A veces sentía que la cabeza me podía estallar en cualquier momento, con todas las cosas que guardaba dentro. Tantas mentiras y secretos... Y preocupándome por qué decir a cada persona. ¿Cómo podía seguir adelante con un embarazo si estaba completamente estresada?
- Maria Lua, ¿va todo bien?
Miré a Theo, confusa:
- ¿Por qué?
- Empezaste a hablar... Y no terminaste.
- No quiero hablar más, Theo. - Volví a recostarme con la cabeza en la almohada. - No te traicionaré con otro hombre, nunca. Porque te quiero como nunca he querido a nadie en mi vida.
- Ahora necesitas descansar, cielo. Hablemos del pasado otro día, cuando estés de mejor humor. - Volvió a cubrirme.
Theo se tumbó a mi lado y me rodeó el cuello con el brazo, acercándome a él. Apoyé la cabeza en su pecho y cerré los oj
Por desgracia, Theo y Babi fueron descartados como posibles donantes. Theo, a pesar de tener el mismo grupo sanguíneo que su padre, presentaba incompatibilidad tisular, los llamados antígenos HLA, que son proteínas mayores de histocompatibilidad que desempeñan un papel importante en la presentación de antígenos y forman parte del sistema inmunitario adaptativo. En otras palabras, la posibilidad de que Heitor rechazara el riñón de su hijo era enorme.Cuatro días en casa, hablando con mi padre todos los días por teléfono, no fueron suficientes para mí. Al quinto día, me levanté de la cama, me liberé del reposo y le pedí a Anon que me llevara al hospital.Lo bueno es que Dios tuvo un poco de piedad conmigo y se encargó de que Daltro no llamara durante esos días, respetando el tiempo que le pedí.En cuanto llegué a la habitaci&o
Theo entrecerró los ojos y suspiró. Sentí que sus dedos apretaban ligeramente los míos cuando dijo, después de pensarlo unos minutos- Si me dieras una razón sincera, aceptaría. Y no puede ser que quieras vivir sola una temporada, porque nunca lo has hecho, desde que te di un piso y ni siquiera has dormido en él, porque era en mi cama donde pasabas todas las noches y nunca has mostrado interés por quedarte en tu espacio privado.- Theo...- Tu mundo está patas arriba. El mío también, créeme. Dejé Noriah Sur, un lugar al que tardé mucho en adaptarme, y cuando todo parecía ir bien, me arrojaron contra la pared y me pisotearon. No tengo ni idea de qué hacer con mi empresa, que siempre ha sido un sueño y que hoy ni siquiera sé qué significa en mi vida. Quiero seguir con Simplicity, pero al mismo tiempo no creo que sea justo deja
Dimi tiró de mí y caí casi encima de él en la tumbona. Acabé ocupando el mínimo espacio que tenía a su lado, sentada mientras él me apretaba entre sus brazos. Tras unos minutos echándonos de menos, nos soltamos.- Hacía tiempo que no venías a mi casa. ¿Debería pensar que me estoy muriendo? - bromeó.- No ha pasado tanto tiempo... - dije, segura de que realmente lo era, ya que ni siquiera recordaba cuándo había sido la última vez.- Normalmente nos veíamos en lugares digamos... Lugares reservados. - Me dio una palmada en la espalda, riendo.- No recuerdo esa parte. - Yo también empecé a reírme.Antes de que pudiera contenerme, Big Cat saltó a la tumbona, con su gigantesco tamaño y peso, poniendo la cabeza bajo mi mano para que se la acariciara, mientras se tumbaba encima de Dimitry.D
