Abby
«Máximo»
Estaba de pie en la entrada del bar, sus brazos cruzados sobre su pecho y con una mirada realmente: «Encabronado»
—Mierda, nos ha pillado—murmuré entre dientes.
Una risa salió de mis labios, me volví para tomar el último trago de mi caballito de tequila. Mordí el limón con sal, y disfruté el sabor que dejaba mientras bajaba por mi garganta. Melani pide la cuenta intentando aparentar seriedad, pero realmente estábamos mega ebrias. El bartender entrega la nota, pero soy más rápida que Melani.
—Ve, yo pago—Melani duda por segundos en si irse o no, pero sabe los problemas que se va a acarrear con su hermano. Hasta podría jurar que si decidiera quedarse sentada en estos momentos y mandar a la m****a a Máximo, este no tardaría en cargarla sobre su hombro como un costal de papas, y diría: ¡Te he dicho que te alejes de mi pequeña hermana, Benson!
Melani me observa mientras una risa nerviosa sale de sus labios.
—Creoooooooo queeeee… Hoy toca el sermón Galloway—reímos. —Espera, ¿Cómo te vas a ir? Has venido con nosotros, ven, vamos, no quiero ir sola a la guillotina…
—Prefiero tomar un taxi… Anda… No vaya a incendiar el lugar—Melani se cubre su boca con su mano para callar la risa de ebria. — Anda, que le tenemos demasiado cariño a este bar, tomaré otro caballito antes de irme a dormir—asiente lentamente rindiéndose.
—Te llamo mañana—dice arrastrando las palabras. Vuelvo la mirada hacia la entrada, y sigue en la misma posición. Como si se hubiese congelado en el tiempo. Estaba más atractivo a más no poder, su barba un poco abultada, y esos brazos fuertes bajo la delgada tela de la camisa. Estaba encabronadamente atractivo. Debería ser un pecado tener todo eso, pero gracias a Dios no es mi tipo. Era incómodo estar cerca de él.
—Cabrón…—murmuro en bajo para mí misma. Toma del brazo a Melani y la saca del bar conteniéndose. Comienzo a reír por su rostro furioso. ¿Qué le pasa? ¿Ahora la hace de niñero?
—Pfffffff… —me vuelvo hacia la barra y miro al bartender—Leonard… dame otro—le extiendo unos dólares al hombre. Pago el total de la cuenta y espero mi pedido.
La música en vivo comienza. Una hora después sigo sentada en la barra tomando el último caballito de tequila para marcharme al departamento. Cierro los ojos disfrutando la música de fondo. «Imagine Dragons: Believer» Y comienzo a cantar las primeras estrofas:
♫♬♪ Lo primero es lo primero,
voy a decir todas las palabras (que tengo) dentro de mi cabeza.Estoy como loco y cansado de cómo han sido las cosas.Cómo han sido las cosas. Lo segundo es lo segundo, no me digas lo que crees que puedo ser.Soy el que lleva al timón, el amo de mi mar, el amo de mi mar. ♫♬♪Mi mirada se concentra en algún punto de la barra, distraída en la letra de la canción. El olor a menta y a esa loción de marca inunda mis fosas nasales. Y sé de quién se trata, pero no pienso girarme.
— ¿Ya terminaste?—puedo sentir el calor que emite a mis espaldas. Tranquilamente tarareando la canción para mí y con toda la paciencia de mundo, tomo el caballito de tequila y de un tirón me lo trago. Agito mi cabeza al sentir el ardor.
—No es necesario que la hagas de niñero conmigo.
—No tengo paciencia para tu boca viperina. Te voy a llevar a tu departamento—espeta cerca de mi oído.
Suelto una carcajada sarcástica.
—Prefiero tomar un taxi. Buenas noches—tomo con dificultad mi cartera al bajar de la silla. Recuerdo mis zapatillas, e intento enderezarme. Me vuelvo sin siquiera mirarlo, no me interesa mirar su rostro cargado de frialdad e ira.
Camino hasta la salida dejándolo maldiciendo algo a mis espaldas. Al salir, siento como el aire frío me golpea el rostro.
Error.
El mareo se intensifica. Pero me las apaño para no demostrarlo. Mis ojos se encuentran con un R8 gris parqueado frente a mí.
«El auto del jefe Galloway» Me giro a mi derecha, y busco en mi cartera el dinero para el taxi y me guardo el móvil en mi chamarra. Pero cuando saco la mano de mi bolsillo, me toma del codo y me vuelve hacia él.
—A casa, Benson.
Dice sin más. Siento el calor que ejerce en ese agarre y esa electricidad, me suelto inmediatamente.
—Taxi.
