¡Esa era mi cuñada! Ellos tenían gorros navideños. Los que ya habían llegado era la familia de Lupe, ellos tenían jean con camisetas igualitas blancas con una cara de Papá Noel. De la escalera bajó la nueva pareja.Guadalupe y Arnold se veían enamorados hasta los huesos, ellos estaban de blanco, él con un pantalón en jean blanco, la camisa era de puros renos, ella tenía un vestido blanco con un fajón con la misma tela de la camisa de Arnold, tanto el bolero de sus hombros como el ruedo de su vestido tenían la misma tela llena de renos.Tenía el cabello suelto y la cintilla eran renos. Al mismo tiempo llegaron los García. Diana en una bata roja con aplicaciones de muñecos de nieve, recuerdo que no sabía que ponerse por su barriga, no encontramos.El único vestido que le quedó bonito era uno rojo y mi mamá le dijo que ella le pegaba las aplicaciones que quisiera y los muñecos de nieve fueron los más bonitos que encontramos, la camisa de Miguel y la de Isaac eran rojas con un jean, mi ma
A las doce las familias nos abrazamos, no he parado de llorar, este embarazo me puso llorona, Augusto me tiene toda revuelta, me duele la cadera, pero no quiero dañar este momento tan especial, mi Bestia besaba a Isaac, qué se había quedado dormido, él ya había guardado el montón de regalos que nos entregamos, sin mentir eran como diez por persona y el niño recibió muchos más, de nuestra parte eran como seis regalos. Lo cierto era que era precioso este compartir.—Amor, ayúdame a levantar, quiero ir al baño.—¿Otra vez? Te entró la meona.Metió al niño en el coche para que estuviera mejor y luego me ayudó a levantar, con mi caminado raro me dirigí al baño, oriné, pero sentí que fue mucho chichi. Al levantarme sentí un fuerte dolor, mi primera contracción. Salí del baño y como si mi marido lo presintiera esperaba en el pasillo.—Casi ingreso a sacarte del baño. —Otra contracción y me quejé—. Pequeña ¿Qué tienes?Sentí un dolor muy horrible, un líquido caliente comenzó a bajar por mis p
—Sí. —Le pellizqué el trasero.—No despiertes el toro cariño.Nos besamos, luego nos arreglamos y llegué a la cocina para ver que preparo de desayuno, no hay casi nada de utensilios.—El desayuno ya lo compramos.Dijo Patricia, mi cuñada menor, mi suegra estaba en la isla de la cocina, había café y pan.—Buenos días. —hablé en general.—Esto es el desayuno del niño. —dijo la señora Josefina.—Gracias. ¿Amor? —miré la hora, tenemos tiempo.—Gladis después de desayunar hazte la pueda de embarazo casera.—No es necesario, hoy me vino el periodo. —Mi suegra nos miró muy seria.—¿Anoche intimaron? —sentí mi cara de mil colores.—¿Vieja que son esas preguntas?—¡Eche y qué! Ahora se pusieron puritanos. No jodan, tú ve a orinar y hazte la prueba. Hasta ahora no me he equivocado, con lo tosco que es mi hijo, ya puedo imaginar cómo es en ese aspecto, por eso debiste sangrar, si estás preñada, no pueden… ya saben.—Contigo no se puede, ¿verdad vieja Josefina?—Vieja tú… No puedo contestarte co
Por eso Inés a partir de ahí fue una integrante fundamental. Aunque nos decía no hacer fechorías, nos seguía cuidando. Durante dos años solo fuimos los tres. «Dios, ¿Por qué nos pones a vivir esto? Sé que no tengo moral para pedirte explicación, pero… ¿Por qué ella?»Seguíamos en el despacho, después de que Roland hablara, nadie más lo hizo, solo han pasado segundos, siento que han sido eternos. Las lágrimas salen silenciosas cuando miles de recuerdos me invaden y como si fuera un culicagao gimo de dolor.Soy el puto hombre mayor aquí, si de solo imaginar no ver a mi negra en la cocina, con su mano en la cintura para regañarnos por lo que sea, se me encoge el alma. Las manos de mi mujer me abrazan y solo hasta ahí tengo conciencia que estoy temblando.Comenzamos a estudiar por insistencia de ella, hagan lo que hagan estudien, jamás aprobó nuestro trabajo, pero tampoco nos recriminó, ella era nuestro mundo bueno, ella era ese aliciente después de haber matado o entregado cargamento ba
