Todavía estábamos en el ascensor cuando Theo me cogió la mano y me miró el dedo vendado:
- ¿Sientes algún dolor?
- No. Los analgésicos hicieron efecto enseguida... Y con los antibióticos estoy seguro de que todo irá bien.
- Los arañazos de la cara y el cuello aún son muy evidentes. - Me tocó suavemente.
- Tu corte tampoco se ha curado todavía. - Le pasé el dedo por la herida de la frente.
Theo se rió:
- Si nos juntases a los dos, ¿haría un todo?
- Eres mejor que yo.
- Ah, sí, acaban de intentar matarme... Volqué el coche y acabé en el hospital, pero estoy mejor -se burló-.
- Me mordió tu gato, que más bien es un Gremlin después de medianoche.
La puerta del ascensor se abrió y nos dirigimos al piso:
- ¿Qué es un Gremlin? -
Theo abrió la puerta y por fin nos separamos unos centímetros. Tiré de él por la cinturilla de sus pantalones, pasando mis dedos por el borde de la prenda sin prisa, sintiendo su cálida piel. Finalmente, mis dedos rodearon su espalda mientras le abrazaba.Sus ojos me miraban con un deseo, una dulzura y un amor que nunca había visto en mi vida.- Ya sé que no puedo acercar mis labios a los tuyos... sin que mi lengua esté dentro de tu boca... - Sonrió, acercando su cara.Tiré de él bajo el agua y entonces sentí cómo su lengua se apoderaba de la mía, exigente, salvaje, pero no menos que su mano, que empujaba mi cabeza hacia su cara, haciendo que nuestros labios escocieran por el violento contacto. Podía sentir sus dientes contra mis partes más sensibles, como si Theo realmente quisiera comerme para cenar.Hazme tu cena, Theo... La mejor cena de tod
- ¿Soy yo o nadie aguanta mucho? - me susurró Theo libertinamente al oído. - Oí que "yo" era demasiado rápido.- ¡No es culpa mía que hayas tardado nueve años en follarme! - intenté justificarme mientras me reía.Theo cerró la compuerta de la ducha y siguió abrazándome con fuerza mientras caminaba hacia la salida de la ducha, sin cambiar la posición en la que estábamos.- Oye... ¿Adónde vamos a ir así empapados? - pregunté, todavía agarrada a él con fuerza.- A mi cama, cielo.- ¿Me vas a esposar?- Tal vez... Si te portas bien -se burló.Me reí:- Aquí el que se porta bien eres tú.- ¿Crees que me porto bien? Pues voy a demostrarte que puedo comportarme en todas partes menos en la cama. Especialmente con la mujer que he a
Sonreí, apartándome el pelo húmedo de la cara:- Saborearé cada centímetro de tu piel, mi amor... Como siempre he soñado.- Espero poder aguantar un rato... - Respiró hondo, cogió mi mano y la llevó hasta su polla completamente erecta.Llené su cuello de delicados mordiscos y chupadas. Ansiaba su cuerpo como el aire que necesitaba respirar. Cansada de su cuello, me deleité con su pecho suave y firme, bajando hasta su fabuloso abdomen. Su polla estaba erecta todo el tiempo, tocándome involuntariamente.Cuando llegué a su pene, me acomodé entre sus piernas, deleitándome con el espectáculo que tenía ante mí. Sin duda iba a tener la mejor mamada de mi vida. Y ningún sonido o situación externa iba a detenerme como la otra vez.Lamí tranquilamente su glande, saboreando el gusto del hombre que tanto habí
Me desperté con el sonido del teléfono móvil. Abrí los ojos y volví a cerrarlos por la luz que venía de la calle. Toqué la cama y no sentí la presencia de Theo. Me incorporé rápida y bruscamente, preocupada, al darme cuenta de que no estaba en la habitación.Se me aceleró el corazón cuando oí el sonido de la ducha que se abría en el cuarto de baño. Sonreí ante mi reacción al haber sido abandonada por él.No, Theo no me había dejado a la mañana siguiente. No tenía sexo y se iba, como otros hombres. Seguía allí.Me miré la venda del dedo, sintiendo un poco de dolor, segura de que estaba causado por la fuerza que había ejercido al sujetar el cabecero.Me fijé en las esposas que seguían sujetas a la cama, abiertas. Sonreí y esta vez junté ambas manos, s
