Arrastré con una facilidad absoluta al gorilita que puso la mano en la cintura de mi mujer.—¡Suéltalo!Miré a Shirly, ahora era otra persona, ella notó mi cambio y prefirió callar. Roland estaba a un lado, al pendiente de la situación, pero sin participar.—Escúchame muy bien. —Le dije al tipo que lo tenía del cuello—. Si vuelves a contestarle una llamada a mi mujer voy a saberlo y te juro que te despellejaré vivo. ¿Entendiste? —Lo último lo dije en voz suave y riendo, como si fuera un loco. De mí salía todo el poder de un psicópata loco y muy, muy peligroso—. ¿Tendré que repetírtelo?—Ella me dijo que era viuda —le mostré su mano, donde porta aún el anillo. —¿Crees que soy un fantasma?—Lo siento, yo no sabía que ella era una… —Shirly abrió los ojos—. Con permiso. —El cobarde se fue casi que corriendo.—¿Ahora viste cómo quedaste?La muy grosera alzó la mirada. Esta mierda se va a acabar y me va a oír. La tomé de la mano, le arrebaté el bolso de mano, saqué las llaves del carro.»
Dijo con esa voz que era corriente directa a mi entrepierna. Aníbal sin darme tiempo a nada pegó su boca a la mía y como si fuera un tsunami se vinieron abajo todos mis muros, las lágrimas me abordaron, todo el dolor, el sufrimiento por este tiempo al creerlo muerto. Fue el beso más apasionado y al mismo tiempo más corto.—Perdóname Encanto, sabes que no me gusta inspirar lástima.Comencé a darle puños en su pecho mientras me abrazaba y besaba cada parte de mi rostro. El llanto reprimido emergió, y ahora lo abrazaba con desespero. Porque sí estoy feliz de tenerlo de nuevo.No sé qué tiempo pasó, nos quedamos de pie, en el mismo lugar donde lo tumbé hace quince días con el chorro de agua, yo no quería moverme, él me besaba la frente, sus brazos me aferraban tan fuerte, por momento me dejaba mimar, otras veces le daba un puño por hacerme a un lado, aun así, nada de eso nos alejó. Él recibió cada golpe y cada abrazo.—Te amo, —dijo—. Mis amigos grabaron tantos momentos tuyos y de Grego,
—Amor, ¿puedes ayudarnos con Aníbal? —alzó su rostro que estaba sobre mi pecho.—No te entiendo.—Pelinegra, tú eres excelente con la puntería, él la perdió, ayúdale, sé su profesora de armas.—¿Estás seguro? —tenía los ojos iluminados.—De hecho, serás la profesora de nuestros hijos y sobrinos. Ellos no dispararán armas, pero sí podemos hacer un entrenamiento de tiro al blanco con flechas, ir entrenando las vistas de ellos.—¡¿Es en serio lo que me dices?!Se sentó sobre mi pene de nuevo, aunque esté flácido al sentir el calor lo estaba envalentonando de nuevo.—Sí. Queríamos hablar con ustedes, para que nuestros hijos aprendan.—¿Con qué fin?—Me contaste que Milena y Dante se segundaron para espiarnos, Dante tiene la misma sagacidad de su padre para liderar. Es el único que aquieta a Demetrio, aparte de sus padres.» Y queremos dejar un legado, no todos entrarán, pero si nos gustaría a nosotros que algunos de nuestros hijos puedan ingresar a Jaque mate y por qué no, entregarles a e
Esta noche era nuestro viaje a Colombia, los únicos que se quedan era Roland y Aníbal. Estoy en la habitación de mi hijo Demetrio, mi hijo parece un bombillo de luz amarilla encendido, la verdad era que de Lupe no sacaron nada, son dignos hijos de este pechito.—¡Papa ashi no!Contó otra retahíla que solo mandraque y la madre le entiende, pero deduzco que al meter el carrito por este lado en su cabeza estaba prohibido. Miré a mi retoño hacer caras de frustrado, ya que al parecer hice trampa.Ese rostro precioso no solo el de Demetrio sino el de Dayana; con su abundante cabellera rubia, tal vez eso si era de mi Renacuaja, no el color, pero sí lo abundante que era con el cabello, mi hija con el pelo largo y el niño con su corte militar.En todo caso verlos me llenan de una satisfacción inmensa y cuando ese par de cuerpecitos me abordaron en el baño después de la muerte de mi vieja, que aún la sigo llorando a escondidas, sobre todo cuando por instinto tomo el celular y le marco al que er
