Al llegar a casa, sentí un gran alivio, ya que mamá y yo llegamos al mismo tiempo.Me salvé del interrogatorio, ya que ella con sus hermanas habían ido a visitar a una tía que vive en el campo, así que, durante la cena, nos dedicamos a conversar sobre eso.Una vez en mi dormitorio, me tiro en la cama pensando en Felipe. Y como si el destino me intentara decir algo, entra un mensaje a mi móvil.Felipe: Hola Emilia ¿Has llegado bien a casa? —Suspiro como boba.Emilia: ¡Hola! Sí, todo bien, ya estoy lista para dormir, ¿y tú? Felipe: Llegué hace unos minutos, pero algo me falta… —No recuerdo que hayamos olvidado nada sobre la mesa.Emilia: ¿Has perdido algo en el café?Felipe: Así es… —¿Qué será?Felipe: Creo que te llevaste algo que me pertenece… —No recuerdo haber tomado nada… Emilia: ¿En serio? ¿Qué es? No recuerdo haber tomado nada tuyo —Ya me está preocupando.Felipe: Es sólo un… —Me mata de la curiosidad.Emilia: ¿Un qué? —Observo la pantalla que dice “escribiendo”, pero tarda una
Las festividades pasaron y al igual que todos los años. Celebramos Navidad en casa de mi prima Susana, donde nos reunimos con su familia, mis otros primos y mis tías. Como siempre, fue entretenido ver las caritas de ilusión de mis sobrinos pequeños cuando abren sus regalos.El año nuevo, lo festejamos con un pequeño coctel en el departamento de tía Linda, donde estaban dos de mis primos, ya que Susana lo celebró con la familia de su esposo, Álvaro. También estaban unas amistades de mi tía y la hermana mayor de ambas, mi tía Carmen.Esa noche estaba enfurecida. Había discutido con mamá toda la tarde, porque me tomó más de dos malditas horas el llegar a casa, ya que las calles colapsaron con toda la gente saliendo temprano de sus trabajos para volver a casa. Ese día decidí ir a trabajar en el auto de papá, con la excusa de que me demoraría menos en volver, pero fue todo lo contrario. Flashback*—¡Eres una cualquiera! quizás con quién te estuviste revolcando, que has llegado tan tarde —g
Llego al parque donde quedamos de juntarnos y lo veo sentado, esperándome en una de las bancas. Es extraño verlo sin sus trajes, pero se ve muy guapo. Está vestido con un jean celeste, una camisa blanca con las mangas recogidas hasta sus codos y los tres primeros botones del cuello desabrochados. El cabello no tan peinado como de costumbre, con sus rizos más alborotados. Se ve guapo, muy guapo.—Emilia —dice con su voz sensualmente profunda.—¡Hola, Felipe! ¿me esperas hace mucho? —Niega con la cabeza.—No, te envié el mensaje apenas llegué. En todo caso lo merezco, te hice esperar nuevamente —dice apenado.—No pasa nada. Aproveché el tiempo —digo guiñándole un ojo.—Y bueno, ¿qué hacemos ahora? —Me mira y me levanta una ceja, es tan jodidamente guapo, ¿por quéééé?—Tengo ganas de tomar un helado, ¿vamos? —Pregunto y le hago un puchero.—¡Perfecto! —dice y me da la mano para que caminemos hacia alguna heladería. —¿Te dije que te ves hermosa hoy? —pregunta y yo me pongo roja como un tom
Si se preguntan qué paso con Cristian, la respuesta es nada. Creo que chateamos una vez más y no lo volví a ver ya que fui muy Emilia para conversar con él, en otras palabras, cortante. Será porque estamos en época de vacaciones, no lo sé; simplemente desapareció. Por un lado, fue lo mejor. El destino sacó al hombre incorrecto y dejó al que me sorprende y hace que mi corazón bombee con fuerza cada día, o eso quiero creer.Las cosas con mamá iban “mejorando” de a poco, por lo que no me arrepiento de no haber tomado una decisión desde el enojo.Ya hacía unas semanas que estábamos saliendo “oficialmente” con Felipe. Nos veíamos prácticamente todas las semanas, la mayoría de las veces me sorprendía en el metro y de vez en cuando salíamos, uno que otro sábado por la tarde.Aún recuerdo el día en que mis padres conocieron a Felipe. A papá le habían regalado tres entradas para ver una obra de teatro al aire libre, y como mamá sufre de agorafobia, mi papá me dijo que invitara a Felipe en su lu
