Capítulo 33

Con un nuevo abrazo Mayra dejó que el miedo que le producía esos recuerdos se desvanecieran entre esos cálidos brazos.

—Ya todo ha terminado, te prometo que lo que él hizo no se quedará impune,

terminará pudriéndose en la cárcel.

—Lo único que quiero es volver a casa, ver a mis padres. Recuperar el tiempo que él nos arrebató.

El resto del camino solo hubo silencio, algunas lágrimas y mucha nostalgia. La noche había llegado y los niños dormían plácidamente en los asientos, habían estado despiertos desde la noche anterior.

—¡Pobre de nuestros pequeños! Ese maldito les ha hecho tanto daño. Quiero tenerlo en frente para poder matarlo con mis propias manos.

—No te preocupes por eso.

Instantes después, Esteban recibe una llamada.

—Me temo que tengo
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