POV: ANTONY. Jamás había planeado tener una familia, casarme ni nada por el estilo, pues siempre estaba exclusivamente para la empresa, y extrañamente estoy empezando a sentir la necesidad de hacer mi vida, irónicamente luego de haberme casado con ella. Ahora que es imposible empiezo a soñar con eso. Tengo veintisiete años, y la muerte de mi hermano me ha hecho sentir que debo disfrutar mi vida al máximo, y no dejar las cosas que puedo hacer hoy para mañana. Han pasado tan sólo dos semanas desde la boda, y la melodía de mis noches ha sido escucharla llorar. Lo único que ha hecho es decirme que no le gusta la idea de tener un guardaespaldas a todos lados pero usé mis trucos de convención, aunque a regañadientes aceptó. Era más que claro que ella era una mujer muy difícil de doblegar. —Ya no sé que hacer mamá, siento que ahora está peor, se la pasa llorando todas las noches. Llevo tiempo quejándome con mi madre por todo, pues le dije que ser esposo no era lo mío y yo no pedí casa
POV: MARÍA JOSÉ. Sabía que había despertado a una abeja de su panal pero me importaba un rábano. Por extraña razón siento que ella tiene algo que ver, y además de estar investigando sobre la muerte de Antonio me he tomado muy en serio lo de la empresa. He conseguido el número de a quién se le compró toda esa mercancía, Dalia negó rotundamente que no había sido ella quien las solicitó pero voy a desmentirla. Toco la puerta de su oficina y luego de tener su aprobación entro, ella está parada a su lado, casi ni se le despega. Pongo el teléfono sobre su escritorio, y miro a la bronceada. —¿No que no tenías idea de quién solicitó toda esa mercancía? —He solicitado muchas cosas, lo olvidé… —farfulla nerviosa. —. Antony yo… —Desde que has venido te la pasas buscando como provocar a Dalia, deja de buscar ir en su contra, no voy a despedirla si es lo que quieres lograr, querías estar aquí, bien, eres libre de estarlo. La respuesta de Antony es como una bofetada para mí, estoy buscando
POV: MARÍA JOSÉ. Cuándo su recuerdo venía a mi mente, una terrible tristeza me invadía, y no podía evitar sentirme fría, como si nada importara. Tal vez en su momento por el dolor actuaba con rudeza, pero hay una parte que te duele tanto que simplemente te vuelves fría. —¿Y?—le pregunto a Carmen. Estamos de camino a casa, no sé nada de Antony, el chofer que me lleva a todas partes me preguntó si quería irme, y la verdad no veía porque seguir ahí. Todo había sido un éxito. —No sé, quiere una cita —responde tímidamente formando puños sobre sus piernas. La miro atenta esperando que me diga si aceptara o no. —Lo pensaré, tampoco hay que parecer interesada —me mira de reojo. Suelto una pequeña carcajada porque eso se lo enseñé yo, y ahora está usando mis palabras para justificarse. —Bien, bien. Ella es la primera en llegar a su casa, cuando llego a la mía el sentimiento de soledad me embarga, me hubiera gustado haberme ido con mis padres, al menos estaría acompañada. Sé que no es
POV: MARÍA JOSÉ. No entiendo porque insiste en darme una explicación, pero me limito a escucharlo. —Me encontraba frustrado, me pasé de tragos y amanecí junto a ella, pero no volverá a pasar. Dudo por unos segundos si soltar la pregunta que tengo molestándome en la punta de mi lengua. Me decido por soltarlo. —¿Y si queda embarazada?Él abre los ojos sorprendido por mi pregunta pero niega con la cabeza rápidamente. —Imposible, me encargué de eso —farfulla con seguridad. —¿No quieres tener hijos?—pregunto frunciendo el ceño. —No —contesta de golpe. —. Es que, debería tenerlo contigo claramente…—Entiendo —lo interrumpo. —. Opino que deberías relajarte, tal vez tomar unas vacaciones, estás muy estresado, lo de Antonio, la empresa, yo estoy tratando de juntar los trozos de mi corazón, él no volverá, y deberé hacer mi vida, tarde o temprano, me duela o no —le hablo mientras lo miro fijamente a los ojos. —Espero poder superar ésta etapa rápido, no soy de sentirme así —aparta la mir
