POV: ANTONY. Como un tatuaje su aroma se ha plasmado en mí, aún siento el calor de su cuerpo sobre el mío. Es como si el fantasma de su cuerpo se hubiera quedado conmigo. Fue una noche única, estaba que desbordaba de amor, pero verla llorar al despertar fue un golpe muy bajo. No es que no me afecte el hecho de tener sentimientos por la que fue novia de mi hermano, pero prefiero ser yo quien la conquiste que a vivir con que alguien más la tenga y pueda lastimarla. Además, cumplir mi promesa se me hará más fácil ¿No?No sé que ella siente por mí, y ése es mi mayor temor, pero eso no me detendrá, esto que siento tiene más control que yo mismo sobre mí mismo, suena enredado, pero así es. Hago cosas que en su momento podría haber dicho que jamás haría, pero actúo acorde a mis sentimientos, esa es la diferencia. Ahora mismo ella debe estar de camino pues había ido con sus padres. Termino de hablar con mi madre, y dejo el celular sobre la mesa para concentrarme nuevamente. Escucho el ru
POV: MARÍA JOSÉ. ¿Por qué me sentí amada si en mi mente estaba otro? ¿Por qué me siento marcada por él? Me siento suya. Pero mi mente quiere a otro, otro que ni siquiera vive. ¿Es eso normal? Sobre todo mi piel desea su tacto, me hizo sentir cosas que jamás sentí, y lo más irónico, me hizo esas cosas que deseé hacer con su hermano. Me hizo mujer, y yo me entregué a él, una parte de mí lo acepta, otra parte de mí me recrimina. Lloro porque él no merece esto, él no merece que su primera vez en enamorarse sea de ésta forma, que a quien quiere esté pensando en otro, que yo no sepa lo que quiero, él me declaró su amor, que por primera vez se enamora y se lastimaba. “—Nunca me había enamorado, y ahora que pasa me lastima.”Hundo mi cabeza en la almohada ahogando mis sollozos. ¿Por qué el amor tiene que doler tanto, ser tan complicado? Se siente como un triángulo amoroso cuando uno está muerto. El sonido de las olas de la playa me acompañan, pequeños vientos atraviesan las ventanas pero
POV: MARÍA JOSÉ. Sonrío con ganas de llorar al mis ojos encontrarse con los de ella, abre sus brazos y avanzo para dejarme envolver por ella. Nos quedamos abrazadas por largo rato, haciéndome la idea de que ella está aquí y que todo está bien. Me alejo un poquito sólo para verla a los ojos, y veo en sus ojos grises dos posos. —Me diste un gran susto —murmuro entre cortada. Paso mis dedos debajo de sus mejillas limpiando sus lágrimas. —Tranquila cariño —posa sus manos sobre las mías en su rostro. —. Estoy bien. —No me volveré a ir, lo prometo —lloro de sólo pensar en que pudo haber pasado algo peor. —¿Por qué no eres feliz?—pregunta. Frunzo el ceño confundida, ¿Por qué ella me hacía esa pregunta? La misma pregunta de mi pesadilla. ¿Por qué no soy feliz? La razón es obvia pero… La felicidad no depende de nada ni nadie, según he aprendido, viendo lo bien, todo parece resumirse que mi felicidad era él, pero donde queda mi felicidad propia, tal vez la perdí. —Soy feliz —so
Me quedo sin palabra sin saber qué decir, no lo veo conveniente soltar la realidad de repente cuando él parece estar ilusionado, no puedo culparlo, claramente era su primera vez en esto de los “sentimientos” y no quiero decepcionarlo, no sé como pasé de querer fastidiarlo a no querer lastimarlo.¡Dios! ¿Tan así tenía que cambiar mi vida? Si alguien me preguntase como imaginaba mi vida hace varios meses atrás tenía la respuesta clara: casada con Antonio González, y luego de un año u dos, nuestro primer bebé, trabajar juntos y final feliz.Pero, sólo sueños. Sueños rotos, pero cosas mejores siempre vienen, supongo que eso tal vez sea Antony, evitaré recalcar que eso “bueno” es su hermano.—Te hice el desayuno.Regreso a la tierra al escuchar su tierna voz, ¿desde cuando usaba ése tono? Su tono de voz casi siempre era autoritario, bajito muchas veces, pero ronca.—¿Es en serio?—dejo salir de mis labios. —. Pensé que sólo sabías sentarte detrás de tu escritorio y teclear tu computador y…
