—¿Casarnos? —Diana se paró del borde de la cama y caminaba en círculos en medio de su habitación, mientras que Lían la miraba divertido por su reacción.
—Con el Zafiro azul podremos recuperar las piedras que faltan y enviar una señal de auxilio a Destello, no tenemos opción.
—¿No crees que casarnos es una solución muy extrema? De seguro hay otra manera.
—No la hay. Es la razón por la que ni nosotros ni nuestros enemigos hemos podido si quiera rastrearla. Algo me dice que Anastassya y su esposo son más que simples terrícolas.
—Sí, pero estamos hablando de casarnos, Lían. —Diana replicó.
—¿Cuál es tu preocupación? —Se acercó con una sonrisa pícara y Diana tragó en seco—. No te preocupes por eso, na
Destello—¡Esto es inaudito! —La rubia gritó desesperada mientras apretaba su cabello con fuerza.—Debes calmarte, Beka. —Bruno trataba de tranquilizarla.Habían pasado varios meses y ellos no tenían noticias de la pareja perdida. Era como si hubieran desaparecido del universo completo.—¡Yo lo amo, papá! —confesó entre sollozos—. Estoy tan arrepentida de no haberle hecho saber de mis sentimientos. Lo quiero de vuelta, él debe ser mi esposo; él lo prometió.***La tierra —¡Que delicioso olor! —Lían se asomó a la cocina donde Diana horneaba un pastel. Después de varias visitas a la tienda de postres, ella decidió aprender a hace
—¡Eres una zorra! —El agua fría le hizo más efecto que sus palabras. La rubia la despertó lanzándole el helado líquido con una mirada que emanaba odio y tristeza. En parte, la chica la entendía; debe ser difícil saber que tu prometido se había enamorado de una sirvienta.Diana se despertó extasiada, miró a su lado y casi salta de la cama al ver a Lían allí dormido.—Lían... —Lo sacudió con delicadeza—. Despierta...—¿Diana? —Él se incorporó de golpe y empezó a revisarla con desesperación.—¡Oye! —Ella se paró de la cama fastidiada y él la siguió con la mirada, preguntándose si aquello había dado resultado.—¿Cómo amaneciste? —Él se levantó d
—¿Qué dices? —Lían preguntó deseando haber escuchado mal—. ¿Eres hija de ese maldito asesino? —Se paró del sofá con brusquedad y una mirada de odio que le apretó el pecho a Diana. Era la primera vez que lo veía reaccionar de esa manera.—¿Cómo llamaste a mi padre? —Diana se levantó apretando los puños de la ira.—Eso es lo que es, Diana; un asesino cruel que debió pudrirse en el infierno.—¡Cuida tus palabras al referirte a mi padre! —La chica advirtió con lágrimas en los ojos.—¡Cuidar mis palabras! —Negó con ironía—. Por culpa de tu padre los míos nunca conocieron a su primogénito. ¿Sabías que él envío a asesinar al tío Ulises? Sí, al padre de tu noviecito Dan. Mand&oa
La mañana lluviosa invitaba a quedarse en la cama. Diana dio vueltas dentro de su suave y gruesa colcha, abrió sus ojos lentamente y sonrió al ver las gotitas reflejadas en la ventana. Agradecía no haberla cubierto con las cortinas la noche anterior, así la lluvia fue lo primero en ver al despertarse. Se sentó en la cama y respiró profundo para no llorar. Los recuerdos del día previo la atacaron de repente y el dolor en el pecho era insoportable.—¿Por qué tuve que enamorarme de ti, Lían? ¡Soy una tonta! —Suspiró—. Fue lindomientras duró.Diana se quedó pensativa un rato recordando el extraño sueño que tuvo. A veces le daba la impresión de que Aleksandra y Andrey eran reales, pero si fuera así, ¿dónde estaban? ¿Debería decirle a Lían sobre sus sueños y visiones? Tembl&
—Alek, querida. ¿De dónde vienes? —Anastassya la abordó en el pasillo.—Estaba conociendo un poco el lugar; este hotel es increíble, pero es difícil comunicarme con las personas aquí.—Pero si hablas bien el inglés.—Creo que es el asunto del asentimiento, al parecer me acostumbré a la otra forma.Anastassya la miró con extrañeza.—Es decir, estoy acostumbrada a la forma de nuestro país —corrigió con nerviosismo.—Te entiendo querida, para mí todavía es difícil cuando viajo, pero ellos comprenden que somos extranjeros y tenemos diferentes costumbres. Por cierto —la miró con detenimiento y preocupación—, ¿todo está bien entre tú y Andrey? Es que están muy distanciados y extraños, por ejemplo,
—Quiero que duermas conmigo esta noche. —Su voz era suave y llena de necesidad. ¿Sería eso correcto? Él era el príncipe y ella una sirvienta, ¿cómo refutar sus deseos?—Mi señor, me causaría problemas con su futura esposa. —Ella hizo reverencia.—Ella no es mi futura esposa, no la voy a tomar en matrimonio. Tú serás mi concubina de ahora en adelante, solo tú estarás en mi lecho.Diana se despertó llena de melancolía y con lágrimas en sus ojos. Estaba tan arrepentida de haberse escapado con Dan. Todo estaría bien y ella no estuviera sufriendo por amor si ese día no se hubiera escapado con él.—¡Estás hermosa! —Anastassya la admiraba con emoción.—¿Este, entonces? —Diana preguntó hastiada,
La semana se fue volando. Diana tenía sentimientos encontrados: por una parte, estaba feliz de no sentirse la muñeca de Anastassya y tener que soportar todo el alboroto del vestido y las compras que según la señora faltaban; y por el otro, extrañaría ese hermoso y movido lugar donde pasó momentos inolvidables junto a Lían, quien la llevaba de paseo todos los días. Por lo menos tenía fotografías para recordar.Mes y medio después...—¡Me voy a volver loca! —La señora Anastassya corría de un lado a otro con nerviosismo—. Son demasiadas cosas sin terminar y solo falta una semana para la boda, menos mal que no hicimos una celebración tradicional, ya me hubiera dado un paro cardíaco —se quejó con dramatismo.—Mamá, estás exagerando. Deberías concentrarte en ir a recibir a t
—Alek, querida. —Anastassya la miró con una sonrisita mientras sostenía una taza de té—. Desde ahora en adelante puedes llamarme mamá. Yo siempre quise tener una niña, pero solo tuve un varón, mi Andrey. Las mujeres somos las poderosas, los chicos no tienen ninguna habilidad especial.Diana la miró con extrañeza ante su comentario, pero no le prestó mucha atención, pues sabía que ella no estaba en su sano juicio y a veces hablaba incoherencias. Diana admiraba aquel lugar con entusiasmo, era muy bonito y el ambiente agradable; decorado de blanco y rosa pálido con encajes alrededor, parecía una casa de muñeca. Había una chica morena que las asistía con todo tipo de pasabocas y postres, acompañados con un delicioso té.—Bien, querida. En unos días te casas y tendrás nuevas experiencias, una de