—Ya ves… esa noche dejo consecuencias. Y por eso, Yo seré la verdadera esposa de Jean Dubois y la madre de su bebé. Soy la única quien puede ocupar ese puesto, no tú. Una stripper que se cree señora… bueno… se ríe con burla. –Ni tan señora.
Mira mosca muerta, si ya has terminado lárgate de aquí. Antes de que barra el suelo contigo.
—Tú no me tocaras ni un pelo marginal.
—No sabes de dónde vengo mujercita, es mejor que te vayas por dónde has venido arpía. Le dice maya enojada.
—¿Quién me va a sacar? ¿Tu? No puedes ponerme un dedo encima.
—Como que no…
La morena se lanza sobre la rubia arrasándola hasta el ascensor… mientras que esta le gritaba que la soltara. Cuando dejo el cuerpo de Adelaine en el
—Por favor, no me vengas con lágrimas. He visto mucho de todo en lo largo de mis años. Y tu llanto no me ablandara. —Es tan cruel con su propio hijo, es un hombre horrible.—Hago lo que sea por mis hijos, solo lo mejor para ellos. ¿Ahora qué piensas hacer?Zoe se acercó a la mesa, tomo el bolígrafo y firmo los malditos papeles… la lagrimas salían por si solas. No las podía detener. Al terminar se puso en pie y el viejo la imito. Cogió loa documentos pero dejo el fajo de dinero.—Que lo aproveches, seguro que mi hijo te prometió más. Pero ya que las cosas surgieron así debes conformarte con eso. ¡Ah! y tu morena, este mismo consejo va para ti también, aléjate de mi hijo. Yo jamás permitiré una unión entre ustedes dos.El viejo se fue, dejand
La chica abrió los ojos cuando sintió que su amiga la zarandeaba. Esta se estrujo los ojos hasta lograr medio sentarse en la cama. Había tenido una horrible pesadilla y agradeció a su amiga que la despertara de ella.A esas alturas seguramente el francés ya debía de estar más que casado con esa mujer. No dudo para nada que hubiera firmado esos documentos sin chistar. Total ellos dos solo estaban casados por un contrato.—¿Qué paso?—Tenías una pesadilla o algo así, dormías inquieta.—Sí, realmente era una pesadilla. Confirma la castaña. – ¿Estas llegando?—Si. El día estuvo de locos.La morena se sienta en el borde la cama quitándose los zapatos… parecía agotada, y quién no. Con dos empleos, la pobre Maya tenía
Maya no dijo nada cuando ve al rubio irse con la enfermera. Pero cuando se ven solos, se da la vuelta para lanzarse en los brazos del rubio quien la recibe gustosa.—¡Te extrañe! No debiste irte Maya. No sabes todo lo que te busque.—Lo siento. Tenía que hacerlo, no podía dejar a mi amiga sola con todo esto.—Pero debiste buscarme, mira que pasar todos estos meses ustedes solas en ese apartamento tan demacrado.La pareja seguía abrazada mientras hablaban… muchas veces la morena quiso contactar a Adrien pero por fidelidad a su amiga no lo hizo, y eso que algunos meses se vieron muy graves. Pero al final de todo siempre salían a flote. Pero internamente agradecía que ellos las hubieran encontrado.—Quise buscarte, pero me dio miedo. Tu padre es muy cruel, y nos dijo cosas muy feas. Nosotras solo quisimos que no los deshereda
Jean en compañía de su esposa e hijos abandonaban el apartamento donde vivían, esa noche tenían una cena con el viejo Antonie la primera desde que la pareja se había casado… después de la visita del magnate, la pareja no había tenido tiempo de ir a visitar al abuelo ya que los gemelos ocupaban todo su tiempo. Más que ahora Jean llevaba las riendas de sus propios negocios, casi que no tenía tiempo para reunirse con su padre.A duras penas tenía tiempo para su esposa e hijos… pero las incesantes llamadas del viejo lo obligo a sacar un espacio de su tiempo para ir a verlo, con el fin de que conociera a sus nietos e interactuara más con su esposa.—Vamos amor, ya es muy tarde. Le dice el rubio cargando a Soren en sus brazos. —¡Ya voy querido! Dice la castaña saliendo con Aarón en sus brazos. –Ya estoy lista.
