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CAPÍTULO II. TORMENTOSA SITUACIÓN

Cuando Camil trataba de buscar empleo e indicaba su nombre y apellido, muchos dudaban y varias veces tuvo que ir a parar a la estación más cercana, aunque era realmente hermosa bajo esas ropas  el ser tan de características latina, cabello negro azabache, con un cuerpo en forma de reloj que atraía miradas lujuriosas y una piel tostada, algunos le decían la trigueña salvaje sumado a sus ojos color avellana herencia también de su padre, pero el resto es total herencia de su madre, pero con ese nombre y apellido Harrison a cuestas no era fácil que le creyeran que realmente era ciudadana aunque no sea nacida ahí, había tenido que soportar una que otra humillación le dolía que en un país que se mofaba de la tan ansiada libertad no sea más que una cuna de racistas y gente que la desmerecía solo por su descendencia a veces solo a veces quería creer que solo se había topado con las personas equivocadas.

Harrison

 Se oyó la voz del encargado del laboratorio que la llamaba hoy tocaba sobrevivir y la asignación de hoy para ello era donar sangre más que donar era vender sangre, nunca creyó llegar a este extremo, se sentía humillada y sentía vergüenza de ella misma por tener que llegar a esto una lagrima se resbalaba por su mejilla izquierda tengo que sobrevivir pensaba ella, es que  el poco dinero que había conseguido con sus esporádicos empleos había terminado en manos de Paterson que por supuesto envió por transferencia bancaria no quería ni de broma encontrarse con ni respirar el mismo aire que él y todo por esa noche, esa terrible noche

CUATRO MESES ATRÁS

Vamos

muñe a recordar viejos tiempos, ¿No extrañas las rumbas que nos dábamos por allá en el pueblo? Como cuando movíamos las caderas que Dios nos dio que hasta el padre Ramiro le sudaba la entrepierna.
juntando las manos en modo de súplica y ojitos de perritos tristes como le decía Camil cuando su prima Tatiana tenía esa expresión en el rostro. por la cual no podía evitar aceptar, ya que era la única familia que tenía en este país de mierda como ella le decía.

Está bien me convenciste, vamos al Copacabana.  Expreso Camil mientras se retocaba el maquillaje con una sonrisa en los labios ese día había conseguido un empleo de manera estable y tenía ganas de celebrarlo.

Te encanta este lugar porque será picarona, será que Alessandro Peterson es dueño del lugar.

Hablas sandeces, ese hombre no me atrae para nada tiene una sonrisa ladina cada vez que me ve que me da miedo, solo que la música de ahí me recuerda a mi tierra y hoy es noche latina nena  Terminando de ponerse el vestido de lentejuelas negro que se amoldaba a su curvilínea figura y contenta con los resultados vistos en el espejo todo en ella gritaba sexy por donde la vieran.

Quedaste ¡Wow! qué envidia con tu delantera de infarto si fuera hombre hace rato que le hubiera dado un mordisco.

Asquerosa, mueve ese trasero que quiero divertirme Dándole una sonora palmada en el trasero de su prima.

Se acercaron media hora después en un lujoso sitio de la ciudad, el más afamado de la ciudad “Copacabana” con un letrero con luces de neón que gritaba diversión, hoy era noche latina y este era uno de los pocos días donde ser latina era más una bendición que un castigo en esa ciudad. Se acercaron a la puerta y apenas las vio el robusto y gigantesca masa de músculos que era el guardia de seguridad evoco una sonrisa y las dejo pasar sin importar las quejas de alrededor de treinta personas que esperaban entrar.

Esto está que revienta, siento la adrenalina de la música, siento la sangre caliente de mi tierra recorrerme por completo.  Gritaba Tatiana mientras daba la vuelta por todo el lugar como niña pequeña entrando a una dulcería escuchando a Gloria Estafan y mi tierra.

No seas tan dramática, pero si el ambiente se ve de lo mejor Mientras se dirigían a la barra por unos tragos cuando iba a pagar el cantinero se negó a recibir su dinero.

Es por parte de la casa  Girando el rostro hasta donde estaba el dueño de todo ese lugar y de otros más quien con copa en mano simulo brindar regalándole una sonrisa como la de un lobo con ganas de comerse a su presa.

Y después dices que ese tipo no anda tras tus huesitos ¡Y nada de no le acepto un trago! Mientras Tatiana le daba una sonrisa ladina al cantinero que con esa camiseta negra hacia que todos sus músculos resaltaba haciéndolo parecer super sexy ante la vista femenina lástima que los gustos era lo mismos que los de ella.

Camil solo sonreía Tatiana no tenía remedio, aunque sea una mujer casada que le había costado diez grandes, pero era divertida nada dejaba que la amilanara a comparación de su amiga Gabriela que siempre andaba asustada con que la migra la encuentre y sometiendo a tratos humillantes en afán de ese dichoso sueño americano.

Ya los tragos y tanto baile causaban efectos que la desorbitaban ligeramente, cuando le aviso a Tatiana que se iría al baño esta no le prestó atención, ya que estaba entretenida coqueteando con un espécimen del sexo masculino que gritaba quiero sexo esta noche a su alrededor. Como no se conocía el lugar termino perdiéndose por la oscuridad del sitio, hasta que encontró la manija de una puerta al abrirla ligeramente lo que vio la dejo presa del miedo, haciendo que todo su ser temblara aquella imagen era el principio de su pesadilla, los gritos y las escenas la dejaron traumatizada.

¡Por favor juro nunca más desobedecerte! Mientras suplicaba y lloraba de manera desconsolada sabía que su vida ya estaba acabada desde el momento en que quiso escapar de esa vida a la cual fue llevada a la fuerza y vendida cuál pedazo de carne.

Te dije, hazme caso y todo te irá bien, desobedéceme y desatarás el infierno.  Expreso Alessandro a quien Camil había reconocido de inmediato, estaba absorta ante la imagen de la muchacha que no pasaba de los veinte años, tenía el maquillaje corrido y el vestido rasgado exponiendo sus pechos al aire, mientras dos hombres tan robustos como gigantes sosteniéndola de ambos brazos y a Alessandro tomando una fusta de cuero que estaba sobrepuesta en la pared, cuando vio el primer azote en esa habitación tan oscura como la mirada de Alessandro cuando lanzaba el primer azote, no podía permanecer más ahí era demasiado, No podía creerlo, eso no era un juego sádico como de las películas con palabras claves, esa era una tortura en toda la expresión de la palabra.

Tengo que salir de este lugar, ¡Dios Tatiana! No podemos estar más aquí, esto es el infierno y ese hombre el diablo  Cuando oyó que alguien gruñía en dirección a la puerta Salió disparada entrando en la primera habitación que para su alivio el baño de damas. Permaneció ahí tratando de calmarse su corazón quería salir de su pecho, tenía miedo que algo así le pudiera pasar, agradecía nunca haber tenido algo con ese hombre. A partir de ese día lo único que Alessandro Peterson le provocaba era terror y repulsión y trataría de estar lo más lejos posible de él así tenga que hacer lo que tenga que hacer.

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