La ira me envolvió, solo fue un pico que me dio este imbécil y ahora es Miguel quién me aleja de Juan al que le di dos cachetadas y comencé a pegarle.—¡Verónica no fue para tanto! —dijo el estúpido ese.—¡IDIOTA! —Las lágrimas comenzaron a salir una tras otra—. ¡NO LO ENTIENDES! —El llanto fue más notorio, comencé a temblar por la rabia—. SUS BESOS ESTABAN EN MIS LABIOS… No quiero otro recuerdo, ¡¿QUÉ MIERDA no entiendes?!Las personas que me conocen les parecerá extraño el que diga una mala palabra, pero en este instante me importaba una mierda.» ¡LARGATE! Confié en ti, te permití acercarte si era como amigo, en tu vida vuelvas a buscarme porque te juro que te meto un tiro en la cabeza. ¡LARGATE!La cara de Juan era de dolor, me importaba un bledo—. Te dije que solo podías permanecer cerca si te mantenías al margen, ahora ni a un kilómetro quiero verte.—Vero…—Mejor retírate Juan, la señora está muy alterada.Dijo Inés, llegó a nuestro lado, tomó mi mano. La abracé, todo el cuerpo
Nunca imaginé salir de Colombia, ahora estoy en los Estados Unidos, Blanco es una ciudad pequeña para lo que vimos en San Antonio. El Renacer está bastante retirado de la población más cercana, queda a una hora y media.Aún no termino de agradecerle a Dios el que llegaran a mi vida, todo esto ha sido una locura, una maravillosa locura —secaba los platos de la cena preparada por la señora Vero, quien ya se había encerrado en su habitación con su perro—. Unas manos se posaron en mi cintura, automáticamente mi corazón comenzó a galopar, su aliento erizó todos mis vellos.—Pequeña, sigo a la espera de una respuesta.A ojos cerrados quería decir sí, pero la señora tiene razón, tengo muchas inseguridades. Besó mi cuello.» Diana… —Di la vuelta, quedé frente a él.—Primero debo alimentar a Isaac, tú debes dormirlo y después de eso es importante que hablemos.—¿Por qué no me miras a los ojos? ¿Algo de mí te incomoda? ¿Te han dicho algo?No pude mirarlo, noté la preocupación en su voz. Dios no
Diana me pide ser sinceros, estuve a punto de confesarle, pero no me siento capaz de hacerlo. Decidí alejarme por unos minutos, ahora debo debatir algo conmigo mismo. Ese pequeño tormento tuvo la valentía para confesarme cosas que no sabía, intuía, una cosa era suponerlos, otra muy distinta tener la certeza que pasaron, eso no me afecta, no le quita lo valiente que era.Llegué a mi cuarto, tomé el bolso donde tenía las armas y bajé con él, debo armar la casa, esta era una construcción hecha por Roland, algo que él siempre dejaba en el mismo lugar, eran los compartimientos donde se guardan las armas por si alguna eventualidad. Debo hacer algo mientras pienso, mientras tomo el valor e imito a Diana a confesarle mi secreto.Sé que merece saber la verdad, aunque me aborrezca—. Llegué a la puerta, al lado hay un interruptor de luz, lo presioné en la punta izquierda, automáticamente un panel se abrió en la parte de arriba, ahí guardé dos 9mm. Hice lo mismo en la sala, el comedor, la cocina,
Lo había dicho, fue tranquilizador confesar la verdad.—Miguel, no me harías daño, debemos esperar a que pase un evento de esos, pero el amor lo cura todo. Tal vez el amor que sientes por mí en ese momento sea suficiente para calmar la ira que nace en ti. Lo harás conmigo, no te voy a perdonar que metas ese delicioso pene en un hueco diferente a los tres disponible, en mí. —Me reí—. ¿Estás de acuerdo con eso?—Y dices que yo tengo la boca sucia. —presioné su sexo hacia el mío.—Tu respuesta no la he escuchado.—Con hechos te he respondido dos veces, y es acepto, ¿cuál es tu otra condición?—A partir de ahora no saldrás de mi cama y me gustaría mucho que me arrunches.No sé si esto era un sueño, me imaginé que al confesarle mi vergüenza me rechazaría y míranos aquí, he de confesar siento libertad.» Te amo. —El corazón se me infló—. Estaré orgullosa de portar el apellido García…No la dejé terminar, le quité la bata de seda, le di la vuelta para que quedara debajo de mí.—Te amo. —Le d
