- No hay lugar para ti en esta casa. - Anya me miró con desdén.
- Puede dormir con nosotros -sugirió Monique-.
- En mi cama. - Kimberly sonrió y me cogió la mano con alegría.
Las chicas eran dulces. Y estaba claro que les gustaba mi presencia en la casa.
- Podría dormir en el sofá -sugerí. - Mejor que dormir en la calle. - Me encogí de hombros.
- Pídele dinero a Theo -dijo Anya-.
- Está enfadado conmigo porque tuve el hijo de otro hombre.
- ¿Cómo has podido hacer eso? - Daltro me miró. - ¿Cómo puedes ser tan estúpida?
- Deben ser los genes Hernández -dije.
- Cabrón. - Alzó la voz y apuntó con el dedo en mi dirección, furioso. - Te exijo que pongas fin a esta situación y hagas las paces con los Casanovas. Esto no va a quedar así, inútil.
<Por la noche caminé por el pasillo maloliente, estrecho y poco iluminado, tratando de encontrar un lugar donde dormir y poner mis maletas. No me había llevado todo lo que poseía a aquel lugar, ni siquiera mis zapatos más caros y preciados. Pero la cantidad de cosas era suficiente para volver un poco loca a Anya, ya que la mayoría de las maletas se habían quedado en el salón. Me propuse dejar dos en el pasillo y otras dos me las llevé conmigo, junto con mi perro de montaña de los Pirineos.Abrí una puerta improvisada y encontré una cama pequeña. Aunque tenía una sábana, la quité y me puse una gabardina encima. Por suerte, había traído un cojín que tenía en el coche para usarlo de almohada. Miré a mi alrededor, confusa:- ¿Dónde está el baño en esta habitación?Big Cat me observó y lue
- Si le pongo un dedo encima, ¡lo rompo todo de una puta vez! - dijo Sandro, cruzándose de piernas y metiéndose el bocadillo entero en la boca, empujándolo con los dedos para que cupiera.- Gracias, tío. - sonreí en su dirección. - Siempre he tenido fiesta, toda la vida. Mamá y papá se encargaban de todo y nunca faltaba de nada... Pastel, bebidas, globos, payasos... Por supuesto, a medida que fui creciendo, algunas cosas fueron reemplazadas.- ¿Como los payasos por strippers? - Sandro se rió.- No tanto... - Sonreí.- Creo que es justo hacer una fiesta -dijo Sandro con la boca llena-. - Ya que siempre has tenido una. Por desgracia, tu familia biológica no puede permitírselo, así que puedes vender tu coche. ¿Qué puedo hacer para ayudar a organizarlo?- He contratado a un organizador. Pero no sé qué bebidas gustan m&aacu
Kimberly y Monique me ayudaron a elegir el sabor de la tarta de cumpleaños y el tema: Barbie. Lamentaban que mi pelo ya no tuviera mechas rosas, pero estaban emocionadas y felices por los vestidos nuevos que habían recibido en casa, seguramente enviados por Ben y Anon.Las tres empezamos a prepararnos temprano para la fiesta. El espejo disponible en la casa ni siquiera nos permitía admirar nuestros cuerpos completos, ya que era demasiado pequeño. Las niñas estaban encantadas.- Nunca había estado en una fiesta de cumpleaños. - dijo Kimberly, mientras daba vueltas, haciendo que el vestido de encaje y tul se levantara.- ¿Me estás diciendo que nunca has hecho una fiesta para celebrar tu propio cumpleaños? - Me detuve, observándola, con el pintalabios que me estaba aplicando en los labios en la mano, completamente incrédula ante la revelación.- No sé cuándo es mi cumpleaños. - Ella sonrió, todavía dando vueltas, sin preocuparse de nada más que de la ropa que llevaba esa noche.- Pero sa
- ¿Y el bebé? - pregunté, recordando que no había visto al niño en todo el día.- Quizá Anya lo haya encerrado en su habitación. - respondió Moni.- Pero... ¿Ella haría eso?- Sí... Pero sólo lo hace cuando él es demasiado problemático.- ¿Y qué sería demasiado problema?- Romper algo... - Kim respondió - Llorando mucho...- ¿Cómo se llama el bebé?- Bebé. - Kim se encogió de hombros, encontrando divertida mi pregunta.- Sí, es un bebé. Pero debe tener un nombre, como tú.- Anya siempre lo llamaba "Bebé". - explicó Monique.- Vale, pero desde luego tiene un nombre. Y espero, de todo corazón, que no esté encerrado en su cuarto sino con Anya. O incluso con su padre.- Su padre no lo está buscando. - Comentó Monique.- Pero... ¿Daltro vive tan cerca y no se lleva a su propio hijo a casa?Kimberly se echó a reír:- Daltro no es el padre del bebé.- ¿Quién es el padre? ¿O incluso su madre?- Su padre vive lejos. Su madre también.- E... ¿Dejan al niño al cuidado de Anya? - Estaba aterroriz
