Karla no reaccionaba y se veía muy pálida, Emiliano enseguida la cargó y la recostó en el sofá, sin perder el tiempo llamó al 911 pidiendo de inmediato una ambulancia. Mientras llegaba la ayuda, corrió a enviar los documentos que eran urgentes. Cuando los paramédicos subieron ya Karla estaba empezando a recuperar el conocimiento, pero se veía muy débil y mareada. —Ya estoy bien, no es necesario llevarme a ningún hospital —insistió. Los paramédicos le tomaron los signos vitales, notaron que tenía la presión muy baja, y posiblemente también la glucosa. —¿Tomó algún medicamento? —cuestionó uno de los paramédicos. Karla negó con la cabeza, se sentía muy mareada, a pesar de sus intentos de no ser llevada a la clínica, Emiliano insistió, él fue con ella y no se despegó de su lado hasta que la ingresaron a emergencia. —Necesitamos que registre a la paciente —informó una enfermera, requerían sus datos personales. Emiliano buscó en el bolso de Karla su identificación, y encontró aquello
Las risotadas de todos en la hacienda no se hicieron esperar, las burlas en contra de Joaquín fueron de inmediato. —¡Una lombriz! —carcajeó Carlos Duque. —Y pequeñita —dijo Jairo, el amigo del señor Duque. Y volvieron a reírse. Joaquín rodó los ojos, bufó. —¡Idiotas! Seguramente así es la de ustedes —mencionó, y luego observó a su esposa—, no cambias, te gusta que la gente se ría a mis espaldas. —Duquecito, es que, si no fuera tan divertido mofarse de ti, mi vida sería tan aburrida, además, no te hagas, que estás a punto de reírte también —mencionó—, y para que no te enojes, me volveré a casar contigo. —Ahora yo no quiero casarme de nuevo contigo —expresó fingiendo estar molesto, frunció los labios, y giró su rostro hacia otro lado—, seguramente en el asilo, me van a adorar, hay habrá muchas viejecitas que estarán felices con mi compañía. María Paz se acercó a él, lo miró con seriedad. —Me meteré al mismo asilo, y te tendré vigilado, ¿aún no has aprendido la lección, luego de
Luciana y Miguel llegaron a uno de los lujosos hoteles del grupo Vidal - Espinoza. Él había reservado la suite presidencial, solo introdujo la tarjeta, y abrió la puerta: —Llegó el momento de cargar a mi esposa —susurró, y la alzó entre sus fuertes brazos.—Mi sueño hecho realidad —murmuró Lu, sonrió, con la mirada iluminada se prendió del cuello de su esposo. Entonces la feliz pareja entró a la suite. Los ojos de Lu brillaron al ver la hermosa decoración, pétalos de rosas, velas, un exquisito aroma a lavanda. Miguel la depositó en el piso. —¿Qué te parece? —Hermoso —mencionó sintiendo que su pecho se inflaba de dicha. —Voy a preparar la bañera —comentó Miguel. —Y yo alistarme para ti —susurró ella, le guiñó un ojo. Al cabo de unos minutos cuando Miguel volvió a la recámara, Luciana había apagado las luces, y solo las de velas quedaron encendidas, como si lo hubiera pedido, había en el medio de la habitación un tubo para pool dance. Las suaves notas de una melodía sonaron, el
Luciana y Miguel partieron a la Florida, él la iba a dar una grata sorpresa llevándola a conocer las instalaciones de la NASA en Cabo Kennedy. Y mientras ellos viajaban a disfrutar de su amor, Emiliano en Ecuador se encontraba en una encrucijada. —¿Quién es esta mujer? —cuestionó Karla, observó con desdén a Esmeralda, frunció la nariz. Esmeralda se alejó de Emiliano, y observó a la mujer que estaba junto a él, la contempló de pies a cabeza, era muy elegante, distinguida, y bastante bonita. —Yo soy la mamá del hijo de Emiliano —expresó irguiendo la barbilla. —¿Qué? —cuestionó Karla frunció el ceño, miró a Emiliano con severidad—, así que eres todo un macho cabrío que te gusta andar regando hijos por aquí y por allá —rebatió apretando sus puños.Emiliano estaba en shock sin saber cómo reaccionar, ni qué hacer, por un lado, requería tener cerca a Esmeralda, ella era el anzuelo para llegar a Albeiro, y por el otro debía vigilar que Karla no cometiera una estupidez, luego de unos minu