Maya noto que su novio estaba un poco extraño esa noche al regresar al apartamento. No comprendía que le estaba pasando, hasta donde pudo ver la cena había salido muy bien. El viejo Dubois se la llevaba mejor con ella y Zoé… Estaba un poco insegura si preguntarle si todo iba bien, o si le estaba pasando algo. Así que opto por guardar silencio. Se despidieron de sus amigos, y siguieron hasta su casa. Pero una vez estando dentro de su hogar el rubio parecía un poco nervioso.Ella estaba sintiendo miedo, porque siempre sospecho que en algún momento Adrien se cansaría de ella y terminaría con la relación. Podría hacerlo, ella había sido una stripper. La conoció en un bar, y bueno el hecho de que su amiga le fuera bien en su relación no significaba que a elle también le fuera bien.Y era por eso que debía resolver ese
Adrien conducía el coche como loco descarriado por las calles de Francia. Y como no hacerlo su esposa iba en la parte trasera de su camioneta en compañía de su amiga sufriendo más que nunca. La morena no paraba de gritar por el intenso dolor que sentía en su vientre bajo. Aproximadamente una hora la chica había roto fuente y los dolores de parto la estaban volviendo loca. Adrien no se imaginaba el terrible dolor que estaba sintiendo, pero los incesantes gritos y jadeos sabía que estaba sufriendo. Además, la llegada de su primer bebe lo había tomado por sorpresa. No lo esperaban sino hasta la semana siguiente, pero de la nada Maya rompió fuente y todos se vieron obligados a salir corriendo de la casa. —Más de prisa amor, ¡por dios! Le exigía su esposa entre jadeo y pujes. —Eso hago, no puedo excederme van ustedes en el coche, joder. Resiste un poco amor. —¡Ahhhhhh! Grita. —¿Cuánto más falta
—Llevamos caminando por horas, ¿Acaso no estás ni un poco cansada?Una morena muy menuda de ojos medio achinados y cabello lacio se quejaba al lado de su amiga.—Claro que estoy cansada tonta, pero debemos encontrar empleo si no quieres vivir en la calle.—¡Zoé! Llevamos horas buscando, y todos nos dicen que no por no saber hablar francés.—Entonces debemos buscar otro tipo de empleo, quizás porque buscamos solo en cafeterías no nos dan trabajo.—¡Por todos los cielos! Nadie querrá contratar a dos americanas. Resígnate.—Maya, por favor… no seas pesimista.Zoé y su mejor amiga de la infancia recorrían a diario toda Francia desde que llegaron, en busca de trabajo. Pero la mala fortuna las seguía, ya que en cada sitio que llegaban las rechazaban. Hablar francés era un requisito indispensable.
—¡Jean! Me alegra que hayas venido esta noche a casa.—Puedo imaginarlo padre. Responde un poco aburrido.—Pues estás de suerte muchacho, está noche tenemos invitados especiales.—¡Padre!—¡A callar! Responde serio.Jean aprieta la mandíbula en señal de enojo, Antonie Dubois, era el hombre más desesperadamente, controlador y manipulador de toda Francia. Por esa razón detestaba ir a su casa a cenar.Padre e hijo entraron en la sala del comedor, donde Adrien se puso en pie para recibirlo con un apretón de manos y una expresion de incomodidad.—Pensé que no vendrías.—Créeme, ya me estoy arrepintiendo. Responde viendo la rubia sentada en la mesa quien no le quitaba la mirada de encima. —¿Qué hace ella aquí?— Papá la invitó a cenar, y como sabes que