POV: MARÍA JOSÉ
Dicen que el amor llega cuando menos te lo esperas, no puedo negarme a esa afirmación, soy testigo de ello. ¿Han sentido eso de conocer a su media naranja? En el momento menos esperado, pero sobre todo sentir el amor puro recorrer cada esquina de tu piel, y estar segura de que esa persona siente lo mismo.
Su nombre es Antonio, ay es todo lo que no pedí, pero suficiente para mí.
Nadie sabe sobre nuestra relación de dos años, recién cumplidos, y mantenerlo oculto ha sido sencillo, menos por la parte pública, pues él es una figura pública, y mi familia igual.
Él, sólo vino a acompañarme, a ser mi compañero de aventuras, antes era feliz sólo que ahora lo soy más, él, lo ha completado, porque como persona, soy mía, luego de él.
—Deja de pensar en él —gruñe Carmen.
Sigo dándole vueltas a la cucharita en mi tasa de té mientras miro por la ventana del restaurante. Es mi lugar favorito, siempre que vengo aquí reservo ésta mesa.
—Es imposible —respondo con la mirada perdida. —. Más si estamos aquí.
—Ni siquiera te has acostado con él, ¿estás segura de que te quiere? Porque eso es increíble, debe de estar viendo a otras chicas.
Aparto la mirada para ponerla en ella.
—Eres testigo del tiempo que llevamos juntos, ¿por qué dudas? No voy a negar que le pedí que saliera con alguien mientras yo estaba tomando las clases de idioma en Estados Unidos, pero…
—Pero nada, él simplemente te ama —inclina su mano y permito que toque la mía. —. Esas cosas ya no se ven hoy en día.
Sonrío como si estuviera recién enamorada.
—Estamos esperando al matrimonio, le dije que ya estaba dispuesta a decirle a mis padres, éste sábado en la noche —meneo la cabeza de la emoción.
—Al fin, eso es bueno.
—Sabes que por mi partida fue interrumpida la propuesta, pero ahora ya nada nos impide estar juntos.
Miro los ojos cafés de mi amiga quién me sonríe con ternura, detrás de esa mirada sé que hay algo más.
—Llegará la persona correcta —le aseguro. —. Mira, yo estuve años de solterona, después de ése horrendo novio que tuve.
—Sólo porque no paraba de querer llevarte a la cama —comenta riendo.
—¿Quién en su sano juicio ya quiere que seas su esposa a los tres meses? Dios, la vida es corta pero no es para tanto.
Seguimos charlando por largo rato, me alejo un momento al recibir la llamada tan esperada de mi amado.
—Te estaba esperando —reprocho.
—Lo siento cariño, mañana temprano nos vemos y el sábado estaré en tu casa para pedir tu mano como se debe —río de sólo pensarlo.
Llevo un dedo a mis labios mordiéndolo.
—Recién le diremos sobre nuestro noviazgo, no puedes pedir mi mano ése mismo día.
—Eso no tiene nada de malo, además nuestros padres son amigos, lo aceptarán, ¿acaso no es suficiente con que te amo?
—Sólo con que convenzas a mi padre.
—Haré todo con tal de tenerte como mi esposa, nos vemos preciosa.
—Chao.
Me manda varios besos, y sonriendo como boba guardo el celular en mi bolsillo. Camino de regreso hacia la mesa y le informo a Carmen que nos vamos.
—¿Qué pasó?
—Un imprevisto —le contesto, mientras subimos al auto.
El chofer pone el auto en marcha inmediatamente que subimos. En el transcurso del camino ella se concentra en su celular y yo me dedico a mirar por la ventanilla del auto.
Es tan lindo volver a estar en casa después de todo, había sido todo un año, aunque él me había visitado tres veces y hablábamos por teléfono, pero no era lo mismo, además mi familia sólo los pude ver una vez.
Toco el collar donde tengo el anillo que me regaló sonriendo, ¿Cómo es que con dos años sigo así de embobada?
—Oye, María José —siento los dedos de Carmen en mi brazo.
Me acerco a ella, alejándome de la ventanilla.
—¿Qué pasa?
Me muestra la pantalla de su celular, otro rumor, Antonio saliendo de un hotel con una cantante. No me sorprende, al principio tuvimos muchos problemas por esos rumores, pero luego fui tomando las cosas con calma.
Ruedo los ojos.
—No me sorprende, lo tienen en la mira.
