Las manos de mi marido me recorren mi pierna en la madrugada, desde hace dos días le corté los servicios, me tienen con la tontería que después me cuenta y después y ya van tres semanas de ese cuento.He cumplido con su petición de no salir del rancho, pero él tampoco colabora, después me regaña cuando hago algo que no debía, ¿cómo carajos voy a saber si puedo o no que hacer? Cuando metió su mano entre mi panty y tocó mi entrada que estaba húmeda, ya que tiene cinco minutos haciendo estragos en mi cuello.—Estás mojadita, Vida. —Su voz era una señal directa a mi entrepierna.—Y mojadita me voy a quedar Cielo. —rápidamente, salí de la cama.—¡Verónica!—Verónica nada. —Eran las cuatro de la mañana—. ¿Crees que hablo por hablar?Entré al baño. Tengo que controlar las ganas de hacer el amor con mi marido. Pero él no pensaba dejarme sola. Apenas abrí la ducha lo sentí desnudo en mi espalda.—Hermosa, por favor. —Me tomó la mano y la llevó a su pene—. Mira cómo estoy de duro. —Me hizo puch
—¿Los que se pasaban la mariguana, mientras uno afilaba una navaja y el otro miraba mi carro con ganas de robarse los rines?—¿Se dio cuenta de todo eso mientras pasabas por el lado? —Lo vi medio sonreír, estos hombres son increíbles—. Bueno, hace quince días no me quitó la mirada mientras caminaba de donde me deja el autobús, él caminó del otro lado de la acera y el lunes pasado que hice el mercado también me lo encontré en el supermercado en más de una ocasión y si le soy sincera, no me gusta cómo lo hizo.—Entiendo. Anda, te espero aquí abajo, no tardes y desde ya te informo. Regresarás en un auto.—No… —Me callé. La mirada penetrante del señor Gustavo es intimidante—. No quiero que mi padre se endeude más.—Y qué te parece si te presto un auto mío, o de Roland, o de cualquiera de nosotros. Todos te vamos a ofrecer lo mismo. Solo dime sí aceptas.—Prestado sí, yo me encargo de la gasolina, aquí en el edificio en las tardes estoy cuidando a varios niños y eso me genera un ingreso má
—¡Ay niña! Ven acá.Fueron los brazos de uno de sus hermanos los que me consolaron, estaba cubierta con la sabana, no volvió a decir nada, solo acarició mi hombro. Después de unos minutos me calmé.» Anda mujer, báñate, y con la frente en alto demuéstrale al mundo que tu alma no te duele. Eso te lo diría mi madre. Te espero afuera para irnos al Rancho.—Si señor.Apenas se fue ingresé al baño. Volví a bañarme, estaba en un estado de idiotez aguda y mi estupidez estaba en cuidados intensivos. Estúpida hasta el tope. Me cambié. En la sala vi que el señor Gustavo estaba molesto o más bien preocupado. Sonó su celular.—Patrón… no me contesta… no fue fácil, voy de regreso con Lupe… no es bueno dejarlo solo… quedo más tranquilo, Sí, señor.—¿Pasa algo? —Mira Lupe, hay muchas cosas en juego y aunque no comprendo lo que pasó entre ustedes, Arnold no se fue bien de tu apartamento… ¿Qué tanto sabes de su vida?—¿Se refiere a las crisis de ira, a su niñez en las drogas y el alcohol?—Te dejó e
—Mañana tienes clase. —dije.—Me voy temprano. —seguía sin mirarme.—Tu prometida…—Por favor Lupe, no se me quita la mirada de tristeza y decepción con la que te dejé esta tarde, por favor ayúdame a borrar eso de mi mente. —Me quedé mirándolo.—Güerito mírame. —Al llamarlo como lo hago lo hizo—. No quiero que te cases, pero eso no quiere decir que te odie. Lo de esta tarde… —Sus labios se apoderaron de los míos.—Sirena, te suplico que me dejes borrar esa impresión de que abusé de ti, jamás, jamás ha sido esa mi intención, te juro, me doy un tiro antes de violarte.—Arnold…Lo llené de besos, en cuestión de segundos estábamos desnudos en mi cama, me puso un dedo en la boca—No hables amor, voy a quitarme esto, solo déjame sentirte.Se quitó la media diadema que tenía en su oreja y comenzó a besar, lamer y morder todo mi cuerpo. Sus manotas volvían a lugares donde solo él ha entrado, él ha tocado y saboreado.Sus fuertes penetraciones y su dedo en mi clítoris realizando círculos para
