Capítulo 32 - En Barranquilla
La reunión se había acabado pasada las tres de la mañana, estaba muerta de cansancio por haber bailado tanto. Roland puede que tenga razón, caeré antes y mi necesidad por él aumentaba cada vez más con cada beso.

No me conocía, lo ocurrido en el baño a nadie se lo había permitido, y para vergüenza mía me gustó. ¡Qué!, ¡me encanto! Era demasiado pronto y carecía de fuerza de voluntad ante ese tema de decirle que no.

No en ese sentido, la sensación de mi cuerpo… ¿Me humedecía con solo recordarlo?, debía controlarlo, hacerle entender qué el amor y el sentimiento era más importante, en su entorno tal vez puede ser muy común, pero en el mío no. Y ya no soy una niña, tenía veintiún años, ¡eres una vieja!

El meollo era que no quería ser una más en su vida, deseaba ser la única en su vida. Quería ser su todo. Dios ayúdame… De tanto pensar me quedé dormida, me despertó el celular. Al mirar la hora eran pasadas las ocho de la mañana. Era un número desconocido, sonreí al imaginarme quien podría
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