Kevin buscó a Sophia para llevarla al patio de práctica dentro del castillo, Zack y Agata flanqueaban a Xiomara que venía con una taza en las manos, Briana agarró la taza en sus manos en primer lugar y acercó su nariz. Su loba le indicó que era el mismo narcótico que ella había tomado y le había anulado la cicuta en su sistema hace algún tiempo. —Está bien hechicera, pero mucho cuidado con intentar dañar a mi hermana o estarás muerta y la suma sacerdotisa de los hechiceros adora a Sophia, así que lo menos te hará daño será ir al inframundo, de allí podrías regresar ¿haz entendido la importancia de que puedas curar a Sophia? Xiomara sonrió. —Yo he acompañado a Dragos por siglos, lo conozco mejor que nadie, me conviene que ella salga rápido de su vida, claro que la curaré para que Dragos pueda rechazarla luego. —Apenas me hayas sanado te largarás de aquí, no te quiero cerca de nosotros —dictaminó Sophia. Xiomara solo sonrió. —Eso está por verse. Briana dio la taz
Kevin se comunicó con su Beta, la pareja destinada de Bradley era Kiara, hermana menor de Zack y Zulma y ahora parte de la Manada Suprema de lobos; ella con magia se transportó con él y pudo entrar sin problemas al reino ya que ahora la llave era Zack. Briana y Kevin los esperaban y de inmediato los llevaron con Zack. —Que Zack les explique, buscaré a Dragos —dijo Gerald. Gerald entró a los aposentos de Dragos y este abrió los ojos, estaba bastante disminuido. — ¿Dónde está Sophia?, ¿acaso murió?, ¿pediste ser tú quién me matara para reclamar el reino? —Toda mi vida me han acusado de ambicionar ser rey, es normal para mí que crean que soy capaz de cualquier cosa por lograrlo. —Entonces es cierto ¿qué ha ocurrido? —Sophia está viva, pero no tengo ni la más remota idea de cómo está. — ¿A dónde la han enviado y con quién? —Zack y Agata la mandaron al Rumbex. — ¿Qué diablos puede hacer allá? Ningún hechicero la querrá sanar ¿por qué no permitieron que Xiomara
Sophia le señaló un claro en el bosque cerca del río, allá la llevó Dragos que la llevaba en su espalda para que no tuviera que esforzarse. —Es increíble, este lugar es exacto a mi manada en Alaska, en un lugar idéntico era donde mi padre entrenaba con sus guerreros, yo me moría de ganas por recibir a mi loba y practicar con él. Dragos bajó a Sophia. —Tú padre era un buen hombre, mi padre decía que era el único con el que hubiera podido llegar a un acuerdo. Sophia lo miró interesada. — ¿Estás seguro?, mi papá no hablaba muy bien de los vampiros. —No lo dudo —comentó Dragos—, August mantuvo a los lobos engañados por mucho tiempo —Dragos metió las manos en los bolsillos y se concentró en el río—. Los vampiros no son conocidos por su bondad igualmente. —Cuéntame, dame tu versión de los hechos. Dragos sonrió. —Yo no tengo una versión, o bueno, no una digna de tomar en cuenta, solo fui un espectador durante la guerra, mi padre era el rey. —Pero tú eras el pr
Gerald que había adquirido el compromiso de proteger el reino se levantó en primer lugar. —Pero creí que Dragos era la llave del reino —inquirió Gerald—. ¿Acaso no hay defensas porque está fuera de este plano? —Sería así, pero en realidad yo até los hechizos protectores a mí —dijo Zack muy rojo y sudando, Agata como su esposa también resistía para mantener las barreras pues su poder lo comparte con Zack —Debes ir Gerald, organiza a los vampiros, no dejes que entren. Gerald iba saliendo y encontró a Ivantie de regreso. —Vamos Ivantie, serás mi embajador con los vampiros. Rhiannon dio una última mirada a Sophia, ella la quería mucho, pero su deber era pelear al lado de su marido. —Voy con Gerald, si quieres quédate con tu hermana —le dijo Kevin a Briana, pero esta negó con la cabeza. —No, confío en Zulma, el reino de los vampiros es ahora el hogar de mi hermana, lo protegeré por ella. Briana miró a su madre y esta se levantó y fue con ellos a enfrentar el ataque