—¡Te calmas o llegarás a esa farsa con un puto ojo morado! —Le dije a Arnold que se estaba quitando el traje de su boda.—¡Lupe, me está odiando!—Pero solo será hasta hoy, concéntrate, es una puta misión Mojón y una ¡puta orden! —Me miró, se acomodó el aislador de sonido—. Todo está planeado, a esa fiesta el hijueputa de Nikolay va a asistir.» Es cierto que hay más de cien hombres bajo su mando, más los que vienen con el incluido Lobo. Se va a armar el infierno en ese matrimonio y juré nunca más matar a alguien y lo cumpliré, eso no quiere decir que no dejaré a más de uno herido.» Any está preparada, nada va a fallar, gracias al señor Dios ninguna de nuestras mujeres va y eso es la garantía para que todo salga perfecto. No tenemos que preocuparnos, ¿podemos concentrarnos en aniquilar a todos? —necesito que se centre en la misión.—Voy a ser papá. —Se le humedecieron los ojos—. Voy a tener a un Renacuajito. —sonrió—. O una Sirenita.—Viejo y eso que no lo has cargado, felicidades po
Si yo estaba que me llevaba el diablo, Arnold acribillaba a Guadalupe, cada uno de nosotros se había acercado por su mujer.—Roland ¿te has enojado?—Cállate Verónica.—¡¿Verónica está ahí?! —Esa fue Any a quien no le he contado lo que pasaba.—¡No tienes por qué ser grosero! —tomé a mi mujer de la mano y la llevé hasta la mesa en donde hace un momento me encontraba y casi que la senté a la fuerza—. ¡¿Qué te pasa?!—Tu puto papel de indigna, ¡te lo tragas!Se quedó mirándome. La situación era por completo irreal. Esto no puede ser real. ¿En dónde carajos quedó la cámara escondida?—¡Soy la novia! Hay una canción que me gusta.Al menos la tonta esa no ha reconocido a Lupe, pero la mirada de Nikolay hacia cada uno de nosotros, con recelo, no me gustó. Nos miró a cada uno.—¿Cuál es la canción? —preguntó Guadalupe.—Rata inmunda de Paquita la del barrio. —dijo Marcela.—¿Quiere que cante esa canción en su boda?—A mí me gusta.—Como guste.La sarta de insultos salió de la boca de esa niñ
Esperamos a que Miguel llegara, una vez lo vimos doblar, nos subimos al auto, llegamos a El Renacer. Diana se bajó de esa camioneta gritándole a su marido.—¡Eres una estúpida Bestia!—¡Entra Diana!—¡Me voy a mi casa!—ENTRA A LA PUTA CASA o si no me verás convertido en una Bestia. Quiero que sepas la idiotez que hicieron. ¿No querías saber lo que yo escondía? ¡ENTRA!Diana no tuvo más remido que ingresar después de que todos la miramos con ganas de matarla. Todas estaban en el mueble largo de la sala principal, Inés a un lado, mi madre y suegro estaban en el otro extremo de pie.—Don Fausto, de ante mano, le pido mil disculpas por lo que le diré a su hija. —No dijo nada, no sé si me apoya o no. Pero me vale mierda en este instante todo.—Por primera vez estaré de tu lado. —Verónica miró a su papá.—Inés.Necesito implementar conmigo mismo todas las putas técnicas que manejo con la gente. Respiré profundo, mi vieja se acercó a mí.» Después que respondas las dos preguntas que te haré
Tenía a Verónica de la cintura mientras ella seguía gritando el nombre de Roland y en este momento lo mejor es dejarlo solo, y si estás cerca debes mantenerte en silencio, de lo contrario te aniquila. Debo reconocer que la actitud de él me sorprendió, en otros tiempos habría matado a todo el mundo. —Debo llamarlo. —Se soltó de mi agarre y corrió a buscar su celular, pero Miguel se lo quitó—. ¡Necesito hablar con él! Pedirle perdón.—El patrón ahora lo que necesita es pasar la rabia. —Le dijo Miguel. El resto de las mujeres permanecían sentadas en el mismo lugar.—Necesito llamarlo, por favor Miguel, entrégame el celular.—Tú no vas a llamar a nadie.Dije, todas me miraron, no hablé gritando como lo hizo Roland, pero eso no significa que no sonara frío y autoritario.» No la continúe embarrando, señora Verónica.—¿Señora? Hace años no me dices de esa manera.—Por ser la señora es la única razón por la que sigues viva, lo mismo para todas ustedes. El antiguo Roland no las habría dejado