Ángela y Leo tuvieron un encuentro incómodo en la entrada del piso que ambos compartían. Ella llegó al final de la tarde del día siguiente, usando ropa que no le pertenecía.
―¿Podemos hablar? ―pidió el moreno, segundos después de sonreírle de forma extraña y pasar de largo. Él pensó que era mejor no darle largas al asunto, por eso, tras dar dos pasos en las escaleras, se detuvo.
―Sí, por supuesto ―dijo ella―. ¿Ahora mismo o prefieres después? ―preguntó, señalando su puerta.
―Sí, ahora es buena idea ―accedió Leo.
Entraron al departamento en silencio, debido a los días que estuvo con Jade y los últimos preparativos de boda, el lugar tenía olor a cerrado, aunque no era desagradable, este se acentuaba debido a la lluvia que estuvo cayendo durante el día, y que apenas comenzaba a amainar.
Durante la mañana del miércoles David y Laura tuvieron que compartir un auto para ir a la empresa por cuestiones de seguridad.Aunque los ataques a las dos familias se habían mantenido a nivel online, poco a poco estuvieron escalando al mundo real. Las protestas que comenzaron en otra ciudad, pronto aparecieron también en el resto del país, exponiendo los problemas ―reales e inventados― de los proyectos habitacionales construido por los Miller.En cuanto a los Murphy de la ciudad, a pesar de que no salía nada realmente pesado a nivel criminal, más que un caso de tráfico de influencia, eso no significaba que pudiesen escapar de la crítica, tampoco de las acciones de ciudadanos molestos que decidieron convertirlos en los chivos expiatorios de todos los políticos corruptos del país.Cuando alcanzaron el estacionamiento de la empresa, David pudo notar al grupo de personas apiñadas en
Tras el final de la junta ―que no llegó a ningún lugar y solo sirvió para caldear los ánimos, más de lo que ya lo estaban―, solo quedaron los miembros de la familia Miller.David se puso de pie, aunque estaba casado con Laura, todos ellos habían trazado una fina y casi invisible línea que indicaba que él, a pesar de ser el esposo de la pelirroja, continuaba siendo “ajeno” a la familia.―Con el permiso de ustedes, me retiro ―anunció con cortesía, hizo una leve inclinación de cabeza a Ruben, pero este lo detuvo.―Quédate, por favor, lo que vamos a hablar concierne a la familia y tú eres parte de la ella ―habló el hombre mayor, demostrándole a todos que lo respetaba.Aunque no se encontraba convencido de la idea, no pudo negarse, fingió sentirse agradecido por el reconocimiento y tomó asiento una vez más, disfrutando inter
Laura se marchó, justo detrás de David, que a su vez se despidió cuando Jacobo, casi de manera mecánica, se levantó y se fue.Justo antes de que cruzara la puerta, Ruben llamó su nombre, ella se giró para encarar a su abuelo.―Recuerda que debemos hablar, es urgente.―Está bien, abuelo, pero no hoy… ―evadió la pelirroja―. Hay mucho por hacer.El viejo asintió, así que ella no dilató su partida y entró en el elevador.Cerró los ojos, estaba cansada, aturdida, molesta y hambrienta, sin embargo, la sola idea de comer le generaba más náuseas y ganas de vomitar.Laura pensó que el estrés de toda esa situación estaba al borde de enfermarla.Aunque no sabía de qué quería hablar con exactitud, su intuición le aseguraba que no era algo bueno, en su fuero interno casi podí
Aunque la cafetería cambió su estilo y el nuevo era dinámico y atractivo, continuó sirviendo solo postres.La adición al menú fue que, a cambio de la partida de Leo, un chef maestro heladero y un barista se sumaron al equipo, ampliando la variedad de postres, permitiéndoles servir helados hechos por el propio chef; aparte del hecho de que comenzaron a ofrecer nuevas variedades de bebidas con bajo contenido de alcohol.El ambiente vintage, con poster de bandas de rock, muebles de cuero, paredes enchapadas en madera, guitarras y luces de colores, le daba al lugar un aire bastante festivo, sin perder su esencia original. Los uniformes pasaron a ser un poco menos formales, pero se mantuvo el aspecto elegante, característico de la presentación de sus postres.Incluso la ampliación de la barra, dejando un espacio amplio para tomar asiento, daba la sensación de estar directamente en un bar, mi
