-Es imposible- varios exclamaron a la vez, recibiendo de respuesta una ceja levantada del alfa, ante la nueva propuesta que había dado.
Dominic era alguien rápido y que tenía prioridades en su vía. Ahora mismo, su pareja no era una de ellas. Sino era el trabajo y la reunión delante de él. Por lo que se había recompuesto después del impacto de conocer a ese extraño joven y proseguía. Aun así no podía evitar mirarlo disimuladamente.
-En ese caso solo tendré que buscar personas más competentes que desarrollen el proyecto- dijo serio.
-Por favor, presidente cálmese- uno de los ejecutivos del área de producción habló algo alarmado. Casi todos estaban entrando en un estado de crisis nerviosa.
Si ellos supieran que era él el que tenía realmente razones para entrar en crisis en ese momento dado que estaba en la misma habitación de su pareja destinada y podría entrar en celo en cualquier momento y violarlo allí mismo delante de todos…mejor no, delante de todos no porque se vería arrancándoles la cabeza por haberlo visto desnudo. Pero…
-Estoy calmado- dijo sin más
El hombre tragó duro antes de volver a responder.
-A lo que nos referíamos es que es imposible realizar todo el trabajo de tres meses en solo 15 días, son muchos pasos y conceptos que arreglar y...-
-Entonces buscaré personal calificado- volvió a responder -Sabes cuantas personas estarían dispuestas a estar tu lugar a cambio de trabajar más- el beta al que eran dirigidas esas palabras apretó los puños debajo de la mesa. Este odiaba tratar con alfas, eran tan prepotentes como el cielo mismo- Lo dije y lo repito, este concepto que tenían planteado no resaltara en el mercado, muchas marcas han optado por esta tendencia que propongo y la competencia estará muy reñida este año y ustedes no se pueden dar el lujo de perder ventas-
A pesar de que el hombre hablaba como todo el todopoderoso tenía razón en lo que decía. Estaban en la quiebra, el jefe anterior se había estado gastando el dinero en parejas de una noche y estaban cortos de presupuestos. No había espacio para el fracaso.
-Creo que podemos lograrlo- Aidan dio su opinión después de escuchar el planteamiento de su nuevo jefe y de ver las expresiones atormentadas de sus compañeros
-Es una locura- el jefe de editorial con el que normalmente tenía serios problemas y que se sentaba frente a él protestó- ¿Acaso te quieres lucir porque tenemos nuevo directivo y deseas sus favores? -
El rostro del joven no se inmutó y los demás presentes solo se mantuvieron en silencio. Bien era sabido de las peleas de ambos y de las palabras poco suaves por parte de Aidan.
-Cuide sus palabras señor Seft, estamos en el mismo rango y exijo el mismo respeto con el cual yo me dirijo a usted- tajante y tono neutro. El hombre solo pudo tragarse la lengua, otra vez. Algunos hasta lo daban como una causa perdida, ese tipo no aprendía, muchos habían insinuado que le gustaba el chico.
Aidan suspiró y prosiguió.
-Durante la reunión analicé el nuevo concepto del presidente y a pesar de que hay cambios significativos podemos trabajar sobre la base de lo que está hecho-
Dominic se enderezó en el asiento. El joven se había dado cuenta de su punto. Demasiado rápido para su gusto. Era bueno.
Les explicó el procedimiento con el que podrían trabajar y acelerar el proyecto quedando prácticamente los días exactos que se exigía.
-La mayor parte recae en mi departamento- concluyó- No se quejen tanto-
-¿Cuántos diseñadores son?- Dominic, no había tenido tiempo en indagar en todos los trabajadores.
-Además de mí, seis -
-¿Y con ese número reducido cree que pueda realizar todo el cambio?- ponía en duda su capacidad. En la empresa de su padre el equipo de diseño, mínimo tenía que tener 15 personas.
-No nos subestime, presidente. El anterior dueño era igual de impredecible y nos acostumbramos a grandes cambios en las últimas horas. Solo se resume a dos palabras. Horas extras, que por supuesto, usted va a pagar a final de mes, no trabajamos gratis-
Atrevido. Pensó Dominic
-¿En serio?- cuestionó dudoso
-Eso es algo que no podemos refutar presidente- a Dominic le molestó que aquel hombre se metiese en la conversación entre él y su supuesta pareja destinada, el cual aún no acababa de responder a su presencia.
Acaso no sentía el olor de su alfa, su rostro y su cuerpo parecía tranquilo, sin ningún atisbo de reacción, aunque tal vez no era una buena idea tener a un omega en celo allí mismo. Prefería tenerlo para él solo en la intimidad, tanto de su oficina como de su cuarto y él enterrado profundamente dentro del delgado cuerpo.
