Mi vida estaba definitivamente patas arriba. Y al revés. Realmente necesitaba volver a Noriah North, mi hogar. Nunca había echado tanto de menos la enorme cama, el enorme armario, mi ropa, los zapatos, las criadas, la comodidad, la comida... tanto. Incluso echaba de menos a los idiotas empleados de North B., que me odiaban.
De camino, llamé a Maíra:
- Dime que tienes acceso a la dirección de los empleados de Simplicity - dije, sin siquiera saludar.
- Dios mío, señora María Lua... ¿Pasó algo?
Joder, ¡era de madrugada y no me había dado cuenta! Claro que la mujer debía estar preocupada.
- No... - Intenté fingir calma. - Pero necesito la dirección de Hades... Ahora mismo.
- ¿Hades Romaniz?
- ¿Conoces a otro Hades? - No pude controlar mi lengua.
- I... Voy a acceder a los archivos. ¿Puedes esperar un segundo?
Theo seguía llamando. No contestaba y ni siquiera leía los mensajes.Sentada en el sillón del jet privado, acompañada únicamente por mi perro, sentí que las lágrimas me corrían por las mejillas. ¿Por qué me dolía tanto saber que estaba con ella? ¿Por qué se me había metido en la cabeza que Malica no era un peligro para mí, cuando en realidad ella misma era el peligro? La había subestimado. Y no debí hacerlo. Y lo peor era que ya ni siquiera tenía fuerzas para luchar... Porque estaba agotado física y mentalmente.Toqué el sillón de al lado y el gran gato se levantó de un salto, apoyando la cabeza en mis muslos:- Creo que no le he agradecido lo suficiente a Dimi por haberme dado a ti... - Acaricié su suave pelaje. Eres el ser más leal que una persona puede tener en su vida. - Me enjugué las
- Claro que no, idiota. - mentí.- Voy a llegar a Noriah Norte. Y en cuanto la encuentre, voy a esposarla a una cama durante al menos veinticuatro horas. Hasta que admitas que no soy idiota. Te haré correrte tantas veces que me rogarás que pare. Y te diré tantas veces que te quiero que te hartarás. Nadie puede ocupar el lugar que tú ocupas en mi vida.Me eché a reír, sintiendo que se me erizaba la piel ante la mera mención de que me tocara:- Por mucho daño que me hayas hecho... Y tú eres un idiota... Sigues siendo mi idiota favorito... - admití. - Tal vez necesites algo de tiempo para arreglar tu asunto con Málica. Pensé que era lo suficientemente maduro para aceptar todo esto. Pero descubrí que no lo soy, Theo. Me supera. Porque verte con ella duele... Mucho. Y estoy cansada de recibir tantos golpes de la vida.- No volveré a Noriah del Sur, M
- No puedes ir a esta reunión -dijo, con sus brazos sujetándome firmemente de espaldas a él, sin darme opción a soltarme.- ¿De qué... ¿de qué estás hablando? - Me hice la tonta.- Sobre encontrar a tu familia biológica. - Continuó, sin soltarme, susurrándome al oído.Le pisé y me aparté, mirándole fijamente:- ¿Qué haces aquí? ¿Me vas a decir que el destino nos puso en la misma parada de taxis? - Me quedé de piedra. - Te voy a joder el destino si sigues pensando que soy idiota.Hades me acercó a él, inclinando la cabeza:- No quiero que me veas la cara. - Sacó unas gafas de sol del bolsillo y se las puso en la cara.- Dime qué haces aquí o gritaré. ¿Has venido a llevarme con ellos?- ¡Te estoy protegiendo, joder!- &iques
- Este lugar... ¿Forma parte de Noriah Norte? - le pregunté al conductor.- Sí, señora. Pero confieso que nunca he estado en estas partes.- Señor... ¿Me esperará para llevarme de vuelta? - pregunté, preocupada.- Sólo me pagaron el viaje de ida.- Si le pido... O mejor dicho, pago, ¿puede esperarme?- Claro que sí. Pero... Va a ser caro. Este parece ser un lugar peligroso.- Pagaré lo que creas necesario -dije.- De acuerdo. Pero tienes que pagar por adelantado. En este caso, ahora.Sí, claro que lo haría. La cuestión es que yo no tenía dinero en efectivo, ni siquiera para dárselo al chantajista, ya que estaba liado con mi padre, las idas y venidas entre Noriah Norte y Sur y toda la agitación de mi vida en los últimos días, sobre todo horas. El hermano de Salma tendría que aceptar u
