- Tal vez tengas razón, sol. Pero necesito pensarlo. Es una decisión complicada... En un momento complicado. Me lo he jugado todo a expandir Simplicidad. Y la posibilidad de dejarlo todo atrás no me hace sentir muy cómodo, aunque sé que estar lejos de mamá y papá con todo lo que está pasando es prácticamente imposible.
- Lo entiendo, Theo. Pero sigue siendo una decisión que hay que tomar pronto. Por muy confiado que esté papá, sabemos que todo esto podría llevar un tiempo.
- Sí, tienes razón.
- Quiero volver a Noriah del Sur hoy y recoger mis cosas.
- ¿Otro viaje en menos de 24 horas? No necesitamos hacer eso, rayo de sol. Podemos quedarnos aquí unos días y volver descansados después.
- Big Cat está solo. No puedo dejarlo encerrado en un piso.
- Pero le pediste a Madalena que se encargara de todo.
Sonreí a pesar de todo el dolor que sentía en ese momento:- ¡Hola, superviviente!- No es un... ¿Sueño?- No es un sueño... Estoy aquí, a tu lado -le aseguré, apretándole un poco los dedos-. - Pero no te resistas, por favor. No tienes que decir nada.Su respiración era débil y a veces parecía que estaba haciendo un gran esfuerzo para inhalar el aire por sí mismo. Mis dos manos rodearon las suyas y le dije:- Definitivamente voy a volver a Noriah North. Pues recupérate pronto. No me harás venir todos los días a este hospital, ¿verdad? - Sonreí juguetonamente, secándome las insistentes lágrimas que rodaban por mis mejillas.Tras una breve sonrisa, con dificultad, noté que una lágrima solitaria rodaba por su mejilla:- Gracias... Por venir.- Eres muy, muy importante para m&iacut
Antes de que pudiera reaccionar, Theo pulsó el botón y cerró la puerta del ascensor; sus ojos llenos de odio se clavaron en los míos hasta que se cerró por completo y empezó a descender.Theo me giró hacia ella y no pude dejar de llorar:- ¡No sé qué coño me está pasando! - me quejé. - En la última semana he llorado casi más lágrimas que en toda mi vida.Theo me secó las lágrimas y me besó en los labios:- Tenemos muchos problemas en este momento. Espero que no te tomes sus palabras ofensivas como algo personal.- ¿Sabes qué es lo que más me duele de todo esto?- ¿El qué?- Mencionarme a mí y a... Nuestro padre. Lo encuentro... Repugnante... Me duele en el pecho, como una puñalada. Pero al mismo tiempo... Estamos los dos. E... ¿No sería casi l
Los dos estaban tan estupefactos como yo por mi comportamiento. Por supuesto que el vómito no fue intencionado. Pero el puto olor a palomitas estaba prácticamente en todo el piso. Y mezclado con la desfachatez de aquella mujer, era como una bomba atómica en mi estómago.Theo se acercó, preocupado:- Maria Lua... Estás... ¿Sientes algo? ¿Será por el viaje? ¿Has comido hoy?- "Saca a esta mujer de aquí, Theo", le pedí, dejando el jarrón sobre la mesita, insegura de qué hacer con él.- ¿Vas a echar a la madre de tu hijo? - Se enfrentó a él. - Eres el padre del niño que llevo dentro, Theo, y si me conoces algo del tiempo que hemos vivido juntos, deberías saber que no mentiría sobre algo tan serio como esto.Theo me miró, sin saber qué hacer. Respiré hondo, intentando recuperar el aliento
Mi vida estaba definitivamente patas arriba. Y al revés. Realmente necesitaba volver a Noriah North, mi hogar. Nunca había echado tanto de menos la enorme cama, el enorme armario, mi ropa, los zapatos, las criadas, la comodidad, la comida... tanto. Incluso echaba de menos a los idiotas empleados de North B., que me odiaban.De camino, llamé a Maíra:- Dime que tienes acceso a la dirección de los empleados de Simplicity - dije, sin siquiera saludar.- Dios mío, señora María Lua... ¿Pasó algo?Joder, ¡era de madrugada y no me había dado cuenta! Claro que la mujer debía estar preocupada.- No... - Intenté fingir calma. - Pero necesito la dirección de Hades... Ahora mismo.- ¿Hades Romaniz?- ¿Conoces a otro Hades? - No pude controlar mi lengua.- I... Voy a acceder a los archivos. ¿Puedes esperar un segundo?
