—Partamos del principio. —dije—. Nadie estaba de acuerdo con tu apresurada decisión y sabíamos que solo era cuestión de tiempo para que Alfredo reaccionara de su imbecilidad. El sábado siguiente a tu locura.Bajó la cabeza, no voy a echarle mantequilla para decirle las vainas. Los dos son culpables, los dos escucharán mis verdades uno más que otro.» Perdóname, pero fuiste loca y él un imbécil. En todo caso tu madre tuvo una premonición la cual compartió solo con Verónica, luego ella lo habló conmigo. Ese sábado, día después de tu gran idea de casarte, la señora Josefina le dijo que lo único que se podía hacer era hablar con los implicados para hacerlos entrar en razón.Simón se acercó al televisor de la sala y conectó el enlace para mostrarle los videos a Patricia.» Durante esos días charlamos mucho, sabes. Retomando a ese sábado sostuve una conversación con mi mujer por teléfono, luego vimos la reacción de Alfredo en la misión de Turquía en la que participó con Freddy. Por cosas de
—Termina de ver todo Patricia.Le dijo Gustavo, ella miró a su hermano mayor. Simón continuó mostrando cortos videos. Cuando se pasó de apartamento.—Freddy y Kevin instalaron pequeñas cámaras solo para tenerlo vigilado.Ahora habló Miguel. Le habíamos hecho un resumen de un hombre solitario, pensativo, apagado, y que compraba regalos para ella que nunca recibió, salvo por la pulsera que tenía en el momento, Verónica me lo contó.—Pensamos que ya lo estaba superando, estuvo en Colombia en Navidad, todo parecía tener un poco de cause, pero nació Amín y por obra y gracias del señor Dios, conoció a su hijo. Esto fue lo que pasó.Le volvimos a mostrar los videos del parqueadero, cuando comenzó a pegarle al carro, al acercarse un vigilante se bajó y empezó a pegarle, luego al otro, se ve claramente cuando llega Aníbal y lo separa, fue Churrusco quien lo encaró al principio, luego se unió Daniel, entre los dos le pegaban, pero seguía cegado por la ira. En últimas se unió Arnold, él se ofrec
—Nunca lo hizo, si nos besamos hasta nuestra boda civil, después de eso no lo volvió a hacer sino en eventos públicos, pero eran picos. Ahora lo comprendo todo. —Es un gran amigo. —Lo es. —¿Tienes miedo? —El llanto de Amín se escuchó. —Ustedes quédense hablando, yo voy a mirar a mi nieto. —Vaya manera de conocerlos. —Sí, no he visto al Alfredo que todos me cuentan, tengo las actitudes que solía tener conmigo. —Es mi hijo, pero es una cabeza dura. Así que usted levante la frente. —Gracias. —Eres como él te describió. —Me sonrojé—. Dios sabe cómo hace todo. Nos despedimos de Máximo, no hay llantos, solo alegría… solo armonía, como dijo mi madre. Mi vuelo era a las nueve, me levanté super temprano para organizar nuestro viaje, anoche dejé lista la maleta, una sola empaqué para tres días para mí y de Amín, más la pañalera. Al ingresar lista a la habitación del niño, la señora Judith mecía a su nieto. —No te demores hija, ve por el cabezota de mi hijo y acá los esperamos. —Espe
Tu vida pasa frente a ti en una fracción de segundo, eso había pasado conmigo. Todo hizo un corto para hacer miles de conjeturas y al mismo tiempo reaccionar. El socorrista dijo que ella antes de que la reanimara venía a esta clínica a buscar a su marido, el padre de su hijo. Ahora, ¿Máximo está aquí? O… Miré al bebé quien era cargado por la rescatista, esa conexión que sentí al cargarlo, esa necesidad todo este tiempo de tenerlo… El bendito helado de Oreo… una abrumante sensación emergió desde mis entrañas y se afirmó en mi corazón… Era mi bebé, mi corazón lo supo, mi culpa por haber perdido a su madre y creer que no la merecía me cegaron… no tuvo preeclampsia… No sabía si reír, llorar, gritar.—¡Vuelve a tener un ataque! —Esas palabras me hicieron mirar a la camilla donde se encontraba mi Patricia—. ¡Doctor Masa!A mí llegó la voz de Cereza cuando me entrenaba en mi juventud. «Cuando seas Rino los nervios no existen, tú y solo tú controlas la situación, eres el puto As».» ¡No pued
