Gerald que había adquirido el compromiso de proteger el reino se levantó en primer lugar. —Pero creí que Dragos era la llave del reino —inquirió Gerald—. ¿Acaso no hay defensas porque está fuera de este plano? —Sería así, pero en realidad yo até los hechizos protectores a mí —dijo Zack muy rojo y sudando, Agata como su esposa también resistía para mantener las barreras pues su poder lo comparte con Zack —Debes ir Gerald, organiza a los vampiros, no dejes que entren. Gerald iba saliendo y encontró a Ivantie de regreso. —Vamos Ivantie, serás mi embajador con los vampiros. Rhiannon dio una última mirada a Sophia, ella la quería mucho, pero su deber era pelear al lado de su marido. —Voy con Gerald, si quieres quédate con tu hermana —le dijo Kevin a Briana, pero esta negó con la cabeza. —No, confío en Zulma, el reino de los vampiros es ahora el hogar de mi hermana, lo protegeré por ella. Briana miró a su madre y esta se levantó y fue con ellos a enfrentar el ataque
Dragos ha experimentado millones de veces la vida de las personas pasar frente a sus ojos, pero el saber con certeza lo que siente otra persona y que en especial sea Sophia es el peor castigo que la diosa pudo imponerle. —Selene, danos la oportunidad —musitó él, rogando como lo hacía cuando era un niño, como olvidó hacerlo hace cientos de años. En ese mismo instante Dragos sintió como si extinguieron las brasas que los consumían. Sophia levantó la cara, sintiendo que el dolor empieza a ceder, su cuerpo ha aceptado la cicuta, mientras aceptaba el poder vampírico de él, ahora no le hace daño, se han sellado las células que rechazan el veneno como si fueran cápsulas de cicuta dentro de ella. Sophia miró a Dragos y aún no puede creerlo, pero tiene la certeza de que está bien, así que sonríe. Dragos quitó el cabello de su rostro y pasó los mechones detrás de sus orejas y también le sonríe, sus colmillos son visibles porque está a tope de poder, ella mantiene sus ojos rojos,
Hay muchas cosas con las que Dragos debe lidiar ahora que su vida es diferente, y dar explicaciones podrá ser una, pero no de las que más disfrute; tolerando decirle a su amada que él no debe dar explicaciones de sus acciones a nadie, ni siquiera a ella, sencillamente opta por hacerle notar su falta de cuidado al momento de lo que él considera es una pataleta infantil y descuidada en toda regla. —Por poco muerdes a tu hermana y sabes lo que hubiera pasado —respondió Dragos y Sophia bufó. —Y sería tu culpa, por estar aquí ayudando a esta maldita arpía que es culpable, seguro fue ella la que siempre le advierte a los nigromantes cuando deben venir. —Cállate Sophia no hagas una escena en frente de todos —dictaminó Dragos y Sophia aprieta los puños y sus ojos se ponen rojos brillantes. Sophia siente la rabia correr libre por sus venas y en su boca se mantenía el gusto de la cicuta, vio a su hermana que estaba en brazos de Kevin y se sintió muy mal, todos los vampiros la veí
A Dragos le costó sobremanera ver a Xiomara en tan delicado estado y tener que abandonarla, ella ha sido una constante en su vida, pero no es tan tonto como para imponerse contra Sophia por ella, después de todo si quería que respetaran a Sophia no podía mantener a Xiomara en su reino. —Dragos, no hay necesidad que le metas suspenso, soy yo, a mí puedes decirme lo que sea. —Es muy obvia la animosidad entre tú y Sophia, ella no te acepta… —comentó Dragos tratando por primera vez en sus muchos años de existencia ser delicado. —Entiendo que tienes que aparentar querer a la niña, que la necesitas —musitó Xiomara—, no tienes que explicarme nada y podría comportarme, si ella no me quisiera morder cada vez que me ve. —No vine aquí a explicarte nada, no te debo explicaciones, entre nosotros no hay un compromiso. —He dicho que lo entiendo, pero no nos hagamos tontos Dragos; con la única mujer con la que podrías llevar tu reino de manera satisfactoria es conmigo. —Para ser