Beep, beep, beep, beep, apago la alarma algo confundida, me paso las manos por los ojos para lograr desperezarme, cuando caigo en cuenta que hoy es la cita “sorpresa” con Felipe, por lo que me levanto rápidamente y me dirijo al baño para darme un baño.Una vez lista, termino de retocar mi maquillaje, me aplico bloqueador solar, ya que soy muy blanca y no quiero insolarme. Mamá se asoma por la puerta, me mira de arriba abajo y asiente.—Te queda bien, aunque deberías tomarte el cabello, hoy será un día muy caluroso y puede que te de calor; además te queda muy bonito el cabello recogido —propone.—¿Tú crees?—Sí, además, las veces que te ha visto Felipe, siempre vas con el cabello suelto —agrega.—Tienes razón, gracias.—Tú papá tuvo que salir en el auto, pero no te preocupes, le pregunté a tu tía Carmen si te presta su auto y no puso problemas —dice con tranquilidad.—¡Oh! Gracias por eso, iré a buscarlo apenas esté lista —Wow, hay algo de humanidad ahí.Me arreglo el cabello en una col
Hemos conversado de todo un poco. De la vida, los amores, los desamores, ideas, proyectos y metas, hasta que en un momento veo que Felipe se pone de pie y me extiende la mano, la cual acepto y me pongo de pie junto a él.Caminamos en silencio hacia la orilla del río tomados de la mano y cuando llegamos a la orilla, me gira para quedar frente a mí, aferrándome a su cuerpo y tomándome por la cintura con uno de sus brazos. Con su otra mano me toma por la nuca suavemente y me acerca a él, para besarme suavemente, pero el beso se va tornando cada vez más intenso. Su lengua recorre mi boca y con sus labios exige mi lengua, para luego succionarla sin separar nuestros labios. Levanto mis brazos y entrelazo mis dedos detrás de su nuca, mientras siento que su mano recorre mi espalda con la yema de sus dedos, muy suavemente, erizándome la piel.Se aparta un poco para que ambos tomemos aire, pegando su frente a la mía.—Me gustas, Emilia. Mucho —jadea, sobre mis labios.—Y tú a mí, Felipe —respond
Mientras merendábamos junto a mis padres, aunque en realidad, parecía cena, más que merienda, ya que mamá había preparado unos sándwiches deliciosos, comenzaron las preguntas, casi como en un interrogatorio.—¿Y cómo lo pasaron? —pregunta papá.—Muy bien, es hermoso el lugar —respondo, para romper el hielo, aunque Felipe tiene una personalidad que no lo deja corto.—Quería darle las gracias, Angélica, por la recomendación. De verdad que el lugar es hermoso y cerca —dice a mi madre, tomándole ambas manos, en modo de agradecimiento.—No hay de qué —responde sonriente—. ¿Se fueron por el camino que te recomendé? —cuestiona.—Así es. Llegamos por una arboleda a una ladera de la montaña y teníamos el río a un par de metros de dónde nos aparcamos —contesta alegre.—La verdad, es que Felipe se lució con todo lo que preparó —Lo halago, dándole una sonrisa y veo cómo se le iluminan los ojos.—Yo solía llevar a tu papá hasta allá, cuando aún no nacías —dice mamá, orgullosa.—Me raptaba a ese tip
ANGÉLICA(Cuarenta años atrás)En menos de una semana me casaré con Raúl. Uno de los empresarios de la carne más grande a nivel nacional, ya que tiene una cadena de carnicerías y es uno de los distribuidores, para los restaurantes más famosos del país. Estoy tan nerviosa y la ansiedad no me deja tranquila.Así es cómo lo conocí: un día que fue a dejar un pedido al restaurant de mi familia, “La Rosa Restaurant”, como los tantos pedidos que mi padre le hacía semanalmente. Ese día me ofrecí en acompañar a papá, para cuadrar la caja, ya que soy muy buena en hacer balances, cobranza y contabilidad.Habíamos comenzado una relación un par de meses después de esa vez que me vio en el restaurant. Insistió cada día desde ese día. Iba vestido de punta en blanco a esperarme fuera de casa, con un ramo de rosas rojas.Cuando me propuso ser su novia, lo hizo frente a mi padre, con la promesa de que nos casaríamos a corto plazo. Y así fue, muy conveniente. Nos comprometimos tres meses después de conve