ALICE
—¿Y bien? ¿Qué es ese regalo que tenemos que hacerte? —le pregunta Darian después de terminar la cena.
Sus Amaras estaban realmente hambrientos después de la carrera que había acabado ganando la omega Trish. Tal como había prometido, les había triturado por completo llevándose al fin la cena de lujo en el hotel Bentrose, el mismo en el que trascurrió su castigo. Aunque tenía que reconocer que el alfa Keane se había quedado muy cerca de la victoria.
—Yo también tengo mucha curiosidad… —comenta el beta el cual no estaba muy contento con su resultado.
Sus compañeros ese año habían obtenido el tercer y el cuarto puesto en la carrera quedando Darian por delante. Aunque Blake juraba y perjuraba haberse perdido ligeramente en el trayecto achacando a ese hecho su mal resultado. No obstante, Alice sospechaba que en realidad quería que su cachorro ganase pero la omega y el alfa les habían sorprendido a los dos con su velocidad.
Alice mira a cada u
Aquí termina la primera parte pero si os ha gustado, podéis encontrar la segunda y tercera parte de la saga en la página. Las novelas se llaman Ámica Lupus y Rápax Lupus respectivamente. Un saludo!
ACLARACIÓN Esta historia no pretende seguir ninguno de los cánones que ya se conocen sobre los licántropos para discernir entre clases sociales. Tampoco está basado en un universo omegaverse, por lo tanto, si hay alguien interesado en esa temática, quiero que sepa que no va a encontrarlo en esta novela. Sin embargo, aparecerán palabras como alfa, beta y omega con el siguiente significado: - Alfa: primero al mando, líder, se encarga de la manada. La manada lo elige (este punto se desarrolla a lo largo de la historia). No se nace alfa, cualquiera con las aptitudes adecuadas puede convertirse en alfa. - Beta: segundo al mando, consejero. Tiene po
BLAKE —Puedes ir más despacio si quieres… —dice el segundo al mando a su alfa un tanto molesto después de unos largos veinte minutos en un incómodo silencio. —Las prisas no van a solucionar nada... —suelta el otro lobo con misterio y en una ligera sonrisa. No es que su alfa fuera muy hablador, pero esa mañana, estaba extrañamente callado. —Eres tú el que me ha pedido venir, Keane —le recuerda Blake con sosiego—. ¿De verdad no vas a decirme qué tramas? —pregunta observando a su viejo amigo. Blake Heiss, actual beta de Fergus, hacía muchos años que conocía a Keane Daniels, su mejor amigo y ahora también alfa de la manada. Tiempo atrás, Keane y su familia estuvieron un tiempo viviendo lejos de su manada original, y fue entonces cuando se conocieron, en la época del instituto. Ya en sus años de juventud, el lobo había mostrado un carácter afable y comprometido, y ambos se hicieron amigos irremediablemente. Cuando esta etapa finalizó, el destino de
ALICE La música de la radio sonaba suavemente dentro de la cocina donde la loba estaba agachada en el suelo intentando arreglar la maldita cañería del desagüe. Llevaban unos largos quince días intentado solucionarlo pero no había manera de desencallarla. Lo único que deseaba era no montar otro lago en casa como ocurrió el lunes pasado. Ya había fregado suficiente por lo que le quedaba de mes, y además, se moría de ganas de dejar de comer comida para llevar. Estaba absolutamente concentrada en su tarea cuando de forma inesperada, el timbre suena y Alice se golpea la cabeza contra el mármol de la encimera a causa del susto. —¡Maldita sea! —profiere un voz alta y tocando su cabeza comprobando que no había sangre. Eso había dolido mucho—. ¿Quién puede ser? —se pregunta a sí misma en voz baja y extrañada. No estaba esperando a nadie a esas horas. Pero antes de responder, o de tan siquiera llegar a incorporase, dos olores que conocía demasiado bien