Unos días después, Luciana y Miguel volvieron de su viaje a Colombia, habían pasado unos días maravillosos en Miami, y ella en una sala especial en el interior de la NASA había podido mirar de cerca Saturno. Luego de reencontrarse con sus mellizos, consideraron que debían volver a casa, Juan Andrés y Paula también regresaban a finiquitar su trabajo en Ecuador, pero ellos decidieron dejar a todos sus hijos con los abuelos, no iban a demorar más de tres días. Luciana insistió en que su mamá y hermano se fueran a vivir con ella, tenía miedo de que Albeiro les hiciera daño, pero se negaron, no querían cambiar de país; sin embargo, Miguel se encargó de que no volvieran a su antiguo barrio, y mientras le conseguían un nuevo apartamento, se quedaron de huéspedes en la Momposina, ahí estarían seguros. Horas más tarde las dos parejas, llegaron al aeropuerto de Cuenca, y en una valla gigante, la imagen de Luciana semidesnuda apareció. «La escort más famosa de Colombia, la mujer más deseada
—Lo que escuchas —expuso con seriedad Max—, ese psicópata sigue vivo. —Debo alertarlos —dijo de inmediato Emiliano, sacó su móvil y enseguida marcó a Miguel, pero no obtuvo respuesta, entonces gruñó exasperado. —Mañana podrás comunicarte —avisó Max, y salió con su pedido, claro que no tan tranquilo, él sabía lo peligroso que era Sergio, y a más de eso tenía una mente siniestra. Entre tanto Miguel y Luciana llegaron a su nuevo hogar, ya estaba decorado como Luciana, y los niños le solicitaron a la decoradora. Luciana sentía un estremecimiento en el estómago, sabía que era imposible ocultarles la verdad a sus hijos, quizás si no tuvieran esa inteligencia tan prodigiosa todo hubiera sido más fácil, pero ellos no se iban a quedar con la duda. Entonces Lu se armó de valor, les pidió sentarse en los sillones de la sala. Los azules ojos de los niños la observaban con inquietud. —Niños, esto no es fácil para mí, hay cosas en mi pasado que me dan vergüenza, y jamás hubiera querido que lo
A Juan Andrés una corriente helada le recorrió la sangre. —¿Qué has dicho? ¿Estás seguro? —cuestionó agitado. —Lo que escuchan, ese hombre tiene muchas influencias, el tráfico de personas es un negocio que mueve millones de dólares en el mundo, y por dinero baila el mono, debe tener comprados a jueces, policías, en fin. —Y de Albeiro, ¿qué se sabe? —indagó Luciana, sentía su corazón agitado. —Ese hombre se camufla bien, he visitado algunos días el burdel donde te llevó Simone, pero no hay rastros de él, debe tener una oficina secreta en algún lugar —gruñó, los miró a todos—, estamos corriendo peligro, no sabemos en qué momento Sergio estalle, es un hombre, entre comillas, peligroso. —Avisemos a las autoridades —ordenó Miguel. —No tenemos pruebas, la investigación la realicé por mi cuenta, y yo ya no pertenezco a la policía, ni Emiliano. —¿Y entonces? —bramó Miguel. —¿Para qué nos estamos arriesgando? —vociferó. —Tranquilos, les pido conservar la calma, y por favor no alertar a
Antes de dar el gran golpe, los villanos se reunieron para no cometer errores. —Esto es lo que vamos a hacer —espetó Albeiro—. Simone tu misión es traer a Luciana hasta acá, aquí nos encargaremos de llevarla con el resto de chicas —ordenó—. Tú Esmeralda vas a casa del infeliz de Emiliano y te encargas de su mujer. —La mirada le brilló—. Cuando las tengamos a ambas, y hayamos borrado las evidencias, te avisaré Simone y podrás hacer con Juan Andrés Duque lo que deseas. La mirada de Simone oscureció por completo, apretó los puños. —Haremos justicia —gruñó. Albeiro de inmediato movilizó a sus hombres, dio órdenes precisas, el plan se dio marcha. ****Horas más tarde se dio inicio al plan, Simone entró a la oficina de Luciana, esbozó una gran sonrisa llena de hipocresía. —Estoy muy resentida contigo, te casaste y no me invitaste a la boda. —Frunció los labios—, pensé que éramos amigas. Luciana suspiró, negó con la cabeza. —Claro que somos amigas, pero ni yo sabía de las intenciones