Salí con Miguel, llegamos a Blanco, teníamos muchas diligencias por hacer y entre esas, ir a un juzgado, le urgía saber los trámites para una boda civil. Me alegré al verlo tan feliz. Ya habíamos ido a la agencia de trabajo, quedaron de enviarnos varias hojas de vidas en horas de la tarde.Averiguamos donde podíamos comprar caballos, nos recomendaron un Rancho, fuimos y compramos cuatro, había un yegua café clara preciosa, Miguel se enamoró de uno pecoso blanco con pequeñas manchas café, a su mujer le compró una yegua pintosa, tenía dos colores de la cabeza hasta la mitad de su cuerpo era café, terminaba blanca y las patas terminaban café, era preciosa.Le compramos a Simón un purasangre café oscuro con la melena y la cola blanca. Dimos la instrucción para que nos los enviaran de inmediato, Miguel realizó la transferencia vía electrónica, quedamos de volver a comprar más, estuvimos en un almacén veterinario comprando las sillas y todo lo concerniente para los cuatro caballos.También
Sin duda estaba alucinando. Debía de ser la confusión. Iba a sacarla de dudas, pero ella comenzó a hablar. Con insultos a mi madre.—Pregúntele a su madre si recuerda a Roland Sandoval. ¿Cómo te llamas?—No le interesa y, respete a mi madre, usted no la conoce. Además, ¿qué tan importante es ese tal Roland Sandoval?—Su madre le dirá que es su hermano al que dejaron abandonado, y respondiéndole a su pregunta. Él es el amor de mi vida. —Mi traicionero corazón volvió a galopar.—Entonces dígale a su esposo que nos visite, soy su vecino.Si está metida en esa película no seré yo quien la saque.—Mi marido está muerto.Me acerqué, ¿de verdad Verónica cree que soy otra persona? Alcé una de mis cejas y ella se perdió en mi gesto, era notorio lo nerviosa que estaba y yo tenía mi puta espina en el alma.—¿No era usted quien se besaba con un hombre ayer?Me acerqué tanto, fue palpable la energía entre nosotros, mi cuerpo reacciona como un imán hacia el suyo.—Si intenta besarme, tendrá la mism
No estaba loca, no lo estaba. —Todo el cuerpo temblaba, necesitaba irme a casa—. Ese hombre era idéntico a Roland, excepto por el cabello y esa barba de tres días, también era un poco más moreno, supongo que por el sol…¿Por qué mi marido compró tierras en este lugar? Seguro encontró a su madre y quería acercarse. El corazón se me encogió. Las lágrimas comenzaron a salir, las manos seguían con los temblores, estaba consumida en una tristeza por los anhelos frustrados de mi marido.Ahora comprendo todo el cambio que tuviste por dentro mi amor. Comencé a hiperventilar, todo comenzó a darme vueltas. A lo lejos vi el galope de un caballo, pero ya no me encontraba en mí. No podía con todo, escuché cómo me llamaron, mientras me desvanecía.—¡Señora Verónica!Ese era Miguel. Escuchaba voces, ¿fue un sueño? No, no, no, conocí al hermano de mi esposo…—Sigue sin reaccionar. —decía Inés.—¿Cómo supiste dónde se encontraba? —Esa era Diana.—Luisa llamó a saludar preguntando por la señora, me dij
Estaba preocupado con lo dicho por mi hermana. Esperaba una respuesta de mi parte.—Lo haré mañana.—Bien, Simón regresa con su gente a Bogotá después de esta noche, ellos llegaron en la tarde y por lo que le dijeron creo que no es bueno. Desde ahí no ha dejado de hacerme preguntas concernientes a tu plan, ha estado algo distante.—Si se enoja no lo hará por mucho tiempo, además tú solo obedecías órdenes mías, él comprenderá.—Eso espero. Ya quiero acabar con todo, no voy a usar lentes. Te llamo cuando termine.Ahora quedé peor, siempre termino jodiéndolo todo. No quería hacerlo, pero debía hacerlo. Saqué las llaves del sótano. Los cuatro ranchos se comunicaban por túneles que hice, hay un apartamento subterráneo que une las cuatro fincas, con capacidad para tener a más de cincuenta personas.Nadie sabía de la puerta invisible ubicada en el sótano de los cuatro ranchos, este lleva al apartamento. Desde ahí puedo tomar la dirección deseada, no puedo dejar los viejos hábitos, siempre de