—Creo que es mejor no provocarla, ella actuará de otra manera y no sabemos cómo, la considero muy peligrosa, Mary —dice Hugo, mientras pasea por la oficina. Frunzo el ceño confundida. —¿Por qué?—Si fue capaz de manipular los registros de la empresa ¿no crees que algo grande busca? —se detiene frente a mi escritorio. —Bueno tienes razón, ¿Qué propones?—Que le digas lo que descubriste a Antony —dice serio, dándome una mirada de que no hay otra opción. Eso no…—Hugo —murmuro no tan convencida. Tengo miedo de arruinar lo que recién estamos construyendo. —No importa como él actué, sólo ten presente que se lo has dicho y que al menos él levantará sospechas, pero sino le decimos ella estará en ventajas Suspiro hondamente, esto no me gusta, por alguna razón siento que esto sólo nos alejará cuando recién nos estamos uniendo. ¿Por qué de repente siento miedo de que él pueda lastimarme? ¿Por qué estoy temiendo perderle?—Lo intentaré —me paro de mi escritorio, y salgo de la oficina. “Di
POV: ANTONY.Su respiración se siente caliente contra mi piel, jugueteo con su oreja mientras ella duerme plácidamente, no quiero despertarla, tampoco tengo intenciones de hacerlo.En silencio la retiro encima de mí, y así mismo continuo, en silencio hasta abandonar la habitación.Saliendo de la casa veo la camioneta de los de seguridad, y aliviado me voy a la empresa. Espero que no se le ocurra ir a la empresa que sino la desperté es para que se quede en casa.—¿Dónde está tu noviecita? —pregunta Dalia colocando sus manos sobre el respaldo de mi asiento.—Pobrecita, se acostumbrará —ríe divertida.Giro para mirarla mal.—Dalia —regaño.—¿Qué?—pregunta haciéndose la inocente. —. ¿Acaso te sacias siendo ella primeriza? Ya tranquilo —alza las manos. —. ¿No vendrá a trabajar?—No —niego, girando nuevamente hacia el ordenador. Es una pregunta muy estúpida, con ella siento cosas que nunca he sentido, y aparte de un placer carnal, siento gran placer con sólo verla debajo de mí, gimiendo, re
El sangrado de su frente no se detiene, la herida no se ve nada bien y tengo miedo de las consecuencias. —¡¿Dónde diablos está la ambulancia?! Llamen al doctor Martínez —ordeno hecho una furia, ella no despierta, esto me desespera, vuelvo a tomar el botiquín para ponerle alcohol debajo de la nariz nuevamente. —. Vamos, despierta por favor, vamos preciosa —suplico acariciando su cabello de forma hacia atrás. Un chillido me hace dar un respingo, miro su rostro y veo la expresión de dolor en ello. —Preciosa —murmuro, tocando su frente con delicadeza, ella suelta otro chillido y me obligo a alejar mi mano. —. Ya viene el doctor, estarás bien, descuida. —No quiero que nadie me toque —dice con dificultad. —. Me duele mucho la cabeza —su tono es casi inaudible, un susurro adolorido. Parpadea varias veces como si aún no pudiera verme bien. —Voy a curarte —le digo, ayudándola a incorporarse. El abierto en su fino vestido deja ver su muslo arañado, me acomodo sobre la cama, y limpio la sa
POV: MARÍA JOSÉ. —Veo que no piensas cambiar de idea, ten claro que si tengo que secuestrarte en tu propia casa para protegerte, lo haré. Fue lo último que dijo, antes de abandonar molesto la habitación. Tengo miedo, es imposible no tenerlo cuando sabes que alguien quiere atacar contra tu vida, pero yo no pienso esconderme a esperar a que lo encuentren o que me mate. […]—Yo creo que Antony tiene razón —comenta tomándose un sorbo de su café. Estamos reunidas en el café de siempre, con cuatro hombres de seguridad, Antony se está pasando. Junto ambas manos debajo de mi barbilla observando desde mi lugar la entrada del restaurante. —Tal vez —murmuro. —¿Y la tal Dalia?—pregunta. Hago una mueca de disgusto. —De ella no tengo sospechas, o sea ella quiere a Antony, y su dinero pero matar a su hermano, es demasiado, no lo creo porque eso la alejaría de Antony —le contesto sin mirarla. —Uno nunca sabe, tal vez su ambición es tan alta que quería deshacer de el hermano para que el otr