Madison
Mi cuerpo tiembla mientras avanzamos al interior del salón, de pie ante las dos grandes puertas se encuentra la madre del señor Burj y la señorita Nelly Clyde, ambas, me miran de pies a cabeza.
―Buenas noches, eres… ¿Señorita Green? ―pregunta atónita la señora Clark al darse cuenta de que soy yo, llevándose una mano a su pecho de la impresión, la señorita Clyde arquea una ceja y tuerce los labios llenos de colágeno.
―Si, soy yo, señora Clark―el señor Burj, tira de mi para esquivarlas y entrar al gran salón, estoy impresionada con todo el lujo del cual adorna por ser el cumpleaños del señor Burj estilo francés.
―No dejes que nadie opaque esta noche, Madison―levanto la mirada hacia él, por primera vez que estoy trabajando para él, es que lo miro relajado, hasta podría decir que le divierte hacer enfurecer a su madre.
―Si, señor Burj―el agarre de ambos desaparece cuando se pone frente a mí, levanto mi rostr
MadisonDespués de lo de los servicios, intento mostrarme indiferente, aquí no ha pasado nada, me repito como un mantra, regreso al salón, pero aun mi corazón no deja de hacer “pum, pum” frenéticamente. Mientras camino de regreso a la mesa, puedo ver a la señora Clark dirigirse hacia mí, lista para decirme unas cuantas palabras, maldigo dentro de mí, ¿Qué no se cansa de hacerme la vida de cuadritos? Me detengo cuando llega a un metro de distancia obviamente con la intención de hablar conmigo. ¿Y la esquivas, Madison?―Veo que se ha salido con la suya, señorita Green. ―arquea una ceja y me da un repaso descarado.―Yo solo cumplo ordenes del señor Burj. ―regreso la piedra.―Pudiste haberte negado. ―espeta furiosa, estoy a punto de poner mis ojos en blanco y soltar un suspiro de cansancio.―Lo hice, señora
MadisonY esas palabras hacen que me congele por un momento, sus ojos oscuros me miran de esa manera extraña, mi cuerpo quiere lanzarse encima de él, rodearlo por el cuello y luego besarle hasta que mi aire se agote. Pero recuerdo que sigue siendo mi jefe y que su intención de irse de su propia fiesta es absurda, solo soy una empleada de tantas en su empresa.Me suelto de su agarre, intento controlar esas sensaciones que provoca hacer cosas que no debo.―Claro que tiene importancia, como soy una empleada de tantas en su empresa, es obvio que debe de temer por la información que pueda salir de mi boca…―intento retroceder para marcar distancia entre los dos, él me mira detenidamente y con ambas cejas levantadas por lo que he dicho, después se pasa ambas manos por su rostro, como si estuviese frustrado.―Sube al auto. ―se gira impaciente y me señala el asiento trasero de l
MadisonEstoy esperando a que diga lo que tengo que hacer. Pero él se queda en silencio absoluto, ¿Podría haberse arrepentido de haberme pedido ayuda? Vaya, Madison, debe de pensar que quizás no funcione contigo.―Tienes que saber cosas de mí, que solamente la familia sabe, si estamos comprometidos, quiere decir que es por algo, es por amor, y si es por amor, tienes que saber cosas de mí y así el sabrá que esto es real.―…pero no será real. ―digo.―Ante él y el mundo lo serás.―…solo durante una semana. ―replico.―Si, solo durante la semana. Sé que puedo convencerlo de que no es necesario que tenga que cumplir sus costumbres, una de esas es buscar una esposa entre sus aliados. ―abro mis ojos un poco más al escucharlo.― ¿Aun a sus recién treinta cinco años pueden buscarle una espo
