Llevamos más de una semana con coqueteos intensos, video llamadas, conversaciones sobre nuestras metas y sueños. Cristian es un cinéfilo empedernido, es fanático de la saga de Indiana Jones, por lo que hemos hablado mucho sobre películas y música. Es demasiado “querible” y como soy una romántica encubierta en estas capas de chica ruda, heavy metal y sarcasmo, nadie se ha enterado, además es guapo, tiene un trabajo estable, le gusto… ¿qué podría salir mal?
Es viernes por la noche y hemos quedado de juntarnos mañana en la tarde en el cine para ver alguna película de la cartelera.
Le he hablado tantas maravillas de este hombre a mamá, que no ha sido necesario darle tanta vuelta para que me deje salir con él, aunque regresar a casa a las nueve de la noche, sigue siendo una de las reglas con la que no puedo negociar
Es ley —Pienso mientras me acuesto pensando en él.
He llegado hace unos minutos al cine, pero me puse en un lugar estratégico para que no me vea, no quiero que sienta que estaba desesperada por volver a verlo, aunque así sea. Creo que es el momento de que él sea quién espere por mí.
Unos minutos después lo veo aparecer cerca de la boletería, mirando de un lado a otro buscándome, avanzo sigilosamente desde su punto ciego, para taparle los ojos desde atrás, por lo que debo ponerme en puntas de pies a pesar de los botines con tacón que llevo puestos, y sin esperarlo toma mis manos suavemente, se gira para quedar frente a mí con su cara a solo unos centímetros de la mía y mis brazos colgando de su cuello.
—Y ahora creo que yo te encontré a ti —digo casi como un susurro.
Se acerca a mis labios y me besa suavemente, se aleja para mirarme a los ojos y vuelve a besarme intensificando el beso, acercándome a él con su mano en mi nuca y siento como el tiempo se detiene.
—¿Qué tal tu día, linda? —dice, sin deshacer el abrazo.
—Creo que ha mejorado bastante —digo coqueta sin evitar sonreír—. ¿Y tú cómo estás, Cris?
—Mucho mejor, ahora que te he encontrado —Niego con la cabeza mientras alza una de sus cejas.
—Esta vez he sido yo quien te ha encontrado —Le guiño un ojo y me besa casi con desesperación, por lo que pongo una de mis manos en su mejilla y con la otra acaricio su cabello suavemente.
—No tienes idea cuánto deseaba volver a besar tus labios —dice casi como un jadeo y yo siento que mis piernas flaquean en ese momento. Se aleja un poco y deposita un beso en mí frente—. ¿Tienes idea de lo que quieres ver? —pregunta, cortando el momento que habíamos tenido unos instantes atrás.
—Ehm... no. Tú eres el experto en cine, elige una película que quieras ver —digo animadamente, mientras miramos la cartelera y Cristian elige una película de cine arte de la cual ni siquiera retuve el nombre.
Una vez sentados en nuestros lugares, se apagan las luces y siento su brazo rodeando mis hombros, por lo que lo miro de reojo, le sonrío apoyando mi cabeza en su hombro.
Para ser honesta, no vi absolutamente nada de la película y quiero imaginar que era parte del plan. Cristian comenzó a acariciarme el hombro con la yema de sus dedos, y al poco rato con su otra mano tomó mi barbilla suavemente y me atrajo hacía él, para estampar sus labios contra los míos. Hacíamos pausas de vez en cuando para tomar aire o para mirarnos a los ojos y tratar de leernos en la penumbra. En algunas ocasiones, mirábamos la pantalla, pero al verlo por el rabillo del ojo, nuestras miradas nuevamente se encontraban y volvíamos a besarnos; besos suaves y esponjosos o besos un poco más intensos, de todas maneras, no me quejo.
—¿Y qué te pareció la película? —cuestiona con una amplia sonrisa y una de sus manos rascando su nuca, mientras subimos las escaleras para salir de la sala de cine.
Se ve condenadamente sexy, con los labios hinchados de tanto besarnos, no quiero ni pensar cómo está mi cara en estos momentos.
Le doy un suave empujón, mientras me río y contesto con seguridad,
—Creo que me quedé dormida y tuve un sueño muy vívido con nosotros dos besándonos —contesto lo más coqueta que puedo.
Se gira para quedar de frente a mí y me atrae hacia él, me pega a su cuerpo y mirándome a los ojos me dice,
—Fue tan real, que aún siento tus labios sobre los míos —¡Pellízquenme, que sigo soñando!
