Odio el mes de junio. Hace un año mi madre nos dejó y ahora lo hacía el abuelo, y lo más triste era que no podíamos viajar para sepultarlo y acompañar a la abuela. Los vuelos internacionales estaban cerrados, tanto en Colombia como en Estados Unidos. La abuela se encontraba sola soportando el dolor. —Me aferré al cojín de la sala. Papá sin dejar de llorar consolaba a los mellizos, quienes habían tenido una crisis incontrolable. —¡Acaso tenemos una maldición! —gritó Emiliano. Quien se levantó. —¡Emily! Me llamó papá. Debía ser fuerte. Ellos se veían peor que yo. Corrí para abrazarlo y detener su impulso. Papá seguía conteniendo el ataque de ira de Emilio. Abracé a mi hermano. —Estoy contigo. —La gente que amamos se nos muere Emy. Se muere. Mis padres, el año pasado, la tía Dakota y ahora el abuelo. —Estamos juntos. —seguía aferrada a él—. No iremos a ninguna parte. De un momento a otro cayó arrodillado para llorar como si fuera un niño de cinco. Me senté en el piso, él se acurruc
Enero del 2021 En dos días cumpliré mis dieciocho años, mi corazón deseaba que llegara ese día para ver si Iskander se acordaba de mí de nuevo. Desde la muerte del abuelo no volví a saber de él. La escuela pasó a ser virtual, no he visto a mis compañeros. Mis hermanos han tenido psicólogo virtual, ellos son muy inquietos y el encierro les afectó más que a cualquiera, a papá le tocó ingeniársela para mantenerlos en competencia constante. Los juegos de mesa, competencias de natación en la piscina de la casa. Construcción de muebles y ese fue la mejor terapia para ellos, los entretuvo mucho, ahora tenemos mecedoras en la casa, mesas, muebles. Y yo he sido la encargada de darle algo de vida. Su trabajo, aunque no era profesional parecía que sí, era hermoso. Mi tarea fue tener a la abuela ocupada, para hacerlo me tocó sacrificarme un poco y pasar horas tejiendo, realizando tejidos macrame, hasta una máquina de coser me compró mi padre para que la abuela desde Medellín me diera clases de
¿Cómo puede cambiar la vida de un momento a otro? Aún no podía asimilar lo ocurrido. Pero ver a mi madre hospitalizada y dependiendo de un hilo, más por un tema emocional que porque tenga un dolor físico no era fácil.Se suponía que deberíamos estar celebrando su luna de miel, en vez de eso ahora debía hacerme cargo de un funeral, cuidar a mi hermana y velar por mi progenitora, quien no quería reaccionar para enfrentarse al dolor de la pérdida de su pareja.No sé qué pudo haber pasado. Eren Aslan era un hombre correcto, sin enemigos y, aun así, fue asesinado hace dos días, en el restaurante donde celebrábamos su boda. Con los permisos y protocolos de sanidad exigidos por el ministerio de gobierno, con no más de treinta personas en un restaurante con capacidad para ciento cincuenta invitados.Nos encontrábamos celebrando la boda civil, mientras almorzábamos con alegría. De la nada irrumpieron más de cinco hombres y a quema ropa le dispararon a un buen hombre. La mirada atónica y descon
Marzo del 2021Seguíamos sin ir a la preparatoria de manera presencial, aún existían muchas restricciones. Según los índices de mortalidad, aún no permiten el regreso a las aulas de clase. Sin embargo, ya había actividades bajo un estricto régimen de cuidados.Y gracias a los medios permisos se llevará a cabo el torneo de patinajes, mi equipo se inscribió. La autorización debíamos enviarla a más tardar mañana para que la entrenadora se encargara del hospedaje. —Eso sí, el transporte y estadía correría por cuenta de cada una de las deportistas—. El viaje sería en cuatro días. Nos quedaríamos unas dos semanas en Boston.El problema puede que lo encuentre en la autorización del permiso por parte de mi padre. Y no era por la edad; ya era mayor de edad. Si no por los permisos a raíz de la pandemia. Ahora hay protocolos y también porque la escuela quiere curarse en salud, no sea que nos contagiemos en Boston.Imprimí los papeles que mi padre debía firmar, salí de la habitación. En el pasill