KarimCamino de un lado a otro, miro de nuevo el reloj, son las tres de la madrugada, de nuevo ese ataque de ansiedad por la pesadilla, ¿Cuándo será el día que podré dormir tranquilo? Me paseo de nuevo, tengo la in tención de ir caminar o ir al gimnasio a correr, pero sé que, si lo hago, no estaré el cien por ciento para el día de mañana en las compras. Me dejo caer en mi sillón frente a la gran ventana que abarca de pared a pared y de suelo a techo. Miro hacia el gran jardín, que está iluminado por unas lámparas al ras del césped. Intento distraerme...y entonces escucho ruido. Me vuelvo hacia la puerta de mi habitación, otra vez otro ruido. Entonces camino hasta la puerta, la abro y me asomo por el gran pasillo, veo una sombra, entonces me alerto. El corazón se me acelera, ¿Han burlado mi seguridad? voy hacia mi cama y d
MadisonEs una Madison que no reconozco, tiemblo a sus caricias, tiemblo como una gelatina cuando sus manos comienzan a retirar mis dos piezas de seda con toda delicadeza y tiempo, la respiración de ambos es agitada. La habitación está iluminada solamente por la luz de la luna que entra a través del gran ventanal de su habitación. ¿Madison estás segura de lo que pasará a continuación? Algo en mi grita eufórica: “¡Si, muy segura!” Estoy en medio de su cama, su silueta alta e imponente me muestra a un hombre con un fuego y pasión desbordada, un hombre cargado de deseo. Sus manos con delicadeza comienzan a acariciar mis pies, luego el empeine.―Karim…por favor…―suplico, estoy a punto de carbonizarme en cualquier momento. Él sonríe de una manera que casi me quita el aliento.―Juego…previo, Madison. ―se reinc
KarimMis manos recorren la piel exquisita de Madison, sensaciones nuevas crecen en mí, sensaciones que se aferran en mi interior. Los labios entreabiertos de ella, su cabello regado sobre mis almohadas, su piel erizada, los ruidos que hace son ahora…música para mis oídos. La palabra que nunca había dicho en mi vida simplemente había salido sin más:“Habibi”Por primera vez había experimentado esto, entregarme a alguien. Algo me abruma en mi pecho, no puedo descifrarlo, es frustrante y al mismo tiempo…un tipo de euforia.Estamos bañados en sudor, la habitación tiene un olor único, un olor que jamás voy a olvidar, un olor que quedará impregnado en mi piel o quizás hasta en mi alma, quien sabe por cuánto tiempo. ¿Qué es lo que me está pasando? No lo sé. Lo qué sí
Karim―Gracias, actúa normal. ―cuelgo. Miro los ojos marrones de Madison, noto nerviosismo, mi mano busca la suya donde tiene puesto la gran piedra del anillo de compromiso.―No estamos preparados. ―susurra ella.―Siempre estamos preparados, solo sigue el hilo. Ven, comencemos a servir la comida, muero de hambre. ―dejo un beso en su frente antes de esquivarla y entrar de nuevo a la cocina, abro el refrigerador en busca de la botella de vino que puse a enfriar, Madison busca los platos.Se escucha desactivarse la alarma principal, luego escucho pasos a lo lejos.― ¿Y ahora que necesitas, Josef? ―imito irritación.―Soy tu padre. ―escucho la voz de él. Cierro la puerta del frigorífico y sonrío. Pero no miro a Madison en la cocina, miro a todos lados y entonces sale del almacén con unos tapetes de mimbre, recuerdo el regalo de mi madre cuando recién adquir&iac
KarimTenemos costumbres, pero mi padre parece ser que aquí para él no aplican. Desde joven había acatado cada costumbre y regla, pero después de mudarme, uno tenía que adaptarse, así que conservo unas, mi padre tiene que presidir la mesa, pero él se ha negado, quiere que se le trate como un invitado más.―Está exquisito, salud para tus manos, señorita Green.―Gracias, señor Farah.―Quita el señor, me haces sentir viejo. Además, serás de la familia…he visto el gran anillo.―Oh…sí. ―Madison mira en mi dirección nerviosa.Alcanzo a agarrar su mano.―El anillo de compromiso de mi abuela. Madre de mi padre…―Si. Anillo que ha pasado en generaciones. ―mi padre se queda en absoluto silencio. Mira de nuevo el anillo. ―Tu abuela se negó entregárselo a tu madre,