Arnold no ha logrado dormir, se ha despertado a cada rato, ha tenido dos pesadillas y ahora lo escuchó llorar en el baño. No sé qué decirle para animarlo, pero si mi madre hubiera muerto estaría peor que él. Dayana se despertó.—¿Oh ta papá?—¿Mi amor, quieres ayudar a mami para que papi esté feliz?—¡Shi!Cargué a mi princesa, ingresé al baño, mi Güerito estaba en un rincón llorando, Dayana se removió en mis brazos, al bajarla corrió hasta donde su padre.» ¡Papá!Nuestra hija comenzó a besarlo en la mejilla y a llorar a la par de él, vaya ayuda.» ¿Lele? —Mi güerito me miró.—¿Qué si te duele?Arnold cargó el cuerpecito de nuestra hija, se aferró a ella, controlé mi llanto. No me gusta verlo vulnerable, la puerta del baño se abrió por completo y Demetrio se sobó sus ojitos.—¡Papá shi ayó!—Si amor papá se cayó —otro que fue corriendo a abrazarlo, la mirada que me dio mi güerito fue de agradecimiento—. Aquí estamos Arnold.—Duele mucho Sirena, me duele el alma. Mi negra era mi mamá.
Estaba en la terraza con Ana realizando los ejercicios de elasticidad. Jacinto se parqueó al frente del rancho, de la camioneta se salió Verónica con mi hijo, me levanté, caminé lo más rápido que pude, ¡pero me cuesta!, todos dice que avanzó a millón y yo no, Me frustro. Victoria se bajó con la pañalera de Grego, mi hijo apenas me vio, extendió los brazos y una vez más se me arrugó el alma y con lo sentimental que ando por la muerte de mi Vieja.Cargarlo fue reconfortante, no lloré porque apreté el culo, ya he llorado mucho con lo de Inés. Ese cuerpecito rodeando mi cuello fue como una inyección de sentimientos bonitos, esos que te hacen seguir adelante, porque la vida sigue, esa nunca se detiene.—¿Estás seguro de que no te caerás? Con lo enojada que está tu esposa no quiero que retire lo que tanto me costó y si le devuelvo a Grego con algún golpe…—No dejaré caer a mi hijo Vero. Gracias por traérmelo. —Le di un beso en la cabecita, huele tan rico mi bebé—. ¿Cuántas horas tengo?—El
Dejé que terminara la canción, no he encendido las luces en señal de aceptar, mi Negro bello miró a sus amigos quienes lo alentaron a que me dedicara otra. —Me alejé de la puerta, corrí al garaje, ahí tenía una manguera muy parecida en potencia a una de bomberos.El fuerte chorro de agua que suelta una vez me hizo caer por la presión cuando solía lavar los carros. La conecté, era larguísima, eso me dará la movilidad necesaria. Ninguno se espera que salga por el garaje y menos que los tumbe con el chorro.Lo gradué a la máxima potencia, ahora solo debo agarrarlo fuerte y apretar el trasero como me dijo hace tiempo atrás, después de burlarse de mi caída. La canción era preciosa, mi amor, pero… —debo hacerte entender que el matrimonio era para las buenas y las malas.Ni cuenta se dieron que estaba a nada de sorprenderlos, abrí la llave de la manguera y el chorro impactó en el cuerpo de mi Negro y por la impresión cayó al suelo, el chorro por lo fuerte lo pasé por todos lados, los mojé a
Arrastré con una facilidad absoluta al gorilita que puso la mano en la cintura de mi mujer.—¡Suéltalo!Miré a Shirly, ahora era otra persona, ella notó mi cambio y prefirió callar. Roland estaba a un lado, al pendiente de la situación, pero sin participar.—Escúchame muy bien. —Le dije al tipo que lo tenía del cuello—. Si vuelves a contestarle una llamada a mi mujer voy a saberlo y te juro que te despellejaré vivo. ¿Entendiste? —Lo último lo dije en voz suave y riendo, como si fuera un loco. De mí salía todo el poder de un psicópata loco y muy, muy peligroso—. ¿Tendré que repetírtelo?—Ella me dijo que era viuda —le mostré su mano, donde porta aún el anillo. —¿Crees que soy un fantasma?—Lo siento, yo no sabía que ella era una… —Shirly abrió los ojos—. Con permiso. —El cobarde se fue casi que corriendo.—¿Ahora viste cómo quedaste?La muy grosera alzó la mirada. Esta mierda se va a acabar y me va a oír. La tomé de la mano, le arrebaté el bolso de mano, saqué las llaves del carro.»