—Tal vez ése sea el imprevisto —ella aparta su celular y sigue deslizando, me quedo atenta a su lado para ver si hay algo nuevo. —. Wow parece tener una entrevista, que rápido viajan las noticias.
Al menos no me mintió, ha sido un imprevisto. «Cálmate María, sólo es uno de esos rumores de siempre, ése hombre es tuyo, no dudes. »
—Lee la descripción —le ordeno a Carmen, y ella lo hace.
“¡Antonio González y su nueva conquista! Esto es una sorpresa para los fans, ya no hay sospechas de María José, pues la captaron saliendo juntos de un restaurante. “
Esto… está potente.
¿Nos vieron? ¡Nos pillaron!
Pero gracias a éste nuevo rumor nos salvamos por un pelo, aunque ¿Qué rayos hacía Antonio en un hotel con esa?
Saco mi celular de mi bolsillo para escribirle, no quiero interrumpirlo marcándole.
Yo: ¿Qué rayos es todo eso en las redes?
El mensaje sólo tiene un palito por lo que apago la pantalla, no contestará ahora. En todo el camino a casa escucho a Carmen murmurar cosas sobre un vídeo que está viendo, después de haber visto ese post ya no tengo el mismo ánimo, no me gusta todo esto, siempre es el mismo Show.
Aunque tengo parte de la culpa, pues, él me había pedido hacerlo público, pero le pedí que fuera después que viniera de los Estados Unidos. Me pareció lo más sensato.
—¿Qué te dijo?—me pregunta sin mirarme.
—No ha contestado.
La miro viendo lo concentrada que está en su teléfono, es flaca, es una pequeña traviesa, tiene veinte años, está estudiando medicina, es hermosa y muy tierna, más por su estatura.
Sólo le llevo tres años. Pero nos llevamos como si fuéramos de la misma edad, aunque siempre habrá diferencias.
—Hemos llegado —le digo, bajo del auto antes de que el chofer me abra la puerta, papá cambió a mi chofer favorito, éste recién se acostumbra a mí, pues son sólo cinco meses de mi regreso oficial.
—Hogar dulce hogar —dice colocándose a mi lado.
El zumbido de mi celular hace que me detenga, lo saco de mi bolsillo esperando que sea un mensaje de él. Y así es.
Él: Quería resolverlo antes de que te enterarás, te lo explicaré mañana. Te amo.
Le contesto un simple está bien. Y continuo avanzado para entrar a casa.
—¿Qué dijo?—pregunta Carmen caminando a la par mía.
—Me lo explicará mañana —giro para mirarla. —. Ya sé, una razón lógica.
Ella sonríe.
Dudo muchísimo que Antonio se atreviera a hacerme algo así, sino lo hizo en mi ausencia ¿por qué ahora? Confío en él, de todos modos mañana sabré que pasó. No me torturo más.
POV: MARÍA JOSÉ.La bocina suena, y me paro inmediatamente, acomodo mi vestido negro y salgo de casa. Mis padres no están, pero ya le había avisado a mi madre que saldría, aunque ya soy toda una adulta, no me gusta tener que preocuparlos.—Buen día, Manuel —saludo al chofer de mi novio sonriendo.—Buen día señorita —contesta formalmente abriendo la puerta del jeep.Subo y me acomodo, sé que el viaje será un poquito largo, pues su casa cerca de la playa queda a una hora de la mía. Es nuestro lugar de encuentro, ahí no tenemos que preocuparnos por los reporteros.Ignoro sus mensajes y me concentro en un vídeo de maquillaje, espero que papá no me esté necesitando en la oficina, tuve suficientes vaca
Me quedo perpleja, mañana es viernes, y no es como que el sábado estuviera tan lejos.Parpadeo varias veces, sin dejar de clavarle mis ojos.—¿Estás listo?Suspira, regresa hacia el sofá y se sienta a mi lado.Toma mis manos atrayéndome a él.—Como nunca antes, sé que estás asustada, temes su reacción pero peor es dejar que pase más tiempo.Tiene razón.Pero…Pero, ¡tengo miedo! No me quiero ni imaginar el hecho de que me quieran separar de él. Muero.—Tienes razón —toco su mejilla. —. Pero tengo mucho miedo, yo estoy dispuesta a renunciar al resto con tal de estar contigo. 