—Supervisar la cena, hoy y por cuarenta días tendrás las noches con la casa llena —eso me hizo sonreír.—Te amo vieja, puede que tengas esa bola en tu cabeza, pero vas a vivir como te lo mereces.—Como una princesa. —Se burló mi negra.—No, como una reina.—Quien se los va a aguantar ahora a ustedes.—Tú. —tomé el termo y me fui para mi habitación.—Lamento no haber estado contigo cuando recibiste la noticia.Comentó Diana, una vez ingresé al cuarto, estaba llorando. Ahora le tocaba a ella, nosotros lo había hecho hace unas horas.—Haremos todo lo posible para mantenerla con vida.—Eso lo sé. Con lo intensos que son.Augusto comenzó a llorar, Isaac estaba durmiendo su siesta, con su niñera cuidándolo. Le preparé el tetero de una onza y cargué a mi hijo, tenerlo en mis brazos era un privilegio, no puedo creer que yo un animal pudiera engendrar algo tan puro, comencé a darle su tetero. Comprendí que nadie al nacer nace manchado, son las circunstancias, el trato lo que desvía a la humani
—Ya hay tres preñadas en la familia.—Y de una vez te digo que cerramos el chuzo, me voy a operar, no más hijos. —solté una carcajada y comencé a besarla—. No quería tener más hijos, pero por tu insistencia en no volver a cuidarme acepté.» Ahora al ver lo feliz que se puso Inés con cuidar a Diana, me hizo sentir que eso la ayudaría a ella para no pensar en su enfermedad y el mantenerla con la mente ilusionada, feliz y tranquila, le estamos regalando días de vida, entonces este bebé será una gota de vida a la vida de nuestra vieja. —La besé, siempre ve lo bueno en las situaciones, esa es mi mujer.—Entonces no te operes y tenemos otro.—¡No señor!, para eso queda Gladis que tenga otro niño, Shirly debe de tener tres más y Lupe, Verónica, Luisa y yo ya cerramos la fábrica.—Te amo.Me arrodillé, besé su vientre, Melisa llegó a nuestro lado, le dio un beso en el vientre de su madre.—Las adoro.La verdad era que nos estamos reproduciendo como conejos. Clarisa se metió en la cocina a pre
—¿Sigues enojada conmigo Renacuaja?Me torció los ojos, desde que se fue Aníbal no me ha prestado atención, me dejó comiendo solo y se subió a la piedra.—Yo entiendo que ustedes se cuenten cosas, pero nuestra intimidad no debe de ser de dominio público.—Y no lo es, además, ¿por qué le pones tanta tiza cuando ya todos saben que dormimos juntos?—Mejor me meto al agua, contigo no se puede.Se quitó la ropa, esta mañana habíamos quedado de venir a bañarnos y por eso debajo de su jean tenía su traje de baño. Me deleité viéndola nadar como una Sirena, su cuerpo era precioso. Al mediodía, cuando Inés soltó tremenda bomba, solo quería moler a golpe lo que encontrara, subí a Majestuoso y a los segundos escuché que Lupe me llamaba, venía a galope en Piel Canela.No quería tenerla cerca, me siguió e igualó el galope, cuando llegamos a este lugar e iba a pegarle a un árbol, mi Sirena se abalanzó sobre mí y se trepó como si fuera un koala, como la vez de la culebra, lo cierto era que su aroma
Antes de irse mi vieja para donde Miguel le pedí los exámenes, ya investigué, no era un tumor agradable, está enraizado en el lóbulo frontal y ha crecido al lóbulo parietal. Se puede controlar, pero puede perder la vista si le sigue creciendo, por lo grande no se lo pueden sacar.—Hola, Cielo. —Verónica se sentó en mis piernas.—Ya tengo listo los tiquetes para quienes van a llevar a Inés a las citas, por quince días pasará viajando, Guadalupe se va con ellos.—Arnold está…—Tapado de mierda el carajito ese. Eso me hace feliz, que él viva, sienta y aprenda lo maravilloso que es amar.—Te noto tranquilo.—Vida, tú estuviste en coma a unas horas de que te desconectaran, y el señor Dios me mostró su grandeza. Acepto, me tomó de sorpresa la noticia, pero también tengo fe, mis hijos fueron el aviso de tu cáncer, en tus últimos exámenes te salieron limpios.» Con lo de Inés estamos advertidos, solo debemos trabajar para que a mi vieja no se le explote ese tumor y evitar que le siga creciend