plácidamente, no quiero despertarla, tampoco tengo intenciones de hacerlo.En silencio la retiro encima de mí, y así mismo continuo, en silencio hasta abandonar la habitación.Saliendo de la casa veo la camioneta de los de seguridad, y aliviado me voy a la empresa. Espero que no se le ocurra ir a la empresa que sino la desperté es para que se quede en casa.—¿Dónde está tu noviecita? —pregunta Dalia colocando sus manos sobre el respaldo de mi asiento.—Pobrecita, se acostumbrará —ríe divertida.Giro para mirarla mal.—Dalia —regaño.—¿Qué?—pregunta haciéndose la inocente. —. ¿Acaso te sacias siendo ella primeriza? Ya tranquilo —alza las manos. —. ¿No vendrá a trabajar?—No —niego, girando nuevamente hacia el ordenador. Es una pregunta muy estúpida, con ella siento cosas que nunca he sentido, y aparte de un placer carnal, siento gran placer con sólo verla debajo de mí, gimiendo, re
El sangrado de su frente no se detiene, la herida no se ve nada bien y tengo miedo de las consecuencias. —¡¿Dónde diablos está la ambulancia?! Llamen al doctor Martínez —ordeno hecho una furia, ella no despierta, esto me desespera, vuelvo a tomar el botiquín para ponerle alcohol debajo de la nariz nuevamente. —. Vamos, despierta por favor, vamos preciosa —suplico acariciando su cabello de forma hacia atrás. Un chillido me hace dar un respingo, miro su rostro y veo la expresión de dolor en ello. —Preciosa —murmuro, tocando su frente con delicadeza, ella suelta otro chillido y me obligo a alejar mi mano. —. Ya viene el doctor, estarás bien, descuida. —No quiero que nadie me toque —dice con dificultad. —. Me duele mucho la cabeza —su tono es casi inaudible, un susurro adolorido. Parpadea varias veces como si aún no pudiera verme bien. —Voy a curarte —le digo, ayudándola a incorporarse. El abierto en su fino vestido deja ver su muslo arañado, me acomodo sobre la cama, y limpio la sa
POV: MARÍA JOSÉ. —Veo que no piensas cambiar de idea, ten claro que si tengo que secuestrarte en tu propia casa para protegerte, lo haré. Fue lo último que dijo, antes de abandonar molesto la habitación. Tengo miedo, es imposible no tenerlo cuando sabes que alguien quiere atacar contra tu vida, pero yo no pienso esconderme a esperar a que lo encuentren o que me mate. […]—Yo creo que Antony tiene razón —comenta tomándose un sorbo de su café. Estamos reunidas en el café de siempre, con cuatro hombres de seguridad, Antony se está pasando. Junto ambas manos debajo de mi barbilla observando desde mi lugar la entrada del restaurante. —Tal vez —murmuro. —¿Y la tal Dalia?—pregunta. Hago una mueca de disgusto. —De ella no tengo sospechas, o sea ella quiere a Antony, y su dinero pero matar a su hermano, es demasiado, no lo creo porque eso la alejaría de Antony —le contesto sin mirarla. —Uno nunca sabe, tal vez su ambición es tan alta que quería deshacer de el hermano para que el otr
POV: MARÍA JOSÉ. Aunque no era la manera, no me arrepiento de haberle pegado esa cachetada. Ahora resulta que Antony no le dijo nada, aunque puede ser que ella vio los documentos y él no llegó a verlos. A diferencia de él, pienso demostrarle que si yo creo en él, así tal vez me gane su confianza. No puedo culparlo, él pasó casi toda su vida viviendo de una manera, y yo no puedo venir a cambiarlo de golpe. Me siento muy aliviada ya que la prueba salió negativa y no tuve que contarle nada a Antony. La semana pasada habían arrestado a alguien pero no era el asesino, aún así siento que el caso está avanzando. Dalia me ha culpado porque Antony está molesto con ella, la verdad no es algo que me preocupe. Después de todo, dudo que vuelva a querer sacarme de mis casillas. Entro al restaurante mientras hablo por teléfono con Antony. —¿Ya llegaste?—pregunta. —Sí. —Supongo que no ha llegado. Miro detrás de mí para confirmar. —No, pero no ha de tardar —tomo asiento sobre una mesa cerc
POV: ANTONY. Sigilosamente me despegue de su cuerpo, todo su cuerpo decía que no estaba bien, y además lo sentía, su respiración estuvo agitada por un buen tiempo, y estuvo removiéndose toda la noche. Decidí no despertarla porque suponía que estaba mal, siempre despertaba temprano, si no lo hacía era porque no estaba bien, al menos eso suponía ésta mañana. Revisando documentos que tomé ésta mañana en mi oficina, me encuentro con una hoja que inmediatamente que la vi supe que era, registros. Frunzo el ceño al leer el nombre de Dalia ahí subrayada en rojo, ruedo la silla hasta mi escritorio nuevamente y anoto la fecha para asegurarme de que no es nada falsificado. Y aparece exactamente como en el papel, en ninguna de esas fechas se hizo compra, ¿Por qué están registradas? Guardo los papeles en el cajón de mi escritorio y llamo a mi asistente. Ella entra apresurada, parece tener mucho trabajo y sé la razón, pues Mary no está, y ella suele encargarse hasta de lo que no es su trabajo
POV: MARÍA JOSÉ.Me cuesta mover mi cuerpo, mi cabeza amenaza con explotar si me muevo, quiero chillar pero siento como si no hubiese despertado aún. Abro los ojos después de varios párpados pesados, cierro los ojos y los vuelvo a abrir para acostumbrarme.Mi cintura duele como si un camión me hubiera aplastado, pero… ¿Por qué me siento así? Si parece que simplemente sufrí un desmayo, ¿Por qué me duele tanto el cuerpo?—Oh Dios —chillo mentalmente.Giro de lado, y mis ojos caen sobre la figura de un hombre sentado de pies cruzados a la par de mi mesita de noche, mirando hacia un punto fijo en frente mientras mantiene un dedo debajo de su barbilla.Se ve sexy pensativo.Agacho la mirada al percibir que pretendía voltearse.—¿Estás bien?No le contesto, siento su peso sobre la cama y levanto la mirada. Estamos a un centímetro de que nuestros cuerpos se rocen, él no se hace esperar y rodea mis hombros.—Lo siento, pero dijiste que la presión no causaba desmayos —reprocha, mirándome preoc