- ¿Es... ¿Esto es un sueño? - pregunté, con la piel estremeciéndose de inmediato ante el mero sonido de su voz.- Confieso que yo también tengo dudas... - Sonrió y me tocó la cara.Sentí su cálida mano y cerré los ojos, rozando sus dedos con los míos:- No es un sueño...- ¿De verdad creías que te dejaría sola con esta idea tan loca? - me susurró al oído.Abrí los ojos y vi una sonrisa en sus labios:- ¿Viste mi mensaje entonces?- Claro que lo vi.- ¿Y por qué... ¿No me respondiste?- Primero porque necesitaba tiempo para asimilar todo lo que me decías. Y luego... Porque pensé en sorprenderte e intentar ayudarte de alguna manera.- Fue una sorpresa maravillosa. Sólo... No lo pongas todo en peligro. - Miré a mi alrededor, asegurándome de que no había nadie de la familia Hernández cerca de nosotros.- Sólo para tranquilizarte, hablé con Ben y Anon también.- ¡No puedo creerlo! Esos traidores... - Sonreí.- Mamá y papá me enviaron besos y abrazos... Por supuesto que les daré uno a cada
- Cálmate, cielo... - me dijo, haciéndome saborear sus dedos, que chupé uno a uno mientras él penetraba profundamente en mi interior, sacándose por completo con cada embestida.- No puedo soportarlo así... Estoy desesperada. - confesé.Theo me agarró con fuerza por la cintura, tirando de mí hacia él, follándome finalmente con fuerza, frenéticamente, con embestidas profundas y enloquecedoras.Me agaché ligeramente, ayudando a que nuestros cuerpos encajaran a la perfección, el sonido de nuestros movimientos resonando en el cuarto de baño de techos altos y sin revestimiento.- Dime que tienes un condón. - le pregunté.Me sacó rápidamente y oí el sonido del paquete al abrirse, luego sentí la fina goma que separaba nuestras pieles.- Joder... ¿Estaría loca si dijera que esto es casi excitante? - Me reí, aún sin aliento.- ¿Estaría loco si dijera que venirme dentro de esta polla era horrible, cuando lo único que deseaba era llenarla con mi esperma?- É... Por poco tiempo... Y por una buena
- Vaya, vaya... Si es Theo Casanova... No es el dueño de todo el puto lugar.... Pero es el hijo del dueño. - Todos miramos a Anya.- Y tú eres... - Theo la miró, curioso.- Anya Hernández, la abuela de María.Theo cogió la mano de Anya y le besó el dorso:- María Lua se olvidó de decirme lo guapa que era su abuela... - Me miró: -Espero que tu genética esté ligada a la familia Hernández, mi amor.- Ah... Eso es... Muy amable de tu parte. - Vi a Anya derretirse por primera vez, su voz débil, tan conmovida por el cumplido de Theo.Theo le soltó la mano mientras todos la observábamos.- No podía perderme el cumpleaños de María Lua, ya que llevo muchos años celebrándolo con ella, como probablemente sabrás. - le explicó a Anya.- Así que debes estar al tanto de que su padre la ha desheredado.- Sí, me enteré de su desacuerdo. Y lamento lo de María Lua...- Heitor Casanova no está siendo justo con su hija adoptiva, a la que ha criado desde que era un bebé.- En absoluto. - Theo asintió - Per
- ¿Se creyeron los papeles de renuncia a la herencia y lo que firmó papá?- No hay razón para no hacerlo... Ya que todo era original... Y verdadero.- No puedo creer que hicieras firmar a nuestro padre un documento que le quitaba la herencia, sin saberlo.- Desafortunadamente, tuve que hacerlo, Theo.- Sunshine... ¿Cómo pudiste?- Es sólo una maldita herencia... Y este dinero que hace que esta gente me persiga. Pero hubo un lado bueno. Conocí a las chicas... Son especiales.- ¿Quiénes son?- Hijas de uno de los tíos fallecidos. No estoy seguro de que Anya tenga la custodia de ellas. Pero trabajan como esclavas. Y no van a la escuela.- ¿Qué quieres decir con que no van a la escuela? Eso es imposible.- Nada aquí es imposible. Theo. Y creo que será mejor que no sigas piropeando a Anya, o pensará que le estás tirando los tejos.- Si no hubiera actuado así, no me habría dejado quedarme. Me arriesgué y funcionó.- No puedes quedarte, Theo. Este es mi negocio y necesito resolverlo por mi c