Sophia había escuchado a su amiga, sabía que la hechicera era mañosa y con mucha experiencia, a parte de su cercanía a Dragos, pero sentir el hedor de ella en él ya era demasiado. —Sí, vengo de hablar con ella —confirmó Dragos. Sophia se levantó y volteó muy rápido, pero no se acercó, Dragos sabía del esfuerzo que hacía ella por controlarse. — ¿Y me lo dices así, con toda tu arrogancia de rey?, ¿crees acaso que vas a tener a tu amante y tu reina compartiéndote?, ¿ya ordenaste que la trasladaran al castillo? — ¿Y acaso tú pretendes que yo te de explicación de cada decisión y orden que imparto en mi reino? — ¿Por qué no podía sentirte?, fue ella ¿cierto?, hizo una marramuncia para que yo no pudiera encontrarte. —Xiomara está viva a duras penas Sophia. —Quiere decir que fuiste tú quien me bloqueó, lo que quiere decir que sí me escondes algo. —Lo que hablé con ella no te concierne Sophia, no se trata de nosotros. — ¡Me concierne todo lo que se trate de ti! —g
Rhiannon caminaba agarrada de la mano de Gerald, regresaban al castillo, habían recorrido la colina más alta del reino, y visto el lugar donde Coltel Vlad rogó a su diosa madre, por la loba de la que se había enamorado, ella estaba por casarse con August que era su mate, pero había aparecido ante Costel y se habían marcado y concibieron a Gerald, después de eso August antiguo rey de los lobos había matado a Costel y la marca del vampiro se había ido de la madre de Gerald, pero no su hijo en su vientre, gracias a un hechizo de Benedict, el padre de Agata que durmió la parte vampiro de Gerald hasta que emergió cuando marcó a Rhiannon como suya, hoy en día Benedict era un hombre bastante pintoresco por no decir chiflado que se paseaba por el reino de Dragos siempre con una sonrisa y mucha hambre, a toda hora estaba comiendo aunque era delgado como un junco. —Cuando supe la historia pensé en agradecerle, él salvó mi vida por el cariño que le tenía a mi madre, pero Agata me dijo que
Dragos se echó a reír. La gutural risa de Dragos le da ánimo a Sophia, sabe que él aún tiene barreras y ella quiere derribarlas, verlo por completo a sus pies, no para burlarse, sino para sentirse que no es la única desquiciada, sigue siendo insegura y estar segura de Dragos es su nueva obsesión. —Mámamela Sophia —le ordenó con brusquedad. —Pídemelo por favor —inquirió ella mientras apretaba la extensión de su falo en donde el borde de la cabeza se une, él gimió y mordió sus labios dejando visibles sus agudos colmillos y Sophia resiste las ganas de apretar las piernas para darse placer de lo excitada que está. — ¿Quieres jugar, pequeñita? —Fuiste tú quién dictó las reglas —contestó ella con las cejas alzadas. Dragos sonrió de lado. —Tienes razón, pero después serás tú quien ruegues. Sophia se levantó rozando su cuerpo por el de él, y susurró contra sus labios. —Cariño, cuando estés en mi boca el placer que sentirás te hará olvidar las millones de mujeres qu
Sophia tenía uno de esos sueños donde sabes que estás soñando, ella no era la protagonista del sueño, era más bien una espectadora. Había una mujer muy hermosa, tenía un enorme vestido de novia y ella se miraba al espejo acomodando su tocado, una lágrima manchó su rostro. Sophia pudo sentir la enorme tristeza y desasosiego que sentía aquella desconocida; la mujer abrió unas puertas dobles que daban a un pequeño balcón, la mujer miró abajo y quería saltar, pero entonces vio que abajo estaba lleno de guardias. La mujer miró a la luna y ahora con un llanto sin ruido, de esos que salen del sufrimiento del alma miró pronunció: —Sé que no es lo correcto, pero no quiero casarme, aun cuando mis padres me han dicho que es mi deber y sería una traidora si me fuera ¿Cómo hago si a quien traiciono es a mí misma al quedarme? Sophia no aguantaba el desasosiego de esa extraña y se acercó a ella, no le parecía justo su sufrimiento aunque ignoraba de qué se trataba, pero cuando dio un p