Capítulo 22

El camino de regreso lo hacemos sumidos en un cómodo silencio. Paloma ha pasado una tarde junto a sus amigas. Y, hemos visto lo bien que se integra con los demás.

Eso es un gran avance.

Al llegar a casa. Paloma decide subir y toar una siesta. Yo entro a mi habitación. Me quito los zapatos y me dejo caer sobre la cama.

De manera instintiva tomo la manta y la llevo a mi nariz. Cierro los ojos y me pierdo en los recuerdos de mi hijo.

El sonido de la puerta abriéndose me hace abrirlos y me encuentro con Roman. En silencio se acerca y se sienta en la cama.

Nuestras miradas se cruzan unos segundos antes de acostarse a mi lado y darme un abrazo.

Me dejo hacer y se siente reconfortante.

—No sabes lo que quisiera quitarte esa pena, Davina —dice en voz baja y ronca.

Sus palabras me hacen derramar un par de lágrimas, pero no dejo que la tristeza me arrope. La cercanía de Roman me da consuelo, aunque él no lo sepa.

Estoy sintiendo cosas profundas por él.

—Siempre lo voy a extrañar —susurro —pero
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