Dragos ha experimentado millones de veces la vida de las personas pasar frente a sus ojos, pero el saber con certeza lo que siente otra persona y que en especial sea Sophia es el peor castigo que la diosa pudo imponerle. —Selene, danos la oportunidad —musitó él, rogando como lo hacía cuando era un niño, como olvidó hacerlo hace cientos de años. En ese mismo instante Dragos sintió como si extinguieron las brasas que los consumían. Sophia levantó la cara, sintiendo que el dolor empieza a ceder, su cuerpo ha aceptado la cicuta, mientras aceptaba el poder vampírico de él, ahora no le hace daño, se han sellado las células que rechazan el veneno como si fueran cápsulas de cicuta dentro de ella. Sophia miró a Dragos y aún no puede creerlo, pero tiene la certeza de que está bien, así que sonríe. Dragos quitó el cabello de su rostro y pasó los mechones detrás de sus orejas y también le sonríe, sus colmillos son visibles porque está a tope de poder, ella mantiene sus ojos rojos,
Hay muchas cosas con las que Dragos debe lidiar ahora que su vida es diferente, y dar explicaciones podrá ser una, pero no de las que más disfrute; tolerando decirle a su amada que él no debe dar explicaciones de sus acciones a nadie, ni siquiera a ella, sencillamente opta por hacerle notar su falta de cuidado al momento de lo que él considera es una pataleta infantil y descuidada en toda regla. —Por poco muerdes a tu hermana y sabes lo que hubiera pasado —respondió Dragos y Sophia bufó. —Y sería tu culpa, por estar aquí ayudando a esta maldita arpía que es culpable, seguro fue ella la que siempre le advierte a los nigromantes cuando deben venir. —Cállate Sophia no hagas una escena en frente de todos —dictaminó Dragos y Sophia aprieta los puños y sus ojos se ponen rojos brillantes. Sophia siente la rabia correr libre por sus venas y en su boca se mantenía el gusto de la cicuta, vio a su hermana que estaba en brazos de Kevin y se sintió muy mal, todos los vampiros la veí
A Dragos le costó sobremanera ver a Xiomara en tan delicado estado y tener que abandonarla, ella ha sido una constante en su vida, pero no es tan tonto como para imponerse contra Sophia por ella, después de todo si quería que respetaran a Sophia no podía mantener a Xiomara en su reino. —Dragos, no hay necesidad que le metas suspenso, soy yo, a mí puedes decirme lo que sea. —Es muy obvia la animosidad entre tú y Sophia, ella no te acepta… —comentó Dragos tratando por primera vez en sus muchos años de existencia ser delicado. —Entiendo que tienes que aparentar querer a la niña, que la necesitas —musitó Xiomara—, no tienes que explicarme nada y podría comportarme, si ella no me quisiera morder cada vez que me ve. —No vine aquí a explicarte nada, no te debo explicaciones, entre nosotros no hay un compromiso. —He dicho que lo entiendo, pero no nos hagamos tontos Dragos; con la única mujer con la que podrías llevar tu reino de manera satisfactoria es conmigo. —Para ser
Sophia había escuchado a su amiga, sabía que la hechicera era mañosa y con mucha experiencia, a parte de su cercanía a Dragos, pero sentir el hedor de ella en él ya era demasiado. —Sí, vengo de hablar con ella —confirmó Dragos. Sophia se levantó y volteó muy rápido, pero no se acercó, Dragos sabía del esfuerzo que hacía ella por controlarse. — ¿Y me lo dices así, con toda tu arrogancia de rey?, ¿crees acaso que vas a tener a tu amante y tu reina compartiéndote?, ¿ya ordenaste que la trasladaran al castillo? — ¿Y acaso tú pretendes que yo te de explicación de cada decisión y orden que imparto en mi reino? — ¿Por qué no podía sentirte?, fue ella ¿cierto?, hizo una marramuncia para que yo no pudiera encontrarte. —Xiomara está viva a duras penas Sophia. —Quiere decir que fuiste tú quien me bloqueó, lo que quiere decir que sí me escondes algo. —Lo que hablé con ella no te concierne Sophia, no se trata de nosotros. — ¡Me concierne todo lo que se trate de ti! —g