- Si lo prefieres, no podemos contratarte, María Lua. Juro que no era mi intención desacreditar tu trabajo. Sólo pensaba... que intercambiar ideas con alguien de tu campo podría ser agradable para ti.
- Intercambio ideas con Heitor Casanova, el CEO de North B., la mayor empresa de bebidas de Noriah Norte, que es, consecuentemente, uno de los mayores países del continente.
- Maíra, cancela la nueva contratación -ordenó Theo.
- No la canceles. - La miré. - Si mi querido "hermano" cree que necesito a alguien que me ayude, demostrémosle lo que podemos aportar en trabajo, ¿de acuerdo? - hice una mueca, furiosa, caminando delante de ellos hacia la sala de reuniones.
- María Lua... Lo siento. - Theo trató de eludir la situación.
Abrí la puerta de la sala de reuniones, sintiendo que el corazón se me aceleraba, queriendo saltarme del pecho.
Suspiré, respondiendo por Theo:- No. Déjalo entrar.- No hace falta que lo hagas, María Lua. Sé que puedes encargarte de todo.- Pensándolo bien, podríamos dividir la administración entre las áreas industrial y comercial. ¿Y tal vez dejemos de subcontratar y empecemos a fabricar nuestros propios productos?- ¿Estás loco? - preguntó Theo.- ¿Por qué crees que me llaman Malú el Loco? - sonreí.- ¿Vas a dejar que te sorprenda alguna vez, rayito de sol?- Espero que no, Theo.- Maíra, Maria Lua y yo daremos la bienvenida al nuevo empleado en la zona administrativa, aquí mismo.Theo se sentó a la cabecera de la mesa y yo ocupé la silla de al lado. En cuanto se abrió la puerta y apareció el hombre vestido con traje negro, camisa blanca y corbata roja con detalles negr
- ¿Conoce a Big Cat? - Theo me miró.- Sí... Lo conoció en la acera... De su piso.- Pero este Hades no es el mismo Hades que estuvo en mi piso. Yo le eché y recuerdo muy bien su cara.Hades Romaniz se reclinó cómodamente en su silla y se llevó la mano a la barbilla:- ¿Conoces a otro Hades? ¡Qué casualidad! - Él sonrió, desconfiado y curioso.- Sí... Muchas, muchas coincidencias. - Theo volvió a mirarme, buscando explicaciones.Respiré hondo y me levanté:- Tal vez necesite sus servicios, señor Romaniz. Gatão es un perro extremadamente perezoso y dormilón. Y no le gusta moverse, ni siquiera para hacer sus necesidades en la calle. Por no hablar del hecho de que es el mejor amigo de un gato de verdad.- ¿Hay gatos falsos? - Me miró.- Sí, su perro... Es un gato fal
Me di cuenta de que Maíra se marchaba, pie a tierra, sin querer llamar la atención. En cuanto se cerró la puerta, dije:- Te lo presto.- No quiero tu dinero.- No te lo doy, te lo presto.- No lo necesito. Si hace falta, se lo pediré a nuestro padre.¿Entonces por qué coño no se lo has pedido todavía?- Sólo porque no quiero ir más allá de lo que puedo permitirme.- ¿Crees que está bien fingir ser pobre, Theo?- ¡No finjo ser pobre, Maria Lua!- Si quieres ser un competidor para Giordano, necesitas expandir tu negocio, Theo. De lo contrario, sólo serás el creador de fórmulas que Robin robará y mostrará como suyas. No hay razón para estar a la defensiva, siendo una empresa de patio trasero cuando tienes el potencial para ser el mejor.Theo se levantó, aturdido, pas
