- ¿No? - Quiso ser firme, pero salió como una pregunta.
- Sé que me ocultas algo.
- No... No te lo oculto.
- Por muy centrada que esté en Heitor, sigo siendo tu madre... Y una amiga.
- No es nada importante... Asunto mío -insistí en la mentira, sonriendo.
Ella me besó la frente:
- Si necesitas hablar, no importa el día ni la hora, estaré a tu lado.
- Te quiero.
- Yo también te quiero.
Babi se fue y yo suspiré. El mundo se me venía encima, pero por fin estaba en mi casa, mi hogar, el lugar que siempre había considerado perfecto y por eso nunca había querido usar el piso que había conseguido años atrás.
Entré en el dormitorio y sonreí al ver mi rinconcito, exactamente como lo había dejado. Era casi del tamaño de todo el piso de Theo. Cuando llegué al armario, cerr&
Pulsé el botón del coche, poniendo fin a la llamada. Apenas tenía tiempo para pensar. Y Hades quería golpearme con el mundo literalmente derrumbándose sobre mi cabeza. No podía caer en sus brazos por mi decepción con Theo. Ya no quería ser esa persona que lo solucionaba todo con sexo, follando hasta correrse una y otra vez para luego volver a ponerme la ropa y sentirme igual: vacía y triste. Los orgasmos no curaban la tristeza. Sólo daban placer y relajaban el cuerpo. Los jacuzzis y los hidromasajes también relajaban. Y los dulces eran tan placenteros como correrse. No es que fuera a convertirme en una santa sólo por haberme acostado con Theo. Pero también sabía que acostarse con alguien sin sentir amor podría ser difícil después de saber lo que era tocar y ser tocada por alguien cuyo corazón latía al mismo ritmo que el mío.Me toqu&eacut
- I... No puedo. - Sacudí la cabeza, aturdida.- Desde que te vi por primera vez, he querido hacer esto. - Sonrió, satisfecho.Le di la espalda y caminé hacia mi coche. Hades me siguió:- Tú también lo querías... O no me habrías pedido el beso.- Si te dijera que no quería, ¿me creerías?- Me reí.Me reí:- No quería.Entré en el coche, cerré la puerta y salí del aparcamiento dando marcha atrás. Hades estaba de pie con los brazos cruzados y una media sonrisa maliciosa en los labios.Puse música a todo volumen, "Words don't come easy", que, según mi padre, formaba parte de su historia con mi madre. Aunque mi ritmo favorito era el dance y la música electrónica, esa canción me gustaba especialmente, seguramente porque formaba parte de su pasado. Y me encantaba todo
- No parece que me hayas echado de menos. - Lo miré mientras enderezaba la moto, contenta de que hubiera vuelto.- ¿Dónde estabas?- No te debo ninguna satisfacción. Pero para confundirte aún más, te daré la oportunidad de adivinar: ¿crees que me acostaba con Robin o con Hades? ¿O tal vez con los dos a la vez?Me encogí de hombros y subí a la moto, sintiéndola bajo mi cuerpo, apoyando las manos en el manillar e imaginando ya la sensación de libertad que podría darme. Eso era lo que necesitaba: rodar a más de 100 kilómetros por hora, acelerando cada vez más, tal vez jugando con la vida y retándola a confesar cuánto tiempo iba a durar todo esto...- No sé cómo enfrentarme a esto... - Theo se detuvo a mi lado, con las manos en los bolsillos.- ¿Con el hecho de que me acuesto con todo el mundo? - preg