Media hora después, nos informaron que podíamos pasar de uno en uno. Por eso me quedé de último, luego se llevaron al niño, ya era el momento de aclarar un poco nuestra loca situación. Se encontraba despierta, muy maltratada, pero despierta. Nuestras miradas se conectaron, sus ojos se llenaron de lágrimas.—No era así como imaginé este reencuentro.Sonreí, negué. Me acosté a su lado en la amplia camilla, tenía un tutor en la clavícula y otro en la tibia y peroné de la pierna izquierda.—Me dijeron que te salvaste porque el carro estaba detenido.—Lo detuve para pasarle el peluche que le compraste al niño y se le había caído. En teoría, tú me salvaste. —El labio me tembló—. El rosario… Su abuela protegió a nuestro hijo. —Le besé el hombro.—Perdóname Patricia, por lo indiferente que fui.—No hay nada que perdonar. —dijo con voz áspera, hacía un gran esfuerzo para poder hablar—. Yo también fui pendeja.—Recupérate para que podamos hablar muy bien Culo grande. —intentó reírse, pero se co
Y mi Liam, mi músico, mi erudito, mi genio para la música, él era nuestro reto a diario, mi pequeño solo nos responde con amor, no hay nadie que no caiga en el encanto de la ternura de sus ojitos verdes llenos de inocencia.Hasta Dante, que era tan serio a su hermano, nunca le dice no, siempre estaremos prestos a ayudarlo, porque él siempre sabe cómo llegar a uno. Tengo tanto miedo con él, quiere formar una familia como en la que él estaba creciendo y eso me llena de temor.Rezo constantemente pidiendo una mujer que en verdad vea en él quien, a un ser de luz, una persona inteligente, respetuosa, inocente. Roland y yo no hemos tocado este tema, pero sí que lo hemos pensado. Será un gran reto. Confió en Dios, cuando quedé embarazada se los entregué al Él.—Un buen sexo oral por lo que estás pensando.Solté la carcajada ante el comentario de mi esposo cerca de mi oído, así no escucharon nuestros hijos. Solo espero que así tenga setenta años, nunca deje de decirme este tipo de comentario.
Desperté a todos mis amigos, algo en mi pecho me decía que mis hijos estaban en las carreras clandestinas.—Rata, ayúdame a poner en el televisor la imagen de donde están mis hijos, toma este es el acceso a su rastreador. —Le di mi reloj—. Por favor, dame la ubicación, mientras él se ponía a rastrear a mis hijos, llamé a Roland.—¡¿Pasa algo?! —Rata me entregó la dirección.—Ya se la envié al Patrón a su celular.—Mis hijos se acaban de volar de la casa con mi carro de carreras. Por favor, no los saques, no puedo cohibirle a Augusto que corra, sería desleal siendo quien soy, porque fui igual y él tiene la sagacidad, además Isaac es su coequipero. Pero si sabemos cómo es ese mundo, lleno de drogas, mujeres y mucho dinero. No es un ambiente para que esté sin la orientación correcta. Él quiere correr, lo hará profesionalmente, no en ese mundo peligroso. Además, son unos niños.—Enterado, ya salgo a buscarlos.—¿El Patrón va a detener la carrera? —negué.Todos gritaron, en cuestión de min
Vaya, vaya, vaya, si lo que tenemos aquí en nuestra descendencia era a nuestros sucesores. Vine por dos descarriados y resulta que tenemos era una variedad de descaraditos. Tengo a mi dúo dinámico, mi sobrina Milena, no me extrañaría que fuera ella la que ingresó a nuestra red de seguridad. Se ganaron el entrenamiento extremo, en unos cinco años estarán listos dándole el tiempo a que los dos menores de esa camada sean más grandes.Esperé a que llegaran los ganadores de recibir su dinero. Me pregunto, ¿cómo iban a hacer para que no nos diéramos cuenta? Pero no voy a esperar a eso. Con solo verme se asustarán. Una vez juntos me presenté ante ellos.—Mira nada más lo que tenemos aquí.—¡TÍO! —gritó más de uno, mis hijos me miraron y bajaron la mirada.—Excelente trabajo Milena, el de hace ocho días y el de ahora.—¿Cómo supiste que fui yo?—Hace ocho días se dieron cuenta de que había categoría para menores, ¿y qué dijeron? Pan comido, traemos a Augusto y volvemos a ganar. —miré a Dante.