Me acerco a sus labios nuevamente, tomo su rostro entre mis manos y antes de besarlo suelto la bomba:
—Me gustas Cris, me gustas mucho —Lo beso y creo que me he inmolado. Cristian me mira buscando respuestas que no sé si pueda darle.
—Y tú a mí, Emilia —Siento mis mejillas arder
¿Podría haber sido más perfecta esta cita? —Me pregunto.
Luego de esas confesiones, fuimos a un happy hour, pedimos unas cervezas y una tabla de quesos y carnes, para picar, donde conversamos sobre nuestros trabajos, de música e incluso, comentamos sobre cosas del chat.
Cuando me preguntó por mis relaciones anteriores, le comenté sobre Francisco y las otras citas que había tenido desde que terminamos nuestra relación. Quiso saber cómo lo hacía con mi mamá y los permisos, por lo que me permití soñar con que, quizás en un futuro, quisiera una relación conmigo y estaba recopilando información para pensar qué hacer.
También me comentó que estuvo en una relación, pero “nada muy formal”, al menos, esas fueron sus palabras y que cuando me “encontró”, no estaba en sus planes tener nada con nadie y fue aquí donde todo lo que pensé antes, se derrumbó ante mis ojos.
Cuando nos despedimos, quedamos en “vernos” por webcam, más tarde por la noche, ya que no tenía planeado salir esta noche.
Unas horas más tarde
Cuando llegué a casa me fui directo a mi habitación. Encendí el computador, me conecté al chat, abrí el reproductor de música, lo puse en modo aleatorio y le di play por lo que comienza a sonar Be quiet and drive de Deftones lo que me hace mucho sentido
It feels good to know you're mine
Now drive me far away, away, away
Far away I don't care where
Just far away I don't care where
Just far away I don't care where, just far away
And I don't care
Cristian: ¡Hola, Emi! ¿Llegaste bien a casa? —No sé si quiero contestarle… creo que la conversación que tuvimos fue como un balde de agua fría.
Después de unos minutos…
Cristian: ¿Estás? —Si, sé que soy un poco bipolar, pero ¿qué puedo pensar después de lo que me dijo?
Emilia: Hola… Llegué bien… ¿y tú? —¡Dios, porqué me hiciste ser tan apática!
Cristian: ¿Pasa algo linda? Estás como ¿distante? —No puedo ser más estúpida ¿verdad?
Emilia: No pasa nada, disculpa si fui un poco pesada. Gracias por la cita de hoy, lo pasé muy bien —Tratando de cambiar el tema ¡Bien, te ganaste un punto Emilia!
Cristian: Espero no sea la última :-S —¿Quéééé?
Emilia: ¿Tendría? —pregunto confundida.
Cristian: No lo sé, como te leí tan distante hace un momento, pensé que… —¿Qué? Tú eres igual.
Emilia: ¿El qué? No pasa nada, creo que me puse sentimental con mi playlist, nada más… Tranquilo, que me sigues gustando igual o más que ayer —Suelto un misil para desatar la tercera guerra mundial.
Cristian: Eso me agrada… es reciproco —Y ahora, ¿qué? No sé qué decir.
Emilia: 8-) ¿Verdad? —pregunto incrédula ¿¡Qué estás haciendo Emilia!? No la cagues, por favor.
Cristian: Claro que sí, linda, o ¿no fueron suficiente besos para demostrar mi interés en ti?
Emilia: Touché. Cristian 1 - Emilia 0 —bromeo, aunque la verdad me dejó sin palabras.
Cristian: jajaajajaj, me ha gustado verte, si bien no te lo dije antes, te veías linda hoy —Vaya, eso no lo esperaba.
Emilia: ¡Oh, Gracias! :-O Tú también —¡Pfff!
Cristian: ¿También me veía linda? :-P
Emilia: jajajaja… Te veías muy guapo, me gusta tu estilo grunge.
Cristian: Gracias, linda :-* Me voy a la cama. Que tengas lindos sueños —Si son contigo…
Emilia: ¡Lo haré, descansa! ¡Besos! —Me desconecto yo primero, para no dejarlo tener la última palabra.
Llevo días dándole vueltas al asunto y esa m*****a frase “cuando apareciste, yo no estaba buscando tener nada con nadie”, que me golpea como una cachetada en la cara.
En un minuto de locura, se me ocurre una estúpida idea que no deja de rondar en mi cabeza, además que la canción que estoy escuchando no me ayuda nada Perfect Drug de Nine Inch Nails.