Y olvidaría el hecho de que una vez había besado a Hades Romaniz.Debería haber confiado en Theo. Pero no podía. Tenía que anteponer su seguridad. Todavía tenía un plan, aunque arriesgado. Y podría tener que ponerlo en práctica. Y si iba a funcionar, nadie tenía que saberlo. Era mío, sólo mío y de nadie más. No trataba con aficionados. Y aprendería a no serlo tampoco.La boca de Theo bajó por mi cuello, donde me besó suavemente, marcando con la punta de la lengua cada centímetro que exploraba. Luego subió hasta la zona detrás de mi oreja, sabiendo lo mucho que me gustaba. Gemí cuando sus manos rodearon mis dos pechos al mismo tiempo, apretándolos.Theo me soltó y se quitó los pantalones, tirando de mí hacia él mientras me arrancaba los míos, haciendo que el botón salier
No podía decirle la verdad a Theo porque nunca aceptaría ceder al chantaje de Daltro Hernández. Y se convertiría en una guerra interminable. Y lo único que los Casanova no podían hacer en ese momento era meterse en una pelea con gente sin escrúpulos capaz de cualquier cosa, como Daltro y Anya Hernández.- No puedo... - Bajé la mirada.- Así que admites que me ocultas algo.- Sí, pero no puedo decírtelo, Theo. Solo te pido que confíes en mí.Theo me cogió por la cintura y se apartó de mí. Empezó a ponerse la ropa rápidamente.- ¿Dónde... ¿Adónde vas? - pregunté, confusa, desnuda en la moto.- No vuelvas a hablarme hasta que estés dispuesto a decir la verdad. No podemos empezar una relación basada en mentiras.- No te he engañado.- ¿C&o
- No sé si debería participar en esto. - Estaba inseguro.- Quiero que estés conmigo y entiendas de una vez por todas lo que es compartir una vida.- ¿La tuya con Málica? - Ironicé.- La mía con la tuya. - Hablaba en serio. - A diferencia de ti, no quiero ocultarte nada.- No eres perfecto... No pretendas ser el hombre más correcto del mundo, porque no lo eres.- Realmente no lo soy. Y nunca quise serlo. Sigo teniendo mis creencias y soy fiel a ellas. Como te he dicho antes, es la primera vez que estoy en una relación con alguien a quien quiero. Y ni siquiera lo juzgo como amor ordinario... Porque es mucho más que eso. Es intenso, es una locura, me consume el alma. Y a veces no sé cómo lidiar con ello. Aún así, lo intento... Intento que funcione.- ¿Ignorándome?- ¿Intentando que te abras a mí? Y me dejes ayuda
Theo seguía cogiéndome de la mano cuando llegó el médico con una carpeta en la mano. Bárbara se sentó en la silla vacía a mi lado, cogiéndome la mano libre, mientras Ben me apretaba ligeramente el hombro, de pie detrás de mí.- Desgraciadamente, ha tenido un aborto espontáneo -dijo el médico mientras se sentaba en su silla, con la mesa entre nosotros.Aunque prácticamente había imaginado que ése sería el resultado, sentí un dolor inimaginable en el corazón. Llevaba unas semanas con un feto en mi interior... Un hijo mío y de Theo. Y ni siquiera llegamos a conocerlo y sólo supimos de su existencia cuando nos dejó.- Lo siento mucho, mis amores. - Babi nos miró, con los ojos llenos de lágrimas.- Pero podrían tener otros hijos, ¿verdad, doctor? - preguntó Ben, preocupado.
- Quiero que seas mi mujer, María Lua. Mi vida no tiene sentido sin ti.- Pero acabamos de pasar casi una semana sin hablar...- Y eso me rompió. Venía a tu puerta todas las noches... Pero no tuve el coraje de entrar. Pero creo que es normal. Porque mi relación contigo es diferente a la convivencia con Málica. Yo no peleaba con ella, porque no había sentimientos.- ¿Pero no es bueno "no pelear"?- Nuestras vidas tenían una rutina metódica. No puedo explicarlo... Pero no había la intensidad de estar a su lado. Sé que me pidió tiempo, porque necesitaba hacer algunas cosas, como vivir sola, tener su propia vida antes de unirse a mí definitivamente. Pero no tiene sentido que sigamos separados...Le miré, sin saber qué decir, pues mi vida había dado un vuelco. Y vivir sola ya no tenía sentido. Lo único que quería era estar