¡Feliz día del trabajador! Pobre Josh... está con su corazón hecho polvo.... ¿Cuántas dispuestas a apapachar a nuestro querido esposito? No olviden dejarme sus comentarios, me encanta leerlas. Nos leemos mañana, a la misma hora y por el mismo canal :P Un abrazo!
━═ Maya ═━Con las manos firmemente agarradas al volante, el rugido del motor y el viento golpeando mi rostro, me siento como si estuviera en una carrera contra el tiempo. El sol del amanecer tiñe el cielo de tonos dorados, mientras la ansiedad palpita en mi pecho. Mis pensamientos están totalmente centrados en Joshua, en el deseo abrumador de encontrarlo y abrazarlo, de estar junto a él en este momento de incertidumbre. La esperanza y el temor se entrelazan en mi corazón.El teléfono comienza a sonar, interrumpiendo mis pensamientos. Con un suspiro, activo el manos libres, reconociendo el ringtone que le he asignado a mi mejor amiga y respondo, preparándome para enfrentar la avalancha de preguntas y preocupaciones de Flavia.—Maya, ¿cómo te fue? ¿Qué dijo Joshua cuando le diste la noticia? —pregunta con la voz cargada de ansiedad y expectativa.Un nudo se forma en mi garganta mientras lucho por mantener la compostura, pero me resulta imposible, por lo que sollozo sin poder evitarlo.—
━═ Joshua ═━El tiempo parece desvanecerse a mi alrededor cuando el sol se alza imponente en el horizonte, pero mi mente está tan ocupada reviviendo momentos con Maya, que apenas si percibo su brillo. Me pierdo en sus ojos, en su risa, en la calidez de sus abrazos, hasta que un sonido detrás de mí rompe el hechizo que me tiene atrapado.Me giro lentamente, para enfrentar lo que sea que se aproxima. Mis sentidos se agudizan de repente, mi corazón late con fuerza en mi pecho y mi mente se aclara de un instante a otro.—Disculpa, no quería interrumpir… —Con el corazón en un puño, me levanto de donde estaba sentado al reconocer su voz: suave y dulce como una melodía… Dejo caer la mochila a mis espaldas. Un escalofrío recorre mi cuerpo y mis ojos se llenan de lágrimas—. ¿Joshua…? —pregunta, apenas en un murmullo tembloroso.—Maya… —susurro su nombre, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para expresar todo lo que siento en este momento.Ella se acerca y me rodea con sus brazos, abrazá
━═ Samuel Weiss ═━Evans toma la carpeta con toda la evidencia que logré reunir y maquillar, sus manos temblorosas ojean una por una las pruebas mientras sus ojos se humedecen.—No puedo... —dice con la voz quebrada, apenas en un susurro—. No puedo hacer esto. —Frunzo el ceño y lo observo con cansancio, dejando escapar un bufido.—Entonces, prepárate para enfrentar las consecuencias, Evans. No te equivoques, haré todo lo que sea necesario para proteger el legado de mi familia. Y si eso significa destruir a mi propia nieta, así será —anuncio, esperando darle el último empujón para que firme el condenado divorcio.Mientras lo veo debatirse consigo mismo, me reclino en el asiento, observando como miles de emociones se cruzan por su rostro. El tic tac del reloj a mis espaldas me taladra en los oídos, comenzando a desesperarme. Después de unos largos minutos de espera, observo con satisfacción cómo Evans finalmente cede ante la presión y firma los documentos de divorcio. Su resistencia ha s
━═ Maya ═━Mis ojos se llenan de lágrimas de felicidad al observar a Joshua besando tiernamente mi plano vientre, mientras susurra palabras llenas de amor y promesas al pequeño ser que se está gestando dentro de mí. Me siento abrumada por la emoción y la gratitud de tenerlo a mi lado y de haberlo encontrado a tiempo.Cuando se pone de pie, nuestros ojos se encuentran y nos fundimos en un beso lleno de ternura y pasión. Cada roce de sus labios contra los míos me llena de una cálida sensación de amor y seguridad. Nos separamos con una sonrisa, sintiendo cómo la conexión entre nosotros se fortalece con cada gesto de cariño.—No. Tienes. Idea. De. Cuánto. Te. Extrañé —murmura sobre mis labios, dejando un beso entre cada palabra.—No más de lo que lo hice yo —respondo divertida—. Pero ya estamos juntos y eso es lo que importa. —Asiente, dejándome un tierno beso en la frente y abrazándome con más fuerza, como si quisiera asegurarse de que no nos volveremos a separar—. No me iré a ningún siti