Tal vez transcurrieron tres horas más cuando el joven director de diseño salió de la reunión y dejó caer los papeles con un ruido sordo sobre la mesa en su departamento.
-Chicos- sus compañeros dejaron lo que hacían para atender a Aidan- Grandes cambios, quince días de plazo y un jefe imperfecto, a trabajar se ha dicho-
***
Aidan guardó el último documento delante de la computadora para seguir organizando la carpeta y los materiales que iba a cambiar. Revisó la hora y ya eran pasadas las 9 de la noche. Tenía hambre, le dolía la cabeza y estaba cansado. Algo muy de costumbre en su rutina.
Estiró los brazos cuando un correo llegó al buzón de su laptop. Lo abrió y para su sorpresa era su querido y adorado nuevo jefe. Ese que había agarrado mirándolo más de una vez y de una forma un poco…incecente.
Asco
No quiso hacerse ideas erróneas pero…
-Y ahora que quiere este, no le bastó con jodernos con todo el trabajo de hoy- soltó un suspiro intentando no molestarse.
Se levantó y se dirigió a su oficina. Al parecer eran los únicos en todo el edificio porque no se oía un alma y los otros departamentos estaban oscuros. Se paró en seco delante del elevador sin tocar el botón.
Aquello no le olía nada bien, y si él quería…Podía ser un hombre bien vestido, relativamente joven, eso no quitaba que fuera un pervertido dentro de él. No lo conocía lo suficiente para que pudiera pensar lo contrario.
Solo por si acaso revisó en su bolsillo y encontró la llave de su casa y la agarró. Había aprendido en un programa de tv que las llaves podían ser armas letales utilizadas de la forma adecuada. Y dado que era un edifico, de noche y ellos solos, como que tenía intenciones de llegar a su casa…completo.
Tocó la puerta de la oficina al llegar y esperó respuesta. Entró con cautela solo para paralizarse.
El ambiente cargado de feromonas lo golpeó haciéndole retroceder y pegarse al cristal nevado detrás de él como un soporte. ¿Qué demonios? Para que un beta como él sintiera eso, solo significaba una cosa, alguien estaba en celo o estaba entrando en esa fase.
Movió sus ojos de un lado a otro y buscó a su espalda la manigueta de la puerta pero se encontró tan mareado que no podía coordinar bien sus dedos. Pero h**o algo que le hizo dejar de respirar, cuando de entre las sombras de la oficina en penumbras alguien comenzó a cercarse a él. Solo podía ser una persona.
Sus ojos más verdes de lo que recordaba, el cabello rubio algo largo alborotado, sin su pulcra chaqueta y los dos primeros botones de su camisa blanca abierta mostrando el pecho grande y fuerte. Y lo peor, lo miraba como si él fuera una deliciosa presa.
Aidan apretó la llave en su palma hasta sangrar, para intentar calmar el miedo que sentía. Su amiga omega le había contado que tener un alfa delante le hacía derretirse. Ya le pegaría una buena cuando la viera porque tenía razón. Sí, se estaba derritiendo, pero no de deseo. Él no sentía lo mismo de los omegas. Demonios. No era un omega.
Ese alfa parecía querer aparearse y estaba soltando sus feromonas a diestra y siniestras, buscando estimular a su presa, en este caso a él, aunque no había citado un pequeño detalle. Aidan no se excitaba con las feromonas de un alfa aun si podía percibirlas. Una rara característica que tenía a pesar de ser declarado una beta durante su examen.
Al contrario, se tocó el pecho cuando empezó a doler faltándole el aire y la sangre bombeando quemándole por dentro. Su vista se volvió negra de pronto y su conciencia algo perturbada se desvaneció en contra de su voluntad.
Sí, había un problema.
Algo no estaba bien y su cuerpo se había desconectado.
Acaso su jefe quería que él entrara en celo con todas aquellas feromonas. Eso era imposible. No podía entrar en celo.
Dios, era un maldito beta.
¿Qué parte del alfa no entendía de eso?
