Hay milagros

En cuanto Theo y yo llegamos al hospital, nos dirigieron inmediatamente a la tercera planta. Ya había amanecido y estábamos muy nerviosos. Cuando llegamos a Recepción, aún íbamos cogidos de la mano. Encontramos a Babi sentada en uno de los sofás de color beige claro, junto a Anon y Ben, que estaban a ambos lados de ella. En cuanto nos vio, se levantó y sus ojos se dirigieron directamente a nuestras manos.

Inmediatamente solté la mano de Theo, estupefacta. No me había quedado claro si ella y Heitor habían consentido o no.

Antes de que Theo y yo pudiéramos llegar hasta ella, Babi nos hizo una señal con la mano para que nos detuviéramos mientras caminaba lentamente hacia nosotros. Nunca la había visto tan pálida y físicamente destruida como en aquel momento. Incluso sus ojos parecían haber perdido el brillo y se habían teñido de un color roj

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