BLAKE —¿Cómo…? —pregunta Blake en completo shock. No podía creérselo. ¿Cómo era posible que la loba le hubiera rechazado? —Bromeas, ¿verdad? —inquiere el beta observando su rostro y sus apetecibles labios apenado por la negación de su beso. Todo su cuerpo hormigueaba por sentir a Alice. Cada centímetro de su piel estaba envuelto por una energía electrizante y un anhelo crudo y febril que nacía desde su estómago, y se esparcía como un torbellino por todos lados, tenía a su lobo interior al borde del colapso. Necesitaba con urgencia que la loba le tocara, le mordiera o le masturbara, lo que quisiera, pero no que lo apartarse. Si hacia eso iba a acabar con él. Blake no paraba de preguntarse cómo era posible que en todo el tiemp
ALICE El ruido del nuevo día despierta a la loba quien, poco a poco, abre los ojos bañándose con la luz de los rayos del sol. Un suave ruido llama a su aún adormilada atención y todo su ser se tensiona ante la visión de Blake tumbado a su lado. “Aún seguir aquí...”, murmura
BLAKE —Positivo… —murmura Alice casi sin voz y con los ojos muy abiertos. Parecía bastante en shock y su rostro estaba extremadamente pálido. Hasta podría jurar que sus labios temblaban ligeramente y Blake no sabía si estaba más cerca de sufrir un desmayo, o un ataque de nervios. —Te dije que los lobos nunca se confunden… —le recuerda el beta con voz calmada. “Ver. Yo tener razón. ¡Tocar a Amara ya!”, exige su lobo al tener al fin los resultados. La criatura que anidaba en su interior hace aumentar su instinto a propósito y Blake necesita hacer un largo suspiro para contenerse. Sabía que sus ojos estaban violetas en ese momento. “Sí, tenemos razón pero espera un poco más. ¿No ves que está procesando la situación?”, inquiere a su irritable lobo. Era agotador discutir con él y contenerle constantemente, ¡y eso que apenas hacía un día que había empezado el reclamo! Desde que se había levantado por la mañana, la Alice hambr
ALICE —¿De verdad había un atasco? —les pregunta Keane sin dejar de mirar primero a Blake y luego a ella con sus formidables ojos de acero. El alfa Daniels estaba apoyado en la mesa de Donovan con los brazos cruzados sobre su pecho haciendo que sus bíceps se marcaran y viéndose un tanto escéptico. —Lo juro —dice el beta con solemnidad—. Simplemente hemos tenido que hacer una parada técnica para discutir un asunto... —comenta de pasada sin entrar en detalles. Alice se sentía bastante avergonzada por presentarse delante de Keane oliendo por completo a sexo, pero la situación se les había ido de las manos. Si tenía que ser sincera, no se arrepentía para nada de haber tenido relaciones con Blake. El lobo había estado increíble, mucho mejor de lo que su limitada imaginación podía haber ideado nunca, y su pene… ¡oh señor su pene! Era malditamente delicioso. Sabía que durante el reclamo el sexo de los lobos sufría un considerable aumento de tamaño, p
BLAKE —¿Querrán los señores un vino para acompañar? —pregunta la camarera del restaurante con amabilidad después de apuntar los platos que habían ordenado para cenar. —¿Te apetece? —le pregunta a Alice que estaba entregando la carta de vuelta a la muchacha. —No bebo, soy abstemia. Además, hoy conduzco… —dice con voz suave. Blake la observa por un instante, no sabía que ella no tomaba alcohol. —Con un agua tendré más que suficiente… —responde Alice en una pequeña sonrisa. —Para mí una copa de vino tinto… —le pide Blake a la camarera. —Sí, señores. Enseguida les servimos —asiente la muchacha de inmediato y en otra sonrisa. —Gracias… —responde el beta con amabilidad. Así pues, la atenta camarera marcha para comunicar su pedido dejándoles solos. —¿Te gusta el lugar? —le cuestiona a su reservada compañera. Estaba complacido de que no hubiera muchas mesas en el restaurante esa noche pues se estab