-Mamá- el niño ignorante de ciertos asuntos caminaba contento al lado de su madre -Te imaginas que sea una alfa, o un omega, como se sentirá- exclamaba con entusiasmo y curiosidad.-Serás un beta- afirmó la madre con su voz dura, como siempre.-Mamá eso no lo puedes saber, después de mi accidente no hay nada que indique que vaya a ser beta. No puedes ser más flexible en el tema--No me repliquesAidan. Serás un beta, estoy segura de eso y más te vale, nuestro futuro depende del resultado de hoy-El niño giró su rostro hacia el otro lado frunciendo el ceño. Siempre era así con
Dominic se dejó caer sobre su cama y reflexionó sobre los sucesos del día que aun rondaban su mente. El reloj marcaba las 12:00 de la noche y estaba seguro que no pegaría ojo. Su cuerpo vibraba impidiéndole hacerlo. Cada fibra estaba activa del encuentro con aquel misterioso joven que escondía más de lo que aparentaba. O tal vez era él el que estaba mal. Mañana llamaría a su doctor y amigo, todo aquello tendría que tener una respuesta y la necesitaba rápido.Oyó la puerta abrirse del baño adyacente y se retiró la mano de los ojos para ver a su amante salir con una escotado y corto vestidito que no dejaba nada a la imaginación. Otro hombre hubiera babeado en ese momento, con las blancas y torneadas piernas y la piel reluciente y aún húmeda del baño. Dulse sa
Dominic se recostó en el marco de la puerta de la Oficina de Diseño, mirando a su supuesta pareja destinada inmersa en su trabajo, sin prestarle atención a su alrededor. La presencia del alfa era tan intimidante que casi todos se dieron cuenta que estaba ahí menos quien debía.-Presidente- uno de los demás empleados exclamó y el resto de ellos dejaron de hacer sus tareas y se levantaron de sus asientos nerviosos. Aidan solamente alzó la mirada de la pantalla y frunció el ceño.El alfa aprovechó que le prestaba atención y lo llamó moviendo el dedo índice, acción que lo hizo cerrar sus ojos y suspirar. Aidan se levantó de la mesa apretando los puños y ganando toda la paciencia posible, no queríaestar al lado
Aidan se reflejó en el espejo e hizo una mueca al ver el estado de su cabello. El estrés era fatal y le pasaba factura a todo. Én él, su fibra capilar era la que más sufría. El brillo había mermado y las puntas parecían resecas. Tanto esfuerzo intentando mantener una melena de lujo y en unos días todo el trabajo se había ido por la borda.En los últimos tres días su presidente se había mantenido a ¿raya?, después de la conversación algo subida de tono. Pero mantenerse en guardia todo el tiempo e intentar esquivarlo, había puesto sus cronómetros de estrés al máximo.Buscó en la gaveta de su cómoda una tijera. Cuando no había solución era mejor cortar.
Aidan paró de comerse su hasta ahora cuidada uña, cuando sintió el líquido viscoso de sabor metálico en su boca. Lo que le faltaba. Suspiró y apenas una pizca de preocupación que tenía salió de él.-¿Ocurre algo?- el conductor del taxi que había tomado al salir de la empresa parecía preocupado por su ataque de ansiedad.Él asintió suavemente-Estoy bien gracias, solo un poco estresado- aquel hombre debía ser un beta, equilibrado y respetuoso.Se recostó en el asiento y cerró los ojos esperando llegar a su casa lo antes posible. Había apagado el celular así que cualquiera que lo llamara de seguro s
-Necesito su ayuda-Dominic no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando. Primero la impresión de recibir una llamada de su pareja, que parecía evitarlo a toda costa, lo había asombrado y después le pedía ayuda. Wao, que estrella se caería del cielo.-En lo que desees- respondió sonriendo. Sabía que no tendría que esforzarse mucho. Él llegaría a donde debía estar por sí solo. No tendría que mover ni un solo dedo. Y esa llamada era el inicio de todo -¿Qué quieres que haga por ti, amor?- dijo de forma sensual.-¿Conoce algún hospital donde hagan la prueba de género, de forma segura y anónima?- Aidan al parecer ignoró su ind
Los miembros del departamento de diseño se miraban entre ellos y tragaban sonoramente. No acababan de decidirse quien le daría los papeles a su jefe. La razón. Simple. Aidan fruncía el ceño dolorosamente y su semblante advertía que no quería nadie cerca.-Llévalo tú- una de las chicas palmeó la espalda de uno de los más jóvenes y el chico solo abrió los ojos con los labios temblorosos. Se acercó cautelosamente a su superior.-Director- su voz salió inestable- Aquí está el último análisis-Aidan no lo miró. Extendió la mano cogiendo el documento en el aire para abrirlo y comenzar a revisarlo.
Cuando Aida recobró el conocimiento estaba más aturdido que despierto. Sentía su cuerpo como si estuviera en una enorme bola de algodón que se movía de un lado a otro débilmente acunándolo. Muy cómodo y acogedor. Podría quedarse así por siempre.Y aquel olor. Delicioso y atrayente que inundaba todo su ser y lo mantenía en un trance total. Se acercó más a la fuente de aquel sabroso aroma y lo abrazó con la poca fuerza que le quedaba pegando su nariz y aspirando.-Si me despiertas así todos los días, creo que me volveré muy adicto a ti por completo-Los ojos de Aida se abrieron de golpe al escuchar aquél voz. Se separó con dificultad solo para ser atra&iacu