POV: MARÍA JOSÉ. Siento el frío del suelo, al mis rodillas hacer contacto con ello. Él sigue aferrado a mis brazos llorando sin parar, nunca creí que vería al hombre serio y un poco frío tan vulnerable, llorando como un niño entre mis brazos, y no puedo evitar sentirme terriblemente mal. —Era mi único hermano…Sí, eso sí era doloroso, yo no tengo hermanos pero siempre quise tener uno. —Siempre estará en nuestros corazones, vive ahí —susurro acariciando su cabeza. Se siente tan raro ver a un hombre llorar así, sobre todo a él, que se ha mantenido firme, y sé que lo ha hecho por sus padres, y en ocasiones también por mí. Se aleja, y me mira a los ojos, toca mis mejillas y seca mis lágrimas. —Lo siento —su voz sale en un ronco murmullo muy bajito. Le sonrío. —No tienes que disculparte. Poco a poco con el tiempo que tenemos juntos, he ido conociéndolo a fondo, esa faceta tan dura que había utilizado en el primer día del suceso nunca apareció, no sé como pudo creer que yo tenía la
Sigilosamente salgo de la oficina, no tuve tiempo a revisar nada, pero no será la primera ni la última que entre, no hasta encontrar algo. —¿Cómo vas? Se te tiene que hacer fácil, ya te he dicho lo que le gusta y lo que no —replico pasando a tomar mi asiento. —Eso no quita que tu amiga sea muy difícil, ten —me extiende el CD forrado por algo plástico transparente. —Ves que te estoy ayudando, la lastimas y conocerás a la verdadera María José —alza las manos, y me río. —. No pude averiguar nada —digo, con voz desanimada. —No te preocupes, me tienes de tu lado. Abro la boca para decir algo pero en eso entra mi querido esposo, de hecho nunca quise intentar verlo con otros ojos, a parte de verlo como un arrogante, pero sobre todo como el hermano del amor de mi vida, que sobra decir que ya no está. —Vamos —ordena, de mala gana como si tuviera la culpa de cualquier cosa que le haya pasado. —E…—Es tarde, déjalo para mañana, anda —me interrumpe, me indica la puerta con la cabeza y no e
V: ANTONY. No cabe duda de que la muerte de mi hermano fue planeado, y que ahora aparte de mi familia, Mary también está en peligro. ¿Por qué? ¿Qué mal había hecho mi hermano? Que yo sepa nunca hemos tenido conflictos con nadie, aunque como empresa seamos una competencia para muchos otros, nunca ha habido señales de amenazas. —Adivina quién invitó a salir a tu esposa —la irritante voz de Hugo, que es lo último que quisiera escuchar, me saca de mis pensamientos. —¿Crees que estoy para esas cosas?—respondo seco. —Deja de sentirte seguro sólo porque han quedado en no salir con nadie, hasta donde veo, se lleva muy bien con el detective, además él no la ve com…—Ya —alzo las manos no más arriba de mis hombros. —. ¿Qué quieres que haga? Ella ama a mi hermano muerto, y yo prefiero no dejar crecer esto que siento. —Solo bésala —hace ademán con las manos mientras avanza hacia mi escritorio. —. Deja que tus labios le digan de lo que estás tratando de huir, déjate sentir —expresa, fingiendo
POV: MARÍA JOSÉ. Empujo la puerta, y me adentro a la oficina, no es que sea mal educada pero simplemente no veo razón ni tengo ganas de tocar. —Yo no sé, pero o la pones en su lugar o lo hago yo —exclamo inmediatamente que piso su oficina. —. No sé si ya no te vino con el chisme y me vale un rábano, fue a mi oficina a marcar su territorio como si estuviera segura de que hay algo entre nosotros cuando sabe como son las cosas, me insulta con qué me he tirado a ambos hermanos uno detrás de otro, recuerda que te dije que me quedaría contigo si se pasaba de…Calla mis labios, pero no un simple callar, calla mis labios con los suyos. O sea que me está besando, sus manos acunan mi rostro mientras sus labios se mueven sobre los míos pero yo estoy frisada. Llevo ambas manos a sus hombros para empujarlo pero decido quedarme con el platillo, aunque sea sólo para molestar a Dalia. Eso no es tan malo o ¿sí? Dejo mis manos sobre sus hombros y le sigo el beso, sus labios saben al mismísimo café,