━═ Joshua ═━El crepitar del fuego y las risas de mis amigos llenan el aire fresco de la noche. Estamos rodeados por la calidez de una fogata, compartiendo historias y risas después de un día largo pero satisfactorio de trabajo voluntario. El sonido de una guitarra y algunos chicos cantando, añade un toque de magia a la atmósfera, creando un ambiente perfecto para la camaradería y la alegría.Maya está entre mis brazos, su cabeza descansando sobre mi pecho mientras observamos las llamas danzar en la oscuridad. La luz de la fogata ilumina su rostro, revelando la serenidad y la felicidad que irradia en este momento. No puedo evitar sonreír ante la visión de su tranquilidad, sabiendo que estamos juntos y que ya nada ni nadie puede separarnos.—Chicos, quisiera decirles algo... —Maya rompe el silencio, logrando que mis amigos dejen de conversar y le presten atención—. La historia entre Joshua y yo, no es tal y como la conocen… —Comienza y nos sorprende a todos al compartir la verdad sobre
━═ Maya ═━Siento la suave tela entre mis dedos mientras confecciono algunas prendas de ropa, rodeada por un grupo de chicas jóvenes que parecen emocionadas al haberme reconocido de las revistas y sitios de moda. Su entusiasmo es contagioso, y me encuentro disfrutando de cada momento mientras comparto algunos consejos y trucos con ellas. Es refrescante estar con personas que comparten mi pasión por la moda.Al levantar la vista y como si pudiera presentirlo, mis ojos se encuentran con los de Joshua, quien me observa con una sonrisa cálida y su mirada intensa, acompañado por mi mejor amiga, Flavia. No la veía desde que me fui de Italia, hace más de un año. Como si tuviera un resorte en las piernas, no puedo contener mi emoción y corro hacia ella para envolvernos en un abrazo efusivo y lleno de alegría, como si el tiempo no hubiera pasado entre nosotras.Después del cálido reencuentro, Joshua se despide y Flavia se queda mirando en su dirección por largos minutos, hasta que, con sus ojos
━═ Joshua ═━El tiempo ha pasado volando desde que llegamos al campamento. Los días han estado llenos de trabajo duro, risas y momentos inolvidables. Los techos están arreglados, y, aunque nuestros cuerpos están cansados, nuestros corazones están rebosantes de alegría y gratitud, llenos de un profundo sentido de satisfacción por haber contribuido, junto con mis amigos y Maya, a mejorar la vida de las familias en esta villa de veteranos.Hoy es el último día de campamento, y las familias junto con “Rebuilding Together” han organizado un asado para despedir y agradecer a todos los voluntarios que han participado este año. Mientras disfrutamos de la rica comida, el Padre Hannibal pronuncia un emotivo discurso, expresando su agradecimiento a todos los que han dedicado su tiempo y esfuerzo para hacer de este campamento un éxito.De repente, en medio de las palabras del Padre, Maya y Flavia se levantan excusándose con que necesitan ir al baño. Debo confesar que, estas últimas semanas, mi esp
━═ Maya ═━Estacionamos el auto frente a la casa de mis padres, y mientras comenzamos a bajar las cosas de la cajuela, somos recibidos por Lina, que debe haber estado pendiente de nuestra llegada al haberle avisado a mi madre hace media hora atrás. Su rostro se ilumina al vernos y se apresura a ayudarnos con el equipaje. Detrás de ella, aparece mi madre, con una sonrisa radiante que ilumina todo el jardín.—¡Bienvenidos a casa, chicos! —exclama mamá, abrazándonos uno a uno con efusividad—. ¿Cómo estuvo el viaje? ¿Lo pasaron bien? —Sonrío y respondo a la pregunta de mi madre con entusiasmo.—El viaje fue genial, mamá. Tuvimos una experiencia increíble en el campamento y estamos emocionados de estar de vuelta —digo, tratando de desviar la atención de cualquier incomodidad que Joshua pueda sentir.—Me alegro de verte, Flavia. No nos vemos desde…—Desde que se trajo a mi amiga de un ala, hace más de un año —le recuerda Flavia sin rodeos, interrumpiéndola.—Lo sé, lo sé… —responde mi madre