- ¿Dónde está la bolsa con el dinero? - Me miró las manos.- I... No pude retirar toda la cantidad que me pediste.- Por eso te lo dije por adelantado... Porque sabía que no sería fácil. ¿Aún crees que estoy bromeando contigo? - Se acercó y me agarró con fuerza del brazo, mirándome fijamente.El bebé que tenía en el regazo empezó a llorar. Miré a las dos chicas, que estaban de pie, una al lado de la otra, mirándonos con los ojos muy abiertos.- Haré un traslado. - Intenté parecer tranquila y valiente.- Sabes que me jode.- I... No quiero hacerte daño. - Casi no me salió la voz.Me soltó el brazo y sentí el escozor de su fuerza contra mi piel. Me toqué el punto palpitante por encima de la americana.Daltro Hernández cogió al bebé sin ropa y
Sí, a eso necesitaba aferrarme: a mi familia. Sólo de pensar en Bárbara me sentía mejor y más fuerte. Tenía que soportarlo todo y ser resistente. Porque sabía que ellos estarían a mi lado cuando la pesadilla de mi padre terminara y saliera del hospital.Mi mente me trajo a Babi, con sus preciosos ojos claros y su pelo rubio dorado... Tenía una sonrisa contagiosa y durante toda mi vida nos tumbábamos en la cama a altas horas de la madrugada hablando de diferentes temas. Se reía de sus propios consejos. Y apoyaba todas mis locuras. Nunca se separó de mí bajo ninguna circunstancia. Y me dio un amor que dudaba que otra madre pudiera darme.Heitor Casanova... Ah, mi mente siempre me traicionó sobre él, porque mi padre no vivía en ninguna parte, excepto en mi corazón. Me enseñó a ser fuerte y a luchar por lo que quería, desde el principi
Miré hacia abajo y vi varias hojas secas pegadas a mis talones. Empecé a arrancármelas mientras él comenzaba a conducir. Sin apenas saber cómo sostenerme y siendo observada por todos en el aforo colectivo, me dirigí hacia uno de los asientos, dándome cuenta de que estaban todos ocupados, teniendo que permanecer de pie ya que los espacios eran tan reducidos que no cabían dos cuerpos en el mismo banco.Cada vez que el autobús se detenía en un punto diferente, un bache hacía que casi me cayera. Miraba por la ventanilla a través de la oscuridad y no podía identificar dónde estaba. Ni siquiera había un punto de referencia que me recordara a la capital de Noriah del Norte o a algún lugar que conociera. Me senté junto a una mujer que parecía muy antipática y que llevaba un bolso en el regazo.- Disculpe... ¿Le importa que ocupe el sitio d
Y allí me quedé, observando el ir y venir de la gente y el movimiento cada vez más escaso después de que el supermercado cerrara sus puertas. Empecé a asustarme y lo único que temía perder era mi anillo de compromiso. Me lo quité del dedo y me lo puse dentro de la americana.No me di cuenta de cuánto tiempo había pasado mientras estaba allí de pie, esperando, sin saber si alguien me salvaría. E increíblemente, mi salvador podría ser mi ex prometido, el idiota que robó la fórmula de Theo e intentaba destruir Simplicity.Abrí ligeramente las piernas y levanté las rodillas, apoyando la cabeza en ellas. Dormir en la calle era algo que nunca imaginé que haría algún día. Y todo era culpa de Hernández. No podía aceptarlo. Y no podía resolverlo todo yo sola, por muy fuerte que fuera. Eran demasiados. Y yo