- Theo, entiende algo: pospusieras o no la reunión, no cerrarían contigo. Giordano ya los había comprado o convencido a todos. No es culpa tuya. Ni mía. Ni de nadie. Robin tiene algo contra mí... O contra nosotros. Y tenemos que averiguar qué es.
Theo me cogió de la mano y tiró de mí hacia su cuerpo:
- Todavía puedo olerte en mi piel, rayo de sol. Y está tan impregnado en mí que no creo que se vaya nunca.
Sentí su cálido aliento tan cerca y estuve a punto de ceder a un beso. Pero me limité a rozar la punta de su nariz con la mía, cerrando los ojos:
- Estuvo bien, Theo... Muy bueno. Pero quizá nos llevábamos demasiado bien en lo personal y no tan bien en lo profesional. Por suerte para ti, yo llevo lo personal muy por encima de lo profesional, aunque se me da muy bien. Por ahora, necesito tomarme un helado de crema con sirope de car
- Sí, soy María Gregoria. - Ella sonrió en señal de confirmación, apenas entendiendo todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento.- ¿Tu madre se llama Magdalena? - pregunté.- Sí.- ¿Eres hija de Gregorio, el portero?Asintió, con los ojos muy abiertos en mi dirección.- No vamos a llamar al guardia de seguridad para que busque a tu madre, ¿vale? Conozco a tu padre.- ¿Lo conoces?- Sí, vivo en el edificio donde trabaja. Y me encanta el pollo frito de tu madre -confesé, sacando el móvil del bolso mientras le daba mi tarrina de helado para que la sujetara.- ¿Hija?La voz preocupada era sin duda la de su madre, que corrió hacia la chica en cuanto la vio. Las dos se abrazaron y pude ver cómo las lágrimas brotaban de los ojos de la mujer, delgada y bajita, con el pelo oscuro hasta l
- I... Todavía no lo sé. - Sonreí. - Pero me voy. Mi madre cree que necesito vivir sola para ser independiente y tener más autonomía emocional y psicológica.- ¿No sería mejor ir a un psicólogo? - Arqueó una ceja.- Creo que con vivir sola es suficiente. - Me encogí de hombros.- Me estás contratando para trabajar en la casa... ¿Que aún no tienes? - Me miró insegura.Asentí y sonreí. ¿Qué problema hay? Por supuesto que le ofrecería el pago en cuanto aceptara. Sabía que pronto encontraría un piso, ya que Greg había dicho que el piso de arriba de Theo seguramente quedaría libre pronto.Simpaticé con Greg a primera vista. Y lo mismo ocurrió con su hija y su mujer. No me gustaban los niños... Es decir, nunca había tenido contacto con uno. Pero simpaticé
- Pero si no te pago, puedes buscarte otro trabajo y no trabajar conmigo. No sé cuándo compraré el piso.- Tienes dinero. Y eso hace que sea fácil comprar una propiedad. Sólo tienes que encontrar una que realmente te guste.- Gracias, Madalena. Por tus consejos. Aún así... Yo pago. - Sonreí y le di un beso. - Disfruta de tus juguetes. - Besé la mejilla de Maria Gregória.- Gracias, Malú. ¿Jugarás algún día conmigo en la casa de Barbie?- Sí, lo haré -le aseguré-. - Aun así, no dejes a tu amiga sola todo el rato. -señalé a la muñeca de trapo que aún llevaba alrededor de la cintura-. - Podría enfadarse.- No la dejaré. - Sonrió.Como estaba en el centro comercial, fue más fácil encontrar un taxi. En cuanto me senté en el asiento trasero, cerr&e