Theo seguía llamando. No contestaba y ni siquiera leía los mensajes.Sentada en el sillón del jet privado, acompañada únicamente por mi perro, sentí que las lágrimas me corrían por las mejillas. ¿Por qué me dolía tanto saber que estaba con ella? ¿Por qué se me había metido en la cabeza que Malica no era un peligro para mí, cuando en realidad ella misma era el peligro? La había subestimado. Y no debí hacerlo. Y lo peor era que ya ni siquiera tenía fuerzas para luchar... Porque estaba agotado física y mentalmente.Toqué el sillón de al lado y el gran gato se levantó de un salto, apoyando la cabeza en mis muslos:- Creo que no le he agradecido lo suficiente a Dimi por haberme dado a ti... - Acaricié su suave pelaje. Eres el ser más leal que una persona puede tener en su vida. - Me enjugué las
- Claro que no, idiota. - mentí.- Voy a llegar a Noriah Norte. Y en cuanto la encuentre, voy a esposarla a una cama durante al menos veinticuatro horas. Hasta que admitas que no soy idiota. Te haré correrte tantas veces que me rogarás que pare. Y te diré tantas veces que te quiero que te hartarás. Nadie puede ocupar el lugar que tú ocupas en mi vida.Me eché a reír, sintiendo que se me erizaba la piel ante la mera mención de que me tocara:- Por mucho daño que me hayas hecho... Y tú eres un idiota... Sigues siendo mi idiota favorito... - admití. - Tal vez necesites algo de tiempo para arreglar tu asunto con Málica. Pensé que era lo suficientemente maduro para aceptar todo esto. Pero descubrí que no lo soy, Theo. Me supera. Porque verte con ella duele... Mucho. Y estoy cansada de recibir tantos golpes de la vida.- No volveré a Noriah del Sur, M
- No puedes ir a esta reunión -dijo, con sus brazos sujetándome firmemente de espaldas a él, sin darme opción a soltarme.- ¿De qué... ¿de qué estás hablando? - Me hice la tonta.- Sobre encontrar a tu familia biológica. - Continuó, sin soltarme, susurrándome al oído.Le pisé y me aparté, mirándole fijamente:- ¿Qué haces aquí? ¿Me vas a decir que el destino nos puso en la misma parada de taxis? - Me quedé de piedra. - Te voy a joder el destino si sigues pensando que soy idiota.Hades me acercó a él, inclinando la cabeza:- No quiero que me veas la cara. - Sacó unas gafas de sol del bolsillo y se las puso en la cara.- Dime qué haces aquí o gritaré. ¿Has venido a llevarme con ellos?- ¡Te estoy protegiendo, joder!- &iques
- Este lugar... ¿Forma parte de Noriah Norte? - le pregunté al conductor.- Sí, señora. Pero confieso que nunca he estado en estas partes.- Señor... ¿Me esperará para llevarme de vuelta? - pregunté, preocupada.- Sólo me pagaron el viaje de ida.- Si le pido... O mejor dicho, pago, ¿puede esperarme?- Claro que sí. Pero... Va a ser caro. Este parece ser un lugar peligroso.- Pagaré lo que creas necesario -dije.- De acuerdo. Pero tienes que pagar por adelantado. En este caso, ahora.Sí, claro que lo haría. La cuestión es que yo no tenía dinero en efectivo, ni siquiera para dárselo al chantajista, ya que estaba liado con mi padre, las idas y venidas entre Noriah Norte y Sur y toda la agitación de mi vida en los últimos días, sobre todo horas. El hermano de Salma tendría que aceptar u