Abro un borrador en el correo y comienzo a vomitar todo lo que siento por Cristian, lo que espero en un “futuro”próximo con él, le explico que no sirvo para relaciones que no sean formales, que no necesito amigos con derechos, sino alguien que me acepte y me ame. Y que, si está dispuesto a vivir algo así conmigo, se encuentre conmigo el próximo sábado en la estación del metro indicada, a la hora indicada y que, si no llega ese día, daré por entendido que todo quedó hasta ahí. Relleno los campos
Para: Cristian
Asunto: Léeme
Y le doy click a Enviar, es ahora o nunca.
Después de que le envié el correo, simplemente desapareció. No se volvió a conectar ni al chat ni a Messenger.Es sábado y voy camino a la estación del metro donde lo cité. Soy un manojo de nervios. Me sudan las manos. Traigo conmigo una botella de agua, porque mi nivel de ansiedad es tal, que siento seca la boca.Por la mañana, me di mil vueltas en el closet buscando qué ponerme, por lo que me decido por un vestido negro hasta la altura de las rodillas, con pequeñas flores rojas estilo japonés, abotonado en la parte de la espalda. Unos botines estilo militar negros, un pequeño bolso para guardar lo necesario, el cabello suelto con los rizos bien definidos, un poco de delineador negro en los ojos, máscara en las pestañas y labial rojo suave, terminando el atuendo con unos pendientes largos y mis infaltables lentes de sol.Llego a la estación. Me siento en una de las escaleras para esperar su llegada.¡Dos horas! Dos jodidas horas lo espere y no apareció. Mi orgullo y mi autoestima está
Han pasado un par de días desde esa conversación y como si fuera poco, Cristian no se ha vuelto a conectar, otra vez ¿Cómo va a ser tan difícil decidir qué se siente por una persona?Sigo sintiendo lo mismo por él, pero ya me está cansando todo el tema. Sí, soy impaciente y no me gustan las situaciones ambiguas. Así que para cambiar de “aires” he estado conversando con mayor frecuencia con Sebastián y Felipe.Si hiciéramos una fusión entre uno y el otro, creo que tendría al ser humano perfecto, aunque es difícil deducir algo como eso, si aún no los conozco en mayor profundidad.En la agencia hemos estado con muchísimo trabajo, ya que estamos haciendo un sitio web para una clínica muy importante de la ciudad. Estamos trabajando en paralelo con una productora de eventos, ya que se realizará el lanzamiento en una cena de gala para los empleados de la clínica y nosotros además de organizar y diseñar todo, estamos invitados al evento.Entro a F******k y reviso la bandeja de entrada, tengo n
Suena Nearly Lost You de Screaming Trees en mis oídos, mientras miro la foto que tiene Felipe en su perfil de Zoosk, parece más joven de lo que es, ya que está con el uniforme de la escuela. Su cabello es rizado, cejas bien definidas, pero no se ve más que eso, ya que la fotografía es en blanco y negro.Leo la información de su perfil. Se graduó de uno de los colegios más importantes del país, donde se han formado la gran mayoría de los presidentes de nuestro país. Pero no aparece nada sobre su familia o datos más duros para hacerme una idea más real de él, me siento una Stalker al revisar su perfil.Tómate las cosas con calma, Emilia —Me digo a mí misma.Ha pasado una semana del evento en la clínica. Felipe me ha llamado todos los días desde ese día. Durante el día conversamos por Messenger, en los ratos libres y por las noches hablamos por teléfono. Hemos hablado millones de cosas, pero ninguno de los dos ha indagado más allá en el tema personal. Supongo que estamos dejando esa infor
No sé cómo ha pasado el tiempo tan rápido. A pesar de lo cansada que estoy, he continuado mis conversaciones nocturnas con Felipe.Cristian se ha conectado un par de veces, pero si no le escribo yo, no se molesta si quiera en saludar, por lo que opté por hacer exactamente lo mismo con él. Si ésta es su manera de hacer que me desilusione o me “olvide” de él, lo ha conseguido.Ya estamos en la quincena de diciembre. Hemos decorado la agencia con motivos navideños, también organizamos un coctel para el día veinticuatro y hemos decidido jugar al amigo secreto, me ha tocado Marco.Emilia: ¡Necesito tu ayuda!Felipe: ¿Qué ha sucedido? ¿Estás bien? —que tonta he sido, cómo le escribo así, debe pensar que es algo grave.Emilia: ¡Hola! Sí, todo bien. Disculpa que lo haya dicho así u_UFelipe: Pensé que te había ocurrido algo. Bueno, dime ¿en qué te puedo ayudar?Emilia: Hemos jugado al amigo secreto y me ha salido Marco, mi jefe. No sé qué comprar ¿Me ayudas?Felipe: Mmm… ¿Cuántos años tiene?