- Y quiero contártelo. Pero sólo después de que me beses... Con tu lengua, ¡por supuesto! - bromeé.Theo me besó enseguida, su lengua entró inmediatamente en mi boca, cálida, atrayente, invitándome a nuestro baile íntimo y privado, que hizo que mis bragas se humedecieran y mi coño se estremeciera de deseo.Intenté quitarme la bata sin dejar de besarnos, con los ojos cerrados, pero él volvió a impedírmelo. Me separé de nuestro contacto y le miré preocupada:- Theo... ¿Qué te pasa? ¿Te... ¿Te has hecho daño? - Toqué la suave tela de la bata.- No sé si se podría decir que me hice daño... - Se rió. - Pero me dolió.Ensanché los ojos:- Habla, maldita sea.- ¿Recuerdas cuando dijiste que necesitaba una olla adecuada si quería
Theo me soltó inmediatamente mientras yo daba un paso hacia delante, alejándome de él.- ¡M-e-u D-e-u-s! - Eso fue lo que salió de mis labios, prácticamente letra por letra, el pánico se apoderó de mí.- Lo sé, rayo de sol: ¡"para todo"! Ben llegó. - Tiró de mí y me llenó de besos.Yo jadeaba mientras intentaba organizar mis pensamientos y comprender qué hacían ellos dos allí.Antes de que Theo y yo pudiéramos hacerles pasar, lo hicieron, cada uno con una maleta.- Tú... ¿Fue la sorpresa? - pregunté, sintiendo que mi cuerpo perdía las fuerzas y temiendo desmayarme.- Tío, joder... Y a la mierda con las evasivas. - me burlé, corriendo hacia Theo y arrojándome a sus brazos. - Theozinho, te he echado tanto de menos...Miré a Theo, que estaba tan est&aacu
- Recuerdo que cuando llegaste me preguntaste si era aquí donde pedías un "amigo" -me quedé mirándole. - ¿Pedí un amigo y conseguí un enemigo?- No soy tu enemigo. Al contrario, soy más que tu amigo. Soy tu padrino, alguien que te cuida y te quiere. Y cuando te sugerí hacer un viaje para distraerte, no pensé que cambiarías toda tu vida por un hombre.- No cualquier hombre... Es el hombre que amo, ¿entiendes?- Theo huyó de ti.- Pero... Él me ama. - Arrugué el ceño.- No lo dudo. Aun así, tienes que anteponerte a ti misma. Si no te quieres a ti misma, nadie te querrá, ¿entiendes?- Me quiero a mí misma.- No, no te quieres. Te has pasado la vida cambiando todo de ti... Para parecerte a Barbara. No importa cuánto intentes escapar de la realidad, Salma es tu madre biológica. ¿Lo
Nuestro secreto parecía cada vez menos seguro. A veces tenía la impresión de que se nos notaba en la cara lo mucho que nos queríamos, ya que en los últimos días prácticamente todo el mundo había dado a entender que sabía lo que sentíamos el uno por el otro.Intentaba no escandalizarme tanto por la inesperada visita y las chorradas que me había contado Ben.Volvimos al salón. Dimitry me miró y sonrió torpemente.- He recogido tu ropa que encontré en el suelo -me susurró Ben al oído.- ¿Te doy las gracias? - pregunté, furiosa porque acababa de aparecer.- I... Quiero decir, Maria Lua y yo nos alegramos de que hayas venido... desde otro país para vernos. - Theo arrugó la frente, tratando de agradarles y sin entender aún muy bien qué hacían en su casa. - Pero por desgracia mi piso es peq
- Yo echaba de menos a la loca de Malú. - Dimitry me puso la mano en la pierna, sonriendo, sin mirarme.Antes de que pudiera hacer nada, Theo retiró la mano, metiendo el brazo entre los asientos:- Compórtate, ¡es tu prima! - me advirtió.- Prima. - Dimi arrugó el entrecejo, explicándose.- Dimitry, nada de manos tontas. - Ben trató de imponer orden.- Pero a ella le gusta -dijo.- No me gusta. - Le miré.- Al menos a ella le gustaba. - Dimi se encogió de hombros.- ¡Joder! Dimi, por favor, ¿puedes intentar olvidar lo que pasó? Me mudé de país para intentar borrarlo todo.- Pensé que era por la situación con Salma y Heitor.- También... Pero estaba el compromiso fallido... Nuestra exposición en los medios. Todo esto me ayudó a tratar de cambiar mi vida.- I... Estoy trata