¿Podría tener un hogar así, alguna vez? Y quizá, un novio como él... con sus labios gruesos, sus ojos, su sonrisa, su cuerpo, su forma de mirarme...
-¿Te gusta?-
Levanté la vista sorprendida y respondí nerviosa -¿Qué?-
-La casa... ¿Te gusta?- dijo como si fuera evidente, a la vez que se acercaba hacia mí, con su andar masculino.
-Oh, claro... -carraspeé nerviosa -Es muy linda-
-Gracias... Aquí tienes- respondió tendiendome una camisa blanca, perfectamente planchada
-Si, bastante. Éstos últimos días han sido agotadores- me sinceré. Se sentía bien tener alguien con quién hablar en este momento.- Lo imaginé... La prisión no es un sitio para cualquiera- respondió con seguridad.-Al menos tenía lo básico- me encogí de hombros.- Si, pero no deja de ser una mierda-Asentí riendo.-Estaba segura que si permanecía allí unas semanas más, me volvería loca-
POV JEREMYMe coloqué la musculosa blanca y caminé hacia el living, para encontrarme con Olivia de nuevo.Me hubiera gustado poder darme una ducha fría, especialmente para centrar mi cabeza. En el living de mi casa, estaba la chica más hermosa que había conocido... Pero con una vida totalmente opuesta a la mía.Quería ayudarla, pero ella no me dejaría, lo había dejado muy en claro. Era tan terca... ¿Pero quién era yo para decírselo? También era así.Aunque, por otro lado, mantenerme lejos era lo mejor. No tenía que involucrarme. No sería para
Caminé un par de cuadras hasta la estación del autobús.La gente me miraba con mala cara, juzgándome, por mi apariencia. Mi vestimenta no era para nada adecuada para un barrio tan fino como éste.Además, de que eran las nueve de la mañana.Una vez en mi destino, aguardé la llegada del bus.Los pies me dolían, porque los tacones eran sumamente incómodos. Y la mañana estaba bastante fresca.Pero sólo podía pensar en llegar a mi casa y descansar tranquila.
Después de pedirle la dirección exacta, el viaje transcurrió en silencio. No sabía si estaba molesta conmigo por querer traerla, pero no me importaba. No me arrepentía de hacerlo.Por suerte, fue bastante rápido, aunque muchas partes del camino seguían inundadas, por la tormenta de anoche.De vez en cuando, Olivia me miraba de reojo, y luego volvía a enfocar su vista a la ventana. Algunos suspiros se deslizaban de su boca con suavidad.Finalmente, llegamos a destino.-Gracias, Jeremy- murmuró. Su rostro se notaba cansado, y ella estaba decaída. Nun
POV JEREMYMe sentía tan aturdido...Nunca había vivido una situación así, tan cerca, tan tangible, tan cruda, pero tan esperanzadora.Cada vez, admiraba más a Olivia.Definitivamente, me había equivocado con ella, cuando la había conocido. La había juzgado pensando que era socia de aquellos mafiosos, o que vendía algún tipo de droga.De pronto, un sollozo me sacó de mis pensamientos.Esperé
POV JEREMYSilencio.Silencio fue lo único que, paradójicamente, se escuchaba en la habitación.Mierda si.Sabía que era demasiado loco lo que le acababa de proponer.Incluso, me había costado decirlo en voz alta, porque la última vez que había mencionado esas palabras, todo había ido de mal en peor.Pero la verdad, era que no lo había pensado bien. POV OLIVIASabía que todo esto era una locura, y que estaba mal. Pero por primera vez en la vida, alguien estaba dispuesto a ayudarme. Y no había que desaprovechar la oportunidad.El destino ya me había dejado muy en claro, que sóla no podía con todo.Era increíble. A veces uno deseaba algo pero la vida se empeñaba en demostrar que no era posible.Y joder que ya me había quedado muy claro.La noche llegó, tan pronto como nosotros a la casa de Jeremy.18
Pasé el resto de la mañana guardando mi ropa en el armario de una habitación, que estaba frente a la suya. Al ser la única vacía, imaginé que allí sería donde dormiría.Luego, me dispuse a limpiar su habitación. Nunca había entrado todavía...Abrí la puerta, y su perfume varonil invadió mis fosas nasales.El cuarto tenía algunas paredes azules y otras blancas. Su cama tenía sábanas blancas, un acolchado azul y varios almohadones, era la más grande que había visto en mi vida.También, había una ventana que daba al jardín interno, un armario blanco y un escrit