POV: Antonio.Miro a las tres personas que tengo en frente esperando que me digan lo que tienen que decir. Mi hermano está al lado de mi padre, como siempre la mano derecha de la familia.A sus veintisiete no ha hecho más que trabajar afanadamente y divertirse cuando le da la gana.—Tú eres la solución, Antonio —empieza mi padre.—¿Cómo?—pregunto confundido.—Te tienes que casar.Si no estuviera mirando a mi padre fijamente a los ojos, me hubiese estallado a carcajadas, pero su expresión es muy seria.—Ni de bromas —aclaro. Por nada del mundo me casaría con alguien que no sea María José, mucho menos tendría el valor de lastimarla de esa manera, es mi tesoro má
POV: MARÍA JOSÉ.A regañadientes accedo a ayudar a mi madre con la supuesta cena, por mí, podrían cancelarla. No he visto a papá en todo el día, no hasta que nos topamos en la sala, él intenta darme una explicación pero no se la recibo.Estoy muy resentida.No me pienso casar, al menos con nadie que no sea Antonio.No quiero salir de la cocina, pues según oí, ya llegaron, pero debo entregarles estos bocadillos a mi madre, después de tanto pensarlo salgo de la cocina,Lo hago rápido porque no quiero tener que saludar, no sé si pueda controlar mi rabia. Miro hacia la sala para asegurarme de que están atentos a otra cosa pero mis ojos se encuentran con los azules claros de Antonio.Me quedo perpleja, quiero ha
Mi padre aún no dice palabra alguna, y eso me aterra. Mi madre me mira fijamente con asombro, niega con la cabeza como si quisiera borrar algo de su mente.—No van a decir nada —comento al no obtener más que suspiros departe de ellos.—¿Por qué?—pregunta mi madre frunciendo el ceño.—Tenía miedo mamá…—¿Miedo de nosotros?—indaga mi padre.—Lo siento —agacho la cabeza.Nos piden que nos retiremos para ellos discutir sobre el tema, llevo a Antonio a mi habitación donde nos encerramos a esperar mientras tanto.—¿Qué crees que harán?—Lo importante de todo esto, son las empresas, les conviene nuestra boda —me acorr
Siento las manos de mi madre que intentan ayudarme a mantenerme de pie, mi pecho duele muchísimo de sólo imaginar lo peor.—Él no… —mi voz sale tan ronca que hasta yo me sorprendo. —. ¿Está bien?Lleva una mano a sus labios frustrado, en sus ojos veo la ganas de llorar, las ganas de derrumbarse pero por alguna razón se mantiene firme.Niega con la cabeza tomando su mechón con fuerza.—Lo siento…Esa es la frase que me derrumba, grito con fuerza, lloro, mi pecho ya no se hunde, si no que siento como si me estuvieran cortando pedazo por pedazo el corazón, me duele tanto que mi respiración se corta.Mi madre asustada me sostiene rápidamente y terminamos ambas en el suelo, me abraza y yo lloro, grito entre sus brazos, los
POV: MARÍA JOSÉ.El dolor que siento cubre el odio que estoy sintiendo ahora mismo hacia Antony, ¿Por qué no podía ser como su hermano? Paciente, amable y cariñoso, él era todo lo contrario.Salgo de la casa corriendo, quiero verlo, es la única manera para desaparecer las esperanzas, esperanzas de que esto sea una broma de mal gusto.Él me mira por la ventanilla y parece estar sorprendido, no tengo tiempo para pensar en mi aspecto, sólo sé que quiero verlo.Subo a la camioneta con torpeza, coloco mis manos sobre mis rodillas, mis manos están sudando y temblando, suspiro, bufo, trato por todos los medios calmarme, él maneja concentrado mientras yo trato de manejar que estoy a punto de perder la cordura.Muerdo mi labio inferior ahogan
De camino hacia afuera del hospital me topo con una chica que me pregunta por María y le digo que vaya a la sala de espera, supongo que la señora Valeria la conoce.Me frustra no poder encontrarla, los hombres en la puerta no tienen idea de a donde se ha ido, empiezo a buscar en el estacionamiento pero nada.Cuando vengo de regreso, veo a los reporteros en una ronda, y no me cabe de otra que pensar que es a ella a quien tienen acorralada.—Maldita sea, no tienen algo mejor que hacer —gruño molesto.Odio a los reporteros, son mi peor enemigo, nunca me les he dado la oportunidad de interrogarme, opino que mi vida no es de su incumbencia.Avanzo dando zancadas, y utilizo mis brazos para abrir paso entre ellos y sacarla de ahí.—Déjenla en paz —les espeto molesto, al ve