Dijo con esa voz que era corriente directa a mi entrepierna. Aníbal sin darme tiempo a nada pegó su boca a la mía y como si fuera un tsunami se vinieron abajo todos mis muros, las lágrimas me abordaron, todo el dolor, el sufrimiento por este tiempo al creerlo muerto. Fue el beso más apasionado y al mismo tiempo más corto.—Perdóname Encanto, sabes que no me gusta inspirar lástima.Comencé a darle puños en su pecho mientras me abrazaba y besaba cada parte de mi rostro. El llanto reprimido emergió, y ahora lo abrazaba con desespero. Porque sí estoy feliz de tenerlo de nuevo.No sé qué tiempo pasó, nos quedamos de pie, en el mismo lugar donde lo tumbé hace quince días con el chorro de agua, yo no quería moverme, él me besaba la frente, sus brazos me aferraban tan fuerte, por momento me dejaba mimar, otras veces le daba un puño por hacerme a un lado, aun así, nada de eso nos alejó. Él recibió cada golpe y cada abrazo.—Te amo, —dijo—. Mis amigos grabaron tantos momentos tuyos y de Grego,
—Amor, ¿puedes ayudarnos con Aníbal? —alzó su rostro que estaba sobre mi pecho.—No te entiendo.—Pelinegra, tú eres excelente con la puntería, él la perdió, ayúdale, sé su profesora de armas.—¿Estás seguro? —tenía los ojos iluminados.—De hecho, serás la profesora de nuestros hijos y sobrinos. Ellos no dispararán armas, pero sí podemos hacer un entrenamiento de tiro al blanco con flechas, ir entrenando las vistas de ellos.—¡¿Es en serio lo que me dices?!Se sentó sobre mi pene de nuevo, aunque esté flácido al sentir el calor lo estaba envalentonando de nuevo.—Sí. Queríamos hablar con ustedes, para que nuestros hijos aprendan.—¿Con qué fin?—Me contaste que Milena y Dante se segundaron para espiarnos, Dante tiene la misma sagacidad de su padre para liderar. Es el único que aquieta a Demetrio, aparte de sus padres.» Y queremos dejar un legado, no todos entrarán, pero si nos gustaría a nosotros que algunos de nuestros hijos puedan ingresar a Jaque mate y por qué no, entregarles a e
Esta noche era nuestro viaje a Colombia, los únicos que se quedan era Roland y Aníbal. Estoy en la habitación de mi hijo Demetrio, mi hijo parece un bombillo de luz amarilla encendido, la verdad era que de Lupe no sacaron nada, son dignos hijos de este pechito.—¡Papa ashi no!Contó otra retahíla que solo mandraque y la madre le entiende, pero deduzco que al meter el carrito por este lado en su cabeza estaba prohibido. Miré a mi retoño hacer caras de frustrado, ya que al parecer hice trampa.Ese rostro precioso no solo el de Demetrio sino el de Dayana; con su abundante cabellera rubia, tal vez eso si era de mi Renacuaja, no el color, pero sí lo abundante que era con el cabello, mi hija con el pelo largo y el niño con su corte militar.En todo caso verlos me llenan de una satisfacción inmensa y cuando ese par de cuerpecitos me abordaron en el baño después de la muerte de mi vieja, que aún la sigo llorando a escondidas, sobre todo cuando por instinto tomo el celular y le marco al que er
—Mamá los castigó porque se comieron dos tortas.Quería reírme, con mis intrusos no se sabe nunca qué pueda pasar, todos los días Verónica me cuenta las choco aventuras de mis hijos; un día son el nuevo estilo de corte con nuestro perro.Al pobre de D’Artagnan fue despojado de su pelaje porque los tres mosqueteritos que tengo se les dio por hacerle un estilo diferente, a Verónica le tocó rapar a nuestro perro. Galaxia hace mucho nos dejó, ahora la que ha parido ha sido Gala y de su primera camada, me pedí los primeros cuatro perros.Cada uno de mis hijos tiene el suyo, Verónica después de los fracasos dotes de estilistas de mis intrusos les regaló un cachorro para que comprendieran que no pueden hacer lo que hicieron.Ha funcionado su modo de corregirlos bajo el compromiso; mis hijos son los responsables de mantener a su animal cuidado, bañado y todo lo que tenga que ver con ellos. A Liam le favoreció mucho. Ahora tenemos dos perras y tres perros, Dante tiene a Ginebra, Enrique a Galá