Ángela experimentó una sensación extraña, como si estuviese viviendo una escena sacada de una novela de mediodía que a su mejor amiga le gustaban tanto.David no la estaba mirando a ella, en realidad, tras desearle éxito, sus ojos se enfocaron única y exclusivamente en Robin, quien a su vez, lo observaba sin vergüenza, como si ambos estuviesen midiéndose antes de una pelea.La verdad era que la atmosfera fue cambiando de manera sutil, incluso las mesas más cercanas a ellos se quedaron en silencio, atestiguando la confrontación silenciosa entre los dos hombres, más parecidos a dos bestias a punto de saltar a la yugular de su contrincante.Robin era como un tigre, incluso su postura tenía cierto aire felino; en cambio David era un lobo, salvaje, vigilante, destilando una energía oscura y algo perturbadora.Cof, cof…Ella tosió un poco para romper la tensión, sin embargo, la lucha de miradas entre ambos hombres prosiguió como si nada.―Gracias ―respondió la morena con cortesía, luego sol
Laura agotó su energía al cabo de un rato, entró en un estado catatónico, incapaz de moverse, hablar o incluso pensar. Tras el ataque de histeria que tuvo al ver a David entrar al local y dirigirse a Ángela, se desconectó de la realidad, hasta el punto en que no se percató del momento en que su esposo se marchó del lugar y el café cerró acabando su turno nocturno.Cuando por fin volvió en sí, los autos estacionados en torno a la cuadra se habían marchado, siendo reemplazados por los de la gente que se dirigía a los bares y discotecas que se encontraban en la zona: al fin y al cabo, en una ciudad como aquella, que dormía poco y con una activa vida nocturna, salir de fiesta un jueves por la noche era casi una tradición.La pelirroja observó el reloj de su móvil, la medianoche había llegado y ella no sabía en dónde estaba David ni con quien.Su cabeza se llenó de imágenes, su imaginación desbocada la torturó durante unos intensos minutos en los que Ángela y su esposo se revolcaban apasio
David despertó debido al dolor de cabeza, abrió los ojos y tuvo una sensación de déjà vu desagradable. Aunque no reconoció el entorno ni pudo recordar lo que sucedió la noche anterior, el resto de su memoria estaba intacta, no obstante, la habitación se le hizo extrañamente familiar.Gimió de cansancio y dolor cuando intentó sentarse, fue en ese instante en que reconoció el lugar.Su corazón empezó a latir desbocado, lleno de pánico ante la realidad. Se encontraba completamente desnudo, y a su lado, podía sentir el calor desagradable del cuerpo de otra persona.No tenía que ser un genio para saber quién era esa otra persona.«¡Maldita sea!»La impresión borró de un solo golpe la resaca, dejando atrás el dolor de cabeza y el asco de sí mismo. Intentó rememorar los hechos, fragmentos de memoria llovieron sobre él, ninguno demasiado preciso. Laura sobre su cuerpo, una conversación con un desconocido al cual le contaba que amaba a Ángela, la ciudad pasando por la ventana de un auto, Robin
Silver observó la situación con detalle, Ángela Lee había abandonado su departamento cerca de las diez de la noche, caminó lentamente hasta el bar que acostumbraba a visitar y se sentó en la barra a disfrutar de un par de tragos.Él entró diez minutos después que ella, buscó el mejor sitio del lugar para sentarse, ubicado contra una esquina y diagonal a la morena, pidió una bebida con bajo contenido alcohólico y esperó.Aquella asignación se había vuelto extraña, prolongándose demasiado tiempo para su gusto; desde el inicio de la misma el asesino aceptó dos misiones, una de ellas fuera del país, cumpliendo los objetivos de manera eficiente en el menor tiempo posible; solo para regresar a su puesto de ‘niñera’.«Qué aburrido…»Aunque eso quería creer en verdad, sin