Y antes de tener siquiera la intención de levantar la mano para pedir al taxi próximo que se detenga a unos metros, me vuelve a tomar con más fuerza del codo, tomándome desprevenida.
—Terca. Rebelde. Frustrante. Intolerable. Nunca haces lo que se te dice…—dice mientras corta la distancia que nos separa de su auto.
—Obsesivo. Controlador. Cavernícola. Amargado. Testarudo. Aferrado. Prepotente. Siempre haces lo que quieres…—exclamo en el mismo tono que ha dicho las palabras anteriores. Se detiene en seco frente a la puerta del lado del copiloto. Gira su mirada hacia mí. Arruga su entrecejo.
—Te faltó: Atractivo.
«Mierda»
Sacó a relucir esa palabra. Hace un año me había escuchado decir que era «Atractivo» pero lo había dicho sin pensar, y sin saber que estaba a mis espaldas. Me suelto de su agarre. Pongo mis manos torpemente en mis caderas y lo enfrento.
—Ni tanto. He visto muchos mejores—su rostro muestra sorpresa a mi comentario y quiero reír. Por primera vez desde que trabajo para él, había visto ese tipo de reacción. Pero podría decir que el alcohol es el motivo por el cual quiero romper a risas frente a él, si estuviera en mis sentidos sanos… ¡Pfffffff! Hubiese contestado de la misma forma. Aunque más elegante, más Benson.
—Casa—espeta de pronto, y sin pensarlo de nuevo me toma de la mano y abre la puerta.
—Taxi—la abre por completo. Me hace señas de que entre, su rostro vuelve a reflejar la frialdad.
—L-L-Lo digo en serio, Galloway—arrastro las palabras, vuelve a señalar el interior del auto.
—Le he prometido a mi hermana que regresaría por ti para dejarte en tu departamento. Y soy un hombre que cumple sus promesas, por más que odie cumplirlas en ciertas situaciones, Benson.
Me hace hervir la sangre.
—No sabrá tu hermana si no me llevas, lo que menos quiero en este momento es siquiera estar cerca de ti, ¿Captas?—me cruzo de brazos y puedo ver como su cuerpo se tensa, las aletas de la nariz se abren y se cierran.
«Uy, el señor se ha enfurecido»
Cierra la puerta de golpe, me encojo de hombros. Se acerca a mí en modo intimidante. No dice nada en esos segundos.
—Como tú quieras, Benson. Una última cosa, aléjate de mi hermana. No te quiero cerca de ella. «¿Captas?» Y pensamos igual: Yo también lo que menos quiero en este momento es siquiera estar cerca de ti.
Se da la media vuelta, rodea el auto hasta llegar a la puerta del piloto. Se sube y arranca el auto de una manera demasiado infantil. Vale, que yo también pude haberme comportado, pero estar cerca de él, hacía sacar lo peor de mí. Era mi segunda noche desde que había regresado de Hong Kong, y no quería amargarme por su presencia. Miro por donde se ha marchado y desaparece en el tráfico.
Sonrío.
—Y al final, tenemos algo en común, Galloway: No nos queremos ni de cerca.
Máximo Manejo a toda prisa hasta llegar a mi casa. Mis nudillos están blancos por la causa de la fuerza con la que aprieto el volante. — ¡Mujer exasperante! —grito dentro del auto golpeando al mismo tiempo el centro del volante. Pongo la clave para entrar a mi cochera privada. Y la furia no cesa. Bajo del auto cerrando la puerta con fuerza.Me encamino al elevador privado, y sigue mi mente recreando sus últimas palabras. —Sus palabras.... —en la forma como lo dijo, sus labios húmedos, y el hecho de que pude ver como sus pezones estaban erectos. Niego inmediatamente borrando esa imagen de ella. La forma en la que me desafía, en su postura decidida de una guerrera enfrentándose a su enemigo. Y Dios, sí que éramos enemigos. No encontraba una verdadera razón por el cua
Abby Llego finalmente a mi departamento. Me dejo caer sobre el sofá. Me quito las zapatillas y me doy un leve masaje a mis pies algo adoloridos. Me distraigo recordando de nuevo las palabras de Galloway. «Qué pase al personal a firmar su renuncia» La sonrisa de triunfo por hacer un tercer proyecto con Hong Kong se había esfumado a unos cuantos metros cuando escuché que Galloway le daba órdenes a Sofía. Estos dos años siempre me había preguntado por qué de esta relación: jefe-empleado igual a odio-odio. No nos podíamos soportar ni siquiera cinco minutos sin estarnos contestándonos el uno al otro. Su forma de ser autoritativo me tenía hasta la coronilla. Siempre déspota, grosero y todavía se quejaba que uno le contestara por su
