[SANTIAGO]

El taxi nos deja en la puerta del restaurante que he elegido para pasar nuestra primera cita como novios, y realmente aún sigo temblando después de aquel beso, pero también culpo al roce de sus manos en el viaje y lo divinamente provocativa que se ve con el vestido que lleva puesto. Le pago al conductor y acto seguido abro la puerta, extiendo mi mano para ayudarle a descender del auto y ella lo hace de una manera muy delicada. La tomo de la mano y entramos al restaurante donde el mesero nos lleva hasta una pequeña mesa ubicada al lado del ventanal que tiene una vista espectacular a un jardín perfectamente arreglado. 

Nos sentamos y comenzamos a mirar el menú para decidir que pediremos mientras el mesero viene a atendernos. Por momentos nuestras miradas se cruzan de manera furtivas y ambos nos reímos al ser descubiert