—Mamá los castigó porque se comieron dos tortas.Quería reírme, con mis intrusos no se sabe nunca qué pueda pasar, todos los días Verónica me cuenta las choco aventuras de mis hijos; un día son el nuevo estilo de corte con nuestro perro.Al pobre de D’Artagnan fue despojado de su pelaje porque los tres mosqueteritos que tengo se les dio por hacerle un estilo diferente, a Verónica le tocó rapar a nuestro perro. Galaxia hace mucho nos dejó, ahora la que ha parido ha sido Gala y de su primera camada, me pedí los primeros cuatro perros.Cada uno de mis hijos tiene el suyo, Verónica después de los fracasos dotes de estilistas de mis intrusos les regaló un cachorro para que comprendieran que no pueden hacer lo que hicieron.Ha funcionado su modo de corregirlos bajo el compromiso; mis hijos son los responsables de mantener a su animal cuidado, bañado y todo lo que tenga que ver con ellos. A Liam le favoreció mucho. Ahora tenemos dos perras y tres perros, Dante tiene a Ginebra, Enrique a Galá
La sangre me hierve a más no poder. Churrusco me miraba a la espera de instrucciones, al igual que el equipo.—Rata, dale apoyo a la familia de González.—Si Patrón. —miré a Aníbal.—Envíale las coordenadas, debo hacer un par de llamadas. —tomé mi celular, llamé a nuestro infiltrado.—Patrón ya todo fue entregado, voy con dos agentes a buscar a mi familia y por un tiempo nos perdemos.—Emilio tiene a tu familia. —Solo obtuve silencio del otro lado.—No… no, don Roland… no. —La voz se le quebró.—Simón fue en su búsqueda, pero…—Cualquier cosa puede pasar, ¡¿Dónde están?! ¡Dígame donde está ese hijueputas!—El plan sigue, rescataremos a tu familia.—Nunca le he pedido nada, entréguemelos completos, por favor.—Eso intentamos.—Es evidente que esto fue soplado, y desde las altas esferas, porque ni yo sabía cuál era el plan realmente. —él tenía toda la razón.—No me llames, yo te llamaré.—Patrón…—Me ayudaste en el pasado a rescatar a mis hijos, la vida me va a dar el privilegio de sal
Vi a Rata, tomarlo por el cabello, lo arrastró hasta llegar al salón grande.—Esto es por haber matado a mi madre.Le propinó un fuerte puño en la cara, puedo jurar que debió de partirle un diente, lo dejó en el piso, ahora fue el turno de Rasca culo, a ese hombre le pesa la mano y el impacto fue en un ojo. —El grito del pirobito se escuchó a kilómetros. El turno ahora fue de Arnold, este le torció la muñeca, cada uno de ellos le dieron un golpe, luego lo amordazaron.—Ese pirobo se viene con ustedes, lo veré en el aeropuerto. —dije—. Amontonen a todos en un solo lado, esperen a que llegue Miguel y de ahora en adelante me encargo yo.—Enterado.La voz de Rata era de dolor, me imagino como les debió de quedar el pecho con los morados que deja el impacto de las balas, no nos matan, pero nos dejan como un mapamundi. —tomé mi celular, llamé primero a González, ya Miguel debe de estar entregándole a su familia, contestó en la primera timbrada.—Gracias, gracias, mil veces gracias.—No fue
Terminé el turno de la noche en la clínica, vi a Nadia sonreírme, no sé qué me pasa con ella, no le he sido infiel a Patricia, pero ya me aburrí de la monotonía. Vivimos juntos en nuestro apartamento aquí en Blanco, los fines de semana nos vamos a los Ranchos. Mi única adrenalina últimamente es cuando estamos en operativos en cualquier parte del mundo.Llegué al estacionamiento por mi carro para ir a mi casa a… ¿Pelear con Patricia?, ya me cansé de esto, el tema es que no quiero causarle daño. ¡Yo sabía que esto me iba a pasar!, yo no nací para ser hombre de una sola mujer, vivir a ser el esposo fiel, y padre abnegado como lo son mis hermanos, ese no siento que soy yo.No soy como Roland idolatrando a su esposa e hijos, o Simón que solo ve por los ojos de su familia. Miguel y su pequeña, ahora con Inés, su hija lleva el nombre de nuestra vieja —me aferré al rosario, «¡ay vieja! No quiero hacerle daño a Patricia, pero siento que no la amo como antes».Debo hablar con ella, debo ser fra