Después de cenar, ya estaba en la cama cuando oí unos ligeros golpes en la puerta y a Theo entrando.- ¿Puedo... ¿Dormir contigo?Me eché a reír, incapaz de contenerme.- ¿De qué te ríes?- Te vi de niña... Con tu almohada en los brazos...- Sólo hubo unos pocos años en los que tuve miedo de dormir sola.- ¿Quién en su sano juicio prefiere un sofá a una cama cálida y cómoda?- Me sentía seguro a tu lado, cielo -dijo, tirándose en la cama a mi lado con una sonrisa de oreja a oreja-.- Tenemos tantos buenos recuerdos...- Que guardaremos para siempre.- ¿Cómo va todo con Malica? - quería saber, ya que no se lo había preguntado el día anterior.- Ella sigue diciendo que no va a tomar el examen.- ¡Qué locura!- ¿
Llegó el gran día. Y no recuerdo haber estado tan nerviosa en mi vida. Ya había hecho las maletas y me había despedido de mis padres la noche anterior. En cuanto a Theo, dejarlo durmiendo en mi cama, sin siquiera haber podido acostarme con él la noche anterior, fue lo que más me dolió.Desde que perdimos a nuestro hijo, no ha habido noche en la que no haya estado a mi lado, abrazándome y secándome las lágrimas, a pesar de que él también lloraba la pérdida. Permaneció a mi lado en todo momento.Sabía que me iba ese día, pero no esperaba que huyera de él, evitando en lo posible despedirme cara a cara, temiendo que no tuviera el valor.Justo en esos días previos a su partida, habíamos vivido momentos perfectos. Y eso hacía que me doliera aún más.Por supuesto, más tarde le llamaría y le dir&ia
- ¿Vivir aquí? - Anya me miró de pies a cabeza. - ¡Tienes que estar de broma!- ¡Tío Daltro! - Grité, metiendo la cabeza entre la puerta.- Él... ¡Él no vive aquí, niña!- ¡Tío Daltro! - Insistí. - Necesito que saques mis maletas del coche.- Tienes que... ¡Estás loco! - continuó, confusa.La empujé y entré, sin invitación. El gato grande me siguió y, en cuanto vio a un perro en el pasillo, corrió tras él, llevando la correa por el suelo, que enganchó a la mesita que había junto a la pared, volcándola con todo lo que tenía encima: basura. Oí caer los objetos por toda la casa, pero no me importó.Me senté y me crucé de brazos, apoyando la cabeza en el respaldo del sofá y suspirando:- ¿Siempre hace tanto ca
- No hay lugar para ti en esta casa. - Anya me miró con desdén.- Puede dormir con nosotros -sugirió Monique-.- En mi cama. - Kimberly sonrió y me cogió la mano con alegría.Las chicas eran dulces. Y estaba claro que les gustaba mi presencia en la casa.- Podría dormir en el sofá -sugerí. - Mejor que dormir en la calle. - Me encogí de hombros.- Pídele dinero a Theo -dijo Anya-.- Está enfadado conmigo porque tuve el hijo de otro hombre.- ¿Cómo has podido hacer eso? - Daltro me miró. - ¿Cómo puedes ser tan estúpida?- Deben ser los genes Hernández -dije.- Cabrón. - Alzó la voz y apuntó con el dedo en mi dirección, furioso. - Te exijo que pongas fin a esta situación y hagas las paces con los Casanovas. Esto no va a quedar así, inútil.<
Por la noche caminé por el pasillo maloliente, estrecho y poco iluminado, tratando de encontrar un lugar donde dormir y poner mis maletas. No me había llevado todo lo que poseía a aquel lugar, ni siquiera mis zapatos más caros y preciados. Pero la cantidad de cosas era suficiente para volver un poco loca a Anya, ya que la mayoría de las maletas se habían quedado en el salón. Me propuse dejar dos en el pasillo y otras dos me las llevé conmigo, junto con mi perro de montaña de los Pirineos.Abrí una puerta improvisada y encontré una cama pequeña. Aunque tenía una sábana, la quité y me puse una gabardina encima. Por suerte, había traído un cojín que tenía en el coche para usarlo de almohada. Miré a mi alrededor, confusa:- ¿Dónde está el baño en esta habitación?Big Cat me observó y lue