Bueno, comienza la recta final, faltan muy pocos días para el fin. siento que se hubiese extendido tanto, pero ajá, ya se nos acaba.
Paloma se ajustó la malla que le sujetaba el cabello. Desde donde estaba, no podía ver con claridad lo que estaba sucediendo en la mansión de Carlota, pero confiaba en la palabra de Cristian. Si él le había dicho que llevarían un señuelo, entonces era verdad. Cristian se agachó en la entrada y encendió su celular, cuidando que el reflejo de la luz no se viera desde ningún ángulo.Paloma aprovechó para tomar los binoculares del hombre y observar la mansión de Carlota, donde en efecto comprobó que había un joven con la cabeza cubierta que se parecía a Yeison.Probablemente incluso le habían quitado la ropa para ponérsela a él. Lo metieron en el auto con algo de brusquedad, y vio cómo Carlota salió del lugar con su vibrante cabello rojo ondeando al viento. Pero algo había cambiado en ella. Tal vez era por la distancia y la poca luz, pero Paloma vio en sus ojos claros un destello extraño, como si estuviese asustada, confundida... tal vez perdida.Esperó que aquello fuera suficiente, que e
— No hay que subestimar a Carlota — , me dijo Crasher, el pilar de la seguridad. Había reunido a un enorme equipo de trontes para que me acompañaran al encuentro con la mujer. — Lo sé, te dije, sé que no puedo subestimarla, pero ella tampoco debe subestimarme a mí. Me traicionó y se metió directamente con mi familia, y créeme, general, que va a pagar las consecuencias.El hombre me miró, encogiéndose de hombros. Su consejo había sido claro y conciso: erradicar absolutamente y sin determinación la organización de Carlota, sin consideración alguna. Pero yo sabía que aquello podía poner en riesgo la vida de Yeison, y yo primero necesitaba proteger a mi familia.Ya había tomado la decisión: en cuanto terminara todo aquello, los obligaría a todos a marcharse. No me importarían sus súplicas, sus quejas; los empacaría todos en un avión del Círculo Bajo y los llevaría hasta el otro lado del mundo para protegerlos.Solo yo tenía que quedarme al frente de eso. Solo yo debía arriesgar mi vida p
Paloma sabía que estaba haciendo estaba mal. Cristian, se enojaría muchísimo con ella en el momento en el que se diera cuenta de lo que estaba haciendo.Pero tenía que ayudarlo. No sabía de qué forma, pero tenía que conseguirlo. Probablemente no fuese más que un estorbo para él, imaginó que el hombre sería un experto en librarse de aquellas situaciónes, solo que ella no sería más que una pieza de transportar y de proteger. Pero, ¿qué más podía hacer? ¿Y si en realidad estaba en problemas? ¿Si en realidad estaba en serios problemas y ella era la única que podría ayudarlo…?Corrió por la pradera, aprovechándose de la oscuridad que había dejado la mansión cuando las luces se apagaron. No se imaginó que tendrían cámaras de visión nocturna. Esperó que no la vieran.Llegó a la alambrada, y cuando estaba a punto de saltar sobre ella, justo enfrente, como una premonición, había una pequeña ardilla que la trepaba.Paloma pudo notar que aquello no estaba bien, que había algo antinatural en todo
Una enorme rabia llenó mi interior, algo tan fuerte y tan visceral que olvidé por completo pensar, olvidé por completo el plan que me traía entre manos cuando vi el cuerpo de Yeison desplomarse al suelo.Se fue por completo la cordura y la razón. Me había prometido protegerlos, me había prometido protegerlos a todos, y ahora había fallado. Cuando su cuerpo golpeó el suelo, levanté mi arma contra Carlota y disparé. No me importaba ya nada. No importaba perder mi alma asesinándola. Quería hacerlo, quería ver su frio cadáver en el suelo.Y entonces, todo sucedió muy lento: mis manos se elevaban en el aire hacia Carlota. Recordé a Alfredo, a su venganza, a esa rabia que lo había motivado a sobrevivir a tantos disparos en el pecho, a recuperarse lo suficiente para buscar a mi padre y asesinarlo.Ahora lo había entendido, ahora entendía por qué ese deseo de venganza era tan fuerte, porque ahora yo lo estaba sintiendo. Solo un segundo de la muerte de mi hermano, tenía la oportunidad de venga