- Theo, entiende algo: pospusieras o no la reunión, no cerrarían contigo. Giordano ya los había comprado o convencido a todos. No es culpa tuya. Ni mía. Ni de nadie. Robin tiene algo contra mí... O contra nosotros. Y tenemos que averiguar qué es.Theo me cogió de la mano y tiró de mí hacia su cuerpo:- Todavía puedo olerte en mi piel, rayo de sol. Y está tan impregnado en mí que no creo que se vaya nunca.Sentí su cálido aliento tan cerca y estuve a punto de ceder a un beso. Pero me limité a rozar la punta de su nariz con la mía, cerrando los ojos:- Estuvo bien, Theo... Muy bueno. Pero quizá nos llevábamos demasiado bien en lo personal y no tan bien en lo profesional. Por suerte para ti, yo llevo lo personal muy por encima de lo profesional, aunque se me da muy bien. Por ahora, necesito tomarme un helado de crema con sirope de car
- Sí, soy María Gregoria. - Ella sonrió en señal de confirmación, apenas entendiendo todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento.- ¿Tu madre se llama Magdalena? - pregunté.- Sí.- ¿Eres hija de Gregorio, el portero?Asintió, con los ojos muy abiertos en mi dirección.- No vamos a llamar al guardia de seguridad para que busque a tu madre, ¿vale? Conozco a tu padre.- ¿Lo conoces?- Sí, vivo en el edificio donde trabaja. Y me encanta el pollo frito de tu madre -confesé, sacando el móvil del bolso mientras le daba mi tarrina de helado para que la sujetara.- ¿Hija?La voz preocupada era sin duda la de su madre, que corrió hacia la chica en cuanto la vio. Las dos se abrazaron y pude ver cómo las lágrimas brotaban de los ojos de la mujer, delgada y bajita, con el pelo oscuro hasta l
- I... Todavía no lo sé. - Sonreí. - Pero me voy. Mi madre cree que necesito vivir sola para ser independiente y tener más autonomía emocional y psicológica.- ¿No sería mejor ir a un psicólogo? - Arqueó una ceja.- Creo que con vivir sola es suficiente. - Me encogí de hombros.- Me estás contratando para trabajar en la casa... ¿Que aún no tienes? - Me miró insegura.Asentí y sonreí. ¿Qué problema hay? Por supuesto que le ofrecería el pago en cuanto aceptara. Sabía que pronto encontraría un piso, ya que Greg había dicho que el piso de arriba de Theo seguramente quedaría libre pronto.Simpaticé con Greg a primera vista. Y lo mismo ocurrió con su hija y su mujer. No me gustaban los niños... Es decir, nunca había tenido contacto con uno. Pero simpaticé
- Pero si no te pago, puedes buscarte otro trabajo y no trabajar conmigo. No sé cuándo compraré el piso.- Tienes dinero. Y eso hace que sea fácil comprar una propiedad. Sólo tienes que encontrar una que realmente te guste.- Gracias, Madalena. Por tus consejos. Aún así... Yo pago. - Sonreí y le di un beso. - Disfruta de tus juguetes. - Besé la mejilla de Maria Gregória.- Gracias, Malú. ¿Jugarás algún día conmigo en la casa de Barbie?- Sí, lo haré -le aseguré-. - Aun así, no dejes a tu amiga sola todo el rato. -señalé a la muñeca de trapo que aún llevaba alrededor de la cintura-. - Podría enfadarse.- No la dejaré. - Sonrió.Como estaba en el centro comercial, fue más fácil encontrar un taxi. En cuanto me senté en el asiento trasero, cerr&e
- Y quiero contártelo. Pero sólo después de que me beses... Con tu lengua, ¡por supuesto! - bromeé.Theo me besó enseguida, su lengua entró inmediatamente en mi boca, cálida, atrayente, invitándome a nuestro baile íntimo y privado, que hizo que mis bragas se humedecieran y mi coño se estremeciera de deseo.Intenté quitarme la bata sin dejar de besarnos, con los ojos cerrados, pero él volvió a impedírmelo. Me separé de nuestro contacto y le miré preocupada:- Theo... ¿Qué te pasa? ¿Te... ¿Te has hecho daño? - Toqué la suave tela de la bata.- No sé si se podría decir que me hice daño... - Se rió. - Pero me dolió.Ensanché los ojos:- Habla, maldita sea.- ¿Recuerdas cuando dijiste que necesitaba una olla adecuada si quería