Cerré los ojos, intentando inútilmente liberarme de las esposas. Quería agarrarle, tocarle, aferrarme a él mientras le cabalgaba con fuerza. Sin embargo, él parecía saberlo mejor, empujando con intensidad, su polla sin piedad en mi coño, devastándome física y psicológicamente, porque sabía que después de todo lo que habíamos hecho durante la noche y esa mañana, nunca sería capaz de correrme así con otro hombre en mi vida.Volví a correrme al mismo tiempo que él, en una sincronización perfecta que nunca había visto antes. He tenido hombres que me han dejado correrme primero para poder correrse ellos después. Y otros que venían primero, dejándome al final. También he tenido hombres que sólo se preocupaban de llevarme al orgasmo. Y otros que ni siquiera podían mantenerse erectos. No, no eran tantos,
- Tú... ¿De verdad me estás contando esto? - Theo se echó a reír.- Por supuesto que sí. ¿Crees que vas a ser tú quien tome todas las iniciativas? En absoluto, mi amor. - Le rodeé el cuello con los brazos. - ¿Y qué? ¿Tengo novio?- Tienes novio -aceptó, besándome en los labios-. - No sé si este novio aceptará que me duche lejos de él.Me aparté un poco, sonriendo:- Theo, no puedo más. He perdido la cuenta de las veces que nos hemos acostado.- Yo también... - Se rió, mirando su reloj de pulsera. - Ahora métete en la ducha si quieres acompañarme. No puedo llegar tarde, amiga.En treinta minutos salíamos en dirección a Simplicity, para la esperada reunión de Theo.- ¿Estás nervioso? - le pregunté, acomodándole la corbata mientras
- Si lo prefieres, no podemos contratarte, María Lua. Juro que no era mi intención desacreditar tu trabajo. Sólo pensaba... que intercambiar ideas con alguien de tu campo podría ser agradable para ti.- Intercambio ideas con Heitor Casanova, el CEO de North B., la mayor empresa de bebidas de Noriah Norte, que es, consecuentemente, uno de los mayores países del continente.- Maíra, cancela la nueva contratación -ordenó Theo.- No la canceles. - La miré. - Si mi querido "hermano" cree que necesito a alguien que me ayude, demostrémosle lo que podemos aportar en trabajo, ¿de acuerdo? - hice una mueca, furiosa, caminando delante de ellos hacia la sala de reuniones.- María Lua... Lo siento. - Theo trató de eludir la situación.Abrí la puerta de la sala de reuniones, sintiendo que el corazón se me aceleraba, queriendo saltarme del pecho.
Suspiré, respondiendo por Theo:- No. Déjalo entrar.- No hace falta que lo hagas, María Lua. Sé que puedes encargarte de todo.- Pensándolo bien, podríamos dividir la administración entre las áreas industrial y comercial. ¿Y tal vez dejemos de subcontratar y empecemos a fabricar nuestros propios productos?- ¿Estás loco? - preguntó Theo.- ¿Por qué crees que me llaman Malú el Loco? - sonreí.- ¿Vas a dejar que te sorprenda alguna vez, rayito de sol?- Espero que no, Theo.- Maíra, Maria Lua y yo daremos la bienvenida al nuevo empleado en la zona administrativa, aquí mismo.Theo se sentó a la cabecera de la mesa y yo ocupé la silla de al lado. En cuanto se abrió la puerta y apareció el hombre vestido con traje negro, camisa blanca y corbata roja con detalles negr