—Sí, por eso mismo te cité aquí. Así después cada uno toma el metro hasta su destino —contesto, guiñándole un ojo.—Bien pensado, ¿vamos? —Asiento.Llegamos a una cafetería llamada Cinzeo. Nos sentamos lejos del bullicio de la gente que transita por el terminal, cerca de un ventanal que da hacia un parque.Me sudan las manos, por el calor que hace y por los nervios.Felipe logró ponerme más nerviosa de lo que ya estaba, ya que es muy guapo. Es muy alto, y sí, lo vuelvo a repetir porque me tiene impactada su altura, ya que debe medir más de un metro noventa, espalda ancha, buen trasero, una hermosa sonrisa, mentón ancho, labios no muy gruesos, pero tampoco tan delgados. Tiene barba de algunos días y lo que lo hace único es su barbilla partida. Tiene el cabello con rizos anchos de color castaño oscuro y ojos expresivos color avellana.Está vestido con un traje negro de dos piezas, lleva una camisa blanca arremangada hasta sus codos, con dos o tres botones desabrochados a la altura de su
Al llegar a casa, sentí un gran alivio, ya que mamá y yo llegamos al mismo tiempo.Me salvé del interrogatorio, ya que ella con sus hermanas habían ido a visitar a una tía que vive en el campo, así que, durante la cena, nos dedicamos a conversar sobre eso.Una vez en mi dormitorio, me tiro en la cama pensando en Felipe. Y como si el destino me intentara decir algo, entra un mensaje a mi móvil.Felipe: Hola Emilia ¿Has llegado bien a casa? —Suspiro como boba.Emilia: ¡Hola! Sí, todo bien, ya estoy lista para dormir, ¿y tú? Felipe: Llegué hace unos minutos, pero algo me falta… —No recuerdo que hayamos olvidado nada sobre la mesa.Emilia: ¿Has perdido algo en el café?Felipe: Así es… —¿Qué será?Felipe: Creo que te llevaste algo que me pertenece… —No recuerdo haber tomado nada… Emilia: ¿En serio? ¿Qué es? No recuerdo haber tomado nada tuyo —Ya me está preocupando.Felipe: Es sólo un… —Me mata de la curiosidad.Emilia: ¿Un qué? —Observo la pantalla que dice “escribiendo”, pero tarda una
Las festividades pasaron y al igual que todos los años. Celebramos Navidad en casa de mi prima Susana, donde nos reunimos con su familia, mis otros primos y mis tías. Como siempre, fue entretenido ver las caritas de ilusión de mis sobrinos pequeños cuando abren sus regalos.El año nuevo, lo festejamos con un pequeño coctel en el departamento de tía Linda, donde estaban dos de mis primos, ya que Susana lo celebró con la familia de su esposo, Álvaro. También estaban unas amistades de mi tía y la hermana mayor de ambas, mi tía Carmen.Esa noche estaba enfurecida. Había discutido con mamá toda la tarde, porque me tomó más de dos malditas horas el llegar a casa, ya que las calles colapsaron con toda la gente saliendo temprano de sus trabajos para volver a casa. Ese día decidí ir a trabajar en el auto de papá, con la excusa de que me demoraría menos en volver, pero fue todo lo contrario. Flashback*—¡Eres una cualquiera! quizás con quién te estuviste revolcando, que has llegado tan tarde —g
Llego al parque donde quedamos de juntarnos y lo veo sentado, esperándome en una de las bancas. Es extraño verlo sin sus trajes, pero se ve muy guapo. Está vestido con un jean celeste, una camisa blanca con las mangas recogidas hasta sus codos y los tres primeros botones del cuello desabrochados. El cabello no tan peinado como de costumbre, con sus rizos más alborotados. Se ve guapo, muy guapo.—Emilia —dice con su voz sensualmente profunda.—¡Hola, Felipe! ¿me esperas hace mucho? —Niega con la cabeza.—No, te envié el mensaje apenas llegué. En todo caso lo merezco, te hice esperar nuevamente —dice apenado.—No pasa nada. Aproveché el tiempo —digo guiñándole un ojo.—Y bueno, ¿qué hacemos ahora? —Me mira y me levanta una ceja, es tan jodidamente guapo, ¿por quéééé?—Tengo ganas de tomar un helado, ¿vamos? —Pregunto y le hago un puchero.—¡Perfecto! —dice y me da la mano para que caminemos hacia alguna heladería. —¿Te dije que te ves hermosa hoy? —pregunta y yo me pongo roja como un tom