Dos meses después…Llamo a mamá como todos los días y la escucho mal, está muy agitada y la sentía decaída.—Mamá, te escucho mal, ¿Cómo te sientes? —pregunto preocupada.—Mal, hija, mal…—contesta apenas, por lo que mis alarmas saltan de inmediato.—¿Quieres que llame un médico, para que te vaya a ver? —pregunto sin saber cómo ayudarle.—Si… —Logra decir, y si lo acepta tan fácil, es porque reamente se siente mal.—Llamaré a tía Carmen, para que te acompañe —digo y cuelgo la llamada.Marco a tía Carmen y le comento que mamá no está bien, que le enviaré un médico para que la revisen y si la puede acompañar.Dos horas después…Vuelvo a llamar a casa de mamá.—¿Aló? —contesta tía Carmen.—Hola, tía, ¿Cómo vio a mi mamá? —pregunto nerviosa.—Hola, Emi. Tu mamá está dormida ahora, le estoy cocinando algo liviano, ya que no se ha sentido bien del estómago. Pero no la veo nada bien, Emilia —responde y mi preocupación aumenta.—Y ¿Qué dijo el médico? —pregunto.—Que eran crisis de pánico, que
FELIPEEsa noche, como normalmente hacen las personas creyentes, se hizo una cadena de oración en nombre de Angélica, pero Emilia optó por hacer algo mucho más significativo, que realmente me dejó sin palabras.Encendimos una vela y nos tomamos de las manos.—Mamá, te perdono por todo el daño, quizás sin querer, me has hecho a lo largo de mi vida… Te perdono por toda la sobreprotección que me diste, con la que me cortaste las alas, sin dejarme aprender a volar jamás… Te perdono por haber sido tan rígida, cuando yo sólo necesitaba un abrazo… Te perdono por todas las veces que me dijiste que estaba gorda, sin ayudarme a superarlo o a amarme tal como soy… Te perdono, porque sé que, en el fondo, todo lo hiciste porque querías que me convirtiera en la mujer fuerte, como lo soy hoy… Te perdono por cada vez que me regalaste algo material, en vez de decirme cuánto me amabas... —Toma un respiro, se seca las lágrimas y continúa—. Te perdono por todas las veces que hablaste mal de Felipe, sin sab
FELIPEEmilia lleva un par de meses con insomnio, pero no le digo mucho, porque entiendo que es su forma de pasar la pena y no la juzgo, jamás podría ponerme en su lugar, porque tengo hermanos y si bien por obviedades de la vida, en algún momento a mis papás les tocará partir, tendré a mis hermanos para no sentir ese vacío que describe ella.Me levanto al baño y miro la hora en el móvil cinco y cuarto de la mañana y Emilia no está en la cama, por lo que voy a la sala para ver cómo está. La encuentro en el sillón, abrazada a sus piernas, mirando a la nada.—¿Cómo estás, bonita? —pregunto, mientras la arropo con una manta y me siento a su lado.—Hay cosas que nunca voy a entender de mamá y a pesar que no nos llevábamos del todo bien… extraño las cosas cotidianas, ¿sabes? —dice sin mirarme, manteniendo la misma posición.—Es lo normal, amor y aunque su relación madre-hija no fuera la mejor, en el fondo siempre actuaste en modo de defensa, así como para protegerte a ti misma, o para no dañ
Tres meses después de la partida de mamá, sumado al insomnio que esto me generó, retomé la lectura un día, cansada de tanto pensar. Tomé mi Kindle y comencé a leer algunos libros que tenía en mi biblioteca. Pasaba horas leyendo y era lo único que me despejaba por completo del recuerdo de mi madre.Digamos que no ayudaba mucho el hecho de estar viviendo en su casa, con sus recuerdos y sus cosas, pero por ahora, era lo mejor.Felipe me ha dejado “ser”, me ha dado todo el tiempo del mundo para vivir mi duelo de esta forma y si bien estoy con ellos todo el día, me tomo mis tiempos a solas para leer y no pensar. He vuelto a escuchar música, mientras leo y me pierdo en las letras y las historias de cada libro.Un día, mientras buscaba algún libro nuevo para leer, me llega una notificación de F******k, ya que alguien le había dado like a una publicación que subí, por lo que me puse a navegar y ver las publicaciones de familiares y amistades hasta que me apareció una publicidad que me llamó mu