Paloma sabía que estaba cometiendo un grave error. Después de que el jarrón rodó sobre la encimera y se rompió en el suelo creando un escándalo, se arrepintió de haberlo hecho.Sabía que tenía que darle un poco de tiempo a Cristian para que se liberara. Pero, ¿y si ese tiempo era demasiado y aquel tronte lograba matarla?Estaba completamente segura de que así sería. Podría intentar correr, podría intentar atacarlo, pero era un tronte, un hombre entrenado desde que era bebé para asesinar. Ella no lograría hacer nada contra él.En el momento en que la viera, en el momento en que reconociera que era Paloma Idilio, no dudaría ni un segundo en apresarla. Entonces, así tendrían a dos hermanos del cacique prisioneros. Se había metido en la boca del lobo y ahora lo único que haría sería complicarle más las cosas a su hermano.Así que, en un acto de desesperación, tomó la red que se había puesto en el cabello y la bajó completamente por su cara. Tal vez así, con la piel presionada por la malla
Tuve varias pesadillas en medio de mi inconsciencia. En el fondo de la oscuridad sabía qué era lo que pasaba, sabía a qué me había enfrentado y a qué me había sometido. Entonces tuve extrañas sensaciones, así como cuando te duermes con fiebre y las pesadillas son confusas y abrumadoras. Así me sentía.Sentía que me tocaban, que me movían de un lado para otro. Quería abrir los ojos, pero no podía, como si algo pegajoso me tuviera los párpados cerrados. Intenté mover mi cuerpo, pero era como una parálisis del sueño. Abrumado y agotado, dejé de pelear contra las emociones amargas que me atormentaban.Yo mismo me había puesto en ese plan, yo mismo había ejecutado aquella misión. Desesperado, esperé con todas las fuerzas de mi ser que aquello funcionara, que todo saliera bien. Tenía que salir bien. El trontado tenía que ayudarme. Estaba seguro de que mi hermano Xavier no me dejaría. Tenía que tener paciencia, solo tenía que hacer tiempo y tratar de sobrevivir.Cuando desperté, estaba en un
Era lo que él quería. Fue lo que me dijo Xavier cuando llegó a casa con la noticia. — Pudo haber huido — comentó él — . Pudo haber escapado, Ana Laura. Tuvo la oportunidad de correr hacia mí, hacia la puerta. Los trontes lo hubieran protegido. Pero él decidió ir con Carlota.Yo sabía que no debía haberle dejado ir solo. Sabía que debía estar a su lado siempre, como la cacique que era ahora. Ahora Carlota lo tenía, lo tenía secuestrado. Carlota lo mataría, estaba segura de eso.Entonces, cuando Xavier notó el nerviosismo que me entró en el cuerpo, me sujetó por los hombros. — Cálmate — me dijo.Estaba despeinado, su rubio cabello caía en ondas dispersas por todos sus hombros. — Carlota no puede matarlo. Para tomar el control del círculo bajo no solo hay que matar al cacique, literalmente hay que tomarse el poder a la fuerza. Cuando tu padre se tomó el poder, primero convenció a los trontes. El papá de Máximo era un fracaso como cacique, por eso al final los pilares decidieron dejar
Paloma y Cristian atravesaban los túneles nuevamente para llegar al cementerio. A pesar de que no tenían tiempo, la mejor ruta era haber atravesado todo el barrio obrero, pero imaginaron que, a estas alturas, sería prácticamente una condena suicida intentar cruzarlo.Carlota había abandonado el barrio, y, sin su influencia y su poder, la Pandilla se había tomado el control absoluto. Incluso antes de que entraran a los túneles, pudieron escuchar cómo varios disparos se alzaban por el barrio.Seguramente, sin una cadena superior tan grande como la organización de Carlota controlándolos, la Pandilla se había vuelto loca. Varios poderes se alzarían, y Paloma sintió lástima por las personas que vivían en aquel barrio, por las cosas que tenían que enfrentar.Sería una larga noche para todos.Cristian la había sujetado con fuerza por la mano y prácticamente la arrastraba con él a través del túnel. Cuando salieron al cementerio, Paloma se abrazó a sí misma. Su cuerpo, empapado de sudor, tembl