Máximo Estoy de pie del otro lado de la puerta del departamento de Abby. Maldije muchísimas veces en los últimos minutos. Golpeé su puerta hasta cansarme. Pero no me marcharía sin hablar con ella, tenía que esperar hasta que esa puerta se abriera ante mí. Mi apariencia en estos momentos es lo que menos me importa a ojos de la vecina de enseguida del departamento de Abby. Sus ojos me dieron un repaso de pies a cabeza. ¿Qué nunca ha visto un hombre así en su vida? Solo es un rostro, nena. «Nunca me ha importado» La mitad de mi camisa termino de acomodarla dentro de mi pantalón, la americana la tengo en mis manos, y mi cabello revuelto. Y un tipo de sentimiento, acaso... ¿Culpa? «Abby era
Abby Estoy boca abajo en medio de mi gran cama, la sabana ha desaparecido en un dos por tres, siento unas manos acariciando mi trasero. Suelto un pequeño gemido cuando sus labios tocan mi piel. Su lengua es buena cuando se lo propone. Abro un ojo para poder ver la hora. «3:48 am» Solo ha pasado media hora desde que terminamos una ronda intensa. Seguía aún extasiada por ver las posiciones en las que nos ponía para alcanzar más intenso los orgasmos. Aún no estoy lista para decir lo que pienso, no quiero escuchar de nuevo «fue un error» «No volverá a pasar» Pienso en algún rincón dentro de mi cabeza que esto es una gratificación por ser mi primera vez, a la mejor la culpa lo carcome por dentro, e intenta suavizar lo qué ha explotado entre lo
Abby El edificio de ladrillos rustico y contemporáneo está frente a nosotros. —Vamos. Máximo baja de su asiento y sale del auto, le murmura algo a Edison y Máximo abre mi puerta. Extiende su mano para tomar la mía. Es algo extraño su gesto. Bajo con cuidado, y cuando intento soltarme para caminar, sus dedos se entrelazan con los míos. Y empezamos andar de la mano, puedo sentir el calor que ejerce su agarre, intento soltarme sutilmente, pero el aprieta más. Me lanza una mirada de irritación. —Van a pensar que...—me interrumpe. —Me importa poco lo que los demás piensen. —Pero no somos...—vuelve a interrumpir.
Máximo Estoy contemplando el paisaje de Los Ángeles desde mi oficina. Una sonrisa aparece en mis labios al recordar el día anterior. Es la primera vez que empiezo a desear algo. Y ese algo es pasar tiempo con ella. ¿Desde cuándo mi vida se había vuelto de color gris? ¿Sin motivación? ¿Sin esperanzas? Solo un pedazo de vacío que ni el sexo con otras mujeres me habían llenado o saciado como lo hace con ella. Es un sentimiento de furia, ira, frustración cuando la tengo cerca de mí, pero aún no entendía ¿Por qué? Solo me dejé llevar por mis impulsos por primera vez en mi vida, había llegado a las primeras capas de ella. Tendría que experimentar por primera vez...ser un hombre sencillo. ¿Tú, Galloway? ¿Cómo?
Abby Estoy encerrada en mi oficina terminando los pendientes del día, mientras estoy finalizando, tocan la puerta. —Adelante. Mi mirada está concentrada en terminar los últimos toques de la nueva propuesta. Levanto la mirada y está Sofía y contra su pecho unas carpetas. —Disculpa que la moleste señorita Benson, el señor Galloway me ha pedido que le entregue lo relacionado con el área de Artur, él se ausentara el resto de la tarde y el día de mañana. Me sorprende escuchar eso. ¿Qué le está pasando? Me repongo de mis pensamientos cuando Sofía extiende las carpetas hacia mí. —Gracias, Sofía. Me hubieses llamado y habr&iacut
Máximo Melani esta recostada sobre el regazo de Abby, yo estoy sentado en el otro extremo del sillón en formar de L, pero al tiempo quedan ambas frente a mí. Dejo mi tobillo recargado sobre mi rodilla, me recargo y suelto el aire frustrado. Nuestra madre ha entrado hace una hora al quirófano, y ya quería respuestas. El doctor que está a cargo de la operación había dicho que mi madre tenía la fuerza para soportar esta y otras operaciones más, pero sé con toda la certeza del mundo que lo ensayó junto con mi madre para nos preocuparnos. —Será un éxito la operación, lo sé. Mis huesos lo sienten...—murmura Melani mientras se intenta reincorporar a su lugar. Abby me mira fugazmente y pude ver como sus mejillas se tiñen, Melani es totalmente ajena a todo.