Bajé del avión. Hoy descansaré después de registrarme. La travesía para salir del país, me dejó cansado. Mañana era la primera entrevista. Jonathan me había entrenado para poder ingresar a la universidad de leyes, a una de las mejores universidades de Estados Unidos.Debía prepararme, y para ellos debía no solo estudiar aquí para aprender las legislaciones del país. Si no que estudiaré leyes a distancia en una universidad de Turquía para aprender las leyes de mi país. Si voy a darle la guerra a mi padre y poder quitarle el poder de manera limpia las empresas. Debo enfocarme en los próximos seis años, incluyendo este que me faltaba.Una imagen de Emily se instaló en mi mente. Una relación con ella no habría funcionado, la distancia y mis problemas. Donde se encuentre, espero la vida le esté sonriendo a mi Pelirosada.—Jonathan. Me voy a quedar una semana aquí.—Eso es peligroso.—Estaré bajo perfil.—Si su padre se da cuenta, le arruinará el ingreso a la universidad.—Estudiaré en otra
Llegamos del entrenamiento. Estos dos días salíamos a las cinco de la mañana y regresábamos pasada las siete, cenábamos y a descansar hasta el día siguiente. Sonó el celular.—Hola, papá.—Esa voz se escucha cansada.—Así es, nos encontramos en el restaurante para cenar, me doy un baño y a dormir. Mañana es la inauguración, aunque mi grupo está en el intermedio, hago mi debut sobre el mediodía. Pasarán la competencia en el canal nacional.—Te estaremos viendo y vas a ganar.—Gracias, a mi fan unitario. ¿Cómo te fue con lo de la presentación para la campaña que estabas realizando?—Excelente. Y debo presentar otra en Italia. La abuela se quedará con los mellizos. Voy a tardar unos cinco días. —Me alegra que salgas papá, desde la muerte de mamá te has encerrado.—¿Tú le harás barras a tu abuela?, estoy bien solo.—Si tú lo dices. De mi parte tienes permiso para tener novia, ya te lo dije. Amaste a mi madre, la honraste en vida, eso es lo que cuenta y la has venerado en muerte. Pero er
Salí del baño a donde boté el preservativo. Vi a la secretaria actual acomodarse la ropa, ya me estaba cansando de follarla. La mujer sonrió y no le correspondí a dicha sonrisa. Tocaron a la puerta.—¡Adelante!El jefe de personal ingresó, detrás de él vi al jefe de seguridad y vigilancia. Le hice señas para que ingresara.—Déjenme unos minutos a solas con el jefe de seguridad. Ahora nos reuniremos. Rina, adecúa la sala de juntas para la reunión con el jefe de personal. —Una vez a solas lo miré—. Dime.—Me ha llegado un reporte de Turquía, van cinco días de no ver al joven Iskander salir a trotar como suele hacerlo todos los días.—¿Estará enfermo? —ayer no me contestó, pero esta mañana me envió unos mensajes muy típicos de él.—No hay indicios de ello.—¿Margarita y mi hija? —Ellas si se han dejado ver. También compraron tiquetes para los tres, salen hoy regresarán la otra semana. Viajan a Italia.—¿Nada más ellos?—Si señor.—Gracias por el informe, diles a tus hombres que no deje
Lo miro y no me lo creo, mucho menos que le haya reventado la nariz de nuevo. —solté una carcajada—. El señor Jonathan miró por el retrovisor, mientras Iskander unía esas perfectas cejas. Estaba más bello, todo un turco precioso, no tenía nada malo ese hombre. Ahora era más alto al de mis recuerdos, más fornido, su cabello a juego de esos preciosos ojos negros porque era tan bello o yo lo veía precioso. En todo caso, lo tenía al frente y si andaba con un abogado su situación debía de ser compleja. —¿De qué te ríes?—Es la segunda vez que te golpeo en la nariz y ambas tienen que ver mis patines.—Llegamos muchachos.—Iskander debo correr, ¿estarás en las gradas? —afirmó. Antes de bajar lo besé—. Me esperarás, ¿cierto?—No iré a ninguna parte, además sé en qué habitación te hospedas.Mi corazón se quería salir, y con los ojos de nuevo humedecidos bajé del auto, ahora debía concentrarme en lo que se venía, un fuerte regaño de una señora a la que no le caía en gracia.La entrenadora est