No eres tú, ¡Soy yo! es una novela escrita por Andrea Paz PS y registrada en SafeCreative bajo el código: 2105087776850.Se prohíbe cualquier copia parcial o total de la obra, ya que estará infringiendo los derechos de autor._________________________________«No necesito demostrarle a nadie lo dañada que está mi alma. Nadie entenderá nunca lo que es tener alas y no poder volar jamás…»♫¸¸.☆.¸¸♫No estoy segura de cuánto tiempo llevo aquí... Miro de un lado a otro, esperando respuestas que nada ni nadie me puede dar. El ruido de la gente se escucha como un eco muy lejano, mientras suena por los parlantes que el próximo carro tiene un retraso.Ya he dejado pasar cinco carros y aún no me armo de valor.Sigo mirando hacia todos lados buscando algo que me ayude a tomar la decisión correcta, hasta que siento ese viento correr que anticipa la llegada del metro.¿Lo hago o no? ¿tengo el coraje para hacerlo? —Con un nudo en la garganta, lloro por dentro, pero no quiero hacer evidente mis reale
Después de pensar y pensar por tantos días, comencé con un pequeño cambio de actitud, ya no quería más oscuridad en mi vida.Una nueva semana en la oficina, mis compañeros como siempre payaseando. Don José el dueño de la agencia, tan prepotente como siempre, aprovechándose de que era mi primer trabajo y de que soy novata, ya que llevaba tres meses trabajando ahí. Siempre me exigía más de lo necesario y me amenazaba con que me despediría si no hacía lo que él decía.El ambiente laboral era bueno, todos mis compañeros jóvenes, nos llevábamos bien, pero era una agencia pequeña, sin renombre y en realidad, sentía que no podía aspirar a más, por ser novata y no tener la experiencia suficiente.Estábamos haciendo una campaña para una farmacéutica internacional que llegaría al país, donde yo estaba a cargo de todo el material gráfico. Habíamos estado muy atareados esa semana.El miércoles tuvimos reunión con Rodrigo, jefe de área y con Don José. Nos trató pésimo, porque no estábamos cumpliend
Unos días después, entre que nos coqueteábamos y Cristian me insistía por vernos en persona, yo trataba de inventar alguna excusa con mi madre, ya que aún no me atrevía a decirle a Cristian absolutamente todo de mí, sentía que lo espantaría antes de vernos personalmente.Decidí ir de frente con mi madre, comencé a contarle sobre Cristian, lo que hacía, su edad que llevábamos tiempo conversando y viéndonos por webcam y algunas otras cosas más para pintarlo como el hombre perfecto.Mamá siempre ha sido reacia a toda la modernidad del chat y de todo lo que tenga que ver con internet, no soporta nada moderno, está pegada en un pasado del que no quiere salir y nadie la hará cambiar de opinión.Me miraba con dudas y desconfianza, pero yo le insistía que no pasaría nada y que de conocernos sería en un lugar público con mucha gente alrededor—Mamá iremos a los cafés que están cerca del Centro comercial, no pasará nada. Además, si no lo conozco en persona, cómo sabré si tengo alguna posibilidad
—Cuando tenía cinco años, mi madre tuvo un accidente automovilístico, mientras iba en ruta a su trabajo —Sus ojos se abren de par en par—. Estuvo dos años en coma y otro año hospitalizada con visitas a un psiquiatra, ya que cuando salió del coma, se volvió un poco loca —Le hago un gesto con la mano—. A mí me pellizcaba, me mordía, porque pensaba que yo también había muerto y quería “verificar” si era así o no; decía muchas cosas incoherentes y le costó un año recuperarse del todo —Asiente y se queda pensativo unos segundos.—Eras muy pequeña cuando eso paso. Dos años en coma, que heavy —dice incrédulo.—Así es y por lo mismo, me tenían engañada con que mi madre estaba de viaje, por su trabajo —explico—. Y como para los niños el tiempo transcurre diferente que, con los adultos, así que no sentí tanto su ausencia —Él asiente y apoya sus brazos en la meza con sus manos entrelazadas y apoya su barbilla mientras continúo con la historia—. Pero a medida que fui creciendo, ella se puso muy es