La pintura
Desde que Ahmed me pidió compartir su sueño de celebrar una boda polinesia, el ritmo de la vida en la mansión se ha acelerado. Ya los guardias no custodian los muros, sino el pequeño riachuelo que queda a unos ciento cincuenta metros de distancia. Cuando me escapo de entre las sábanas de la habitación que mi prometido (nunca había pensado que esa palabra me traería tanta dicha) comparte conmigo y salgo a olfatear el aire libre, tropiezo con sirvientas cargadas de ramos de coloridas flores tropicales.

Ahmed no hace tareas incompletas. Se ha gastado miles de dólares en rehacer Hawái bajo nuestra ventana. Todos los habitantes de la casa se encuentran excitados, pero ninguno como Basima. Ella casi no duerme en las noches. La noticia de mi boda le ha puesto a temblar de puro miedo. Asocia la relación sexual con los abusos recibidos por parte de André, no con los deseos carnales que produce un sentimiento genuino. A pesar de que he tratado de explicarle, se niega a comprenderme. Apenas conv
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo