DOMINIC
CINCO AÑOS ATRÁS...
Aflojo la corbata y la quito de un tirón. Remango las mangas de mi americana y cruzo la pierna sobre la otra. La mujer frente mío no deja de llorar y cada lágrima que va cayendo de sus bellos ojos verdes; van construyendo una coraza a este destruido corazón. Rio con amargura y Loren agacha la cabeza. Sus manos tiemblan al igual que su labio pintado de rojo. Sus llantos pocos creíbles para mí, son el motivo suficiente para que el diablo se apodere de mi mente.
Sonrío sin apartar la vista de la mujer que he amado desde el primer día en que la conocí. Había sido un completo estúpido ante los demás, y ella entregándole su amor, a mi buen amigo Eric. Y a mí, a mí me brindaba sus vagas madrugadas, más sus innumerables burlas.
Que patético es el amor ¿Qué hice mal para que llegara a traicionarme? Loren era la luz de mis ojos, era mi polo a tierra. Era la mujer con la que había soñado un futuro, una familia y una vida juntos. Ahora, solo s
SOFIASubo en el auto con el estómago revuelto por los inmensos nervios. Es un hecho ya, y cada paso que voy dando hacia el infierno; no hay marcha atrás. No tengo de otra que pagar la deuda con mi cuerpo. Parezco estar viviendo la vida de alguien más y no la mía. En que momento me deje embaucar por Dominic, y hablando de él, llevo días sin verlo. Ya hasta me hace falta que aparezca inesperadamente en el momento que menos me lo espero. Y esa jodida voz como la extraño para qué ponga loca mis hormonas.— Ya hemos llegamos, Srta. Evans — avisa el chofer, asiento y salgo del auto con pasos pesados.Levanto la cabeza y luego de soltar un largo suspiro atravieso las puertas de la galería. Es un lugar tan elegante, tan fino. Los lujos se ven a simple vista y me siento como una pequeña ave tratando de volar enjaulada. Camino prestando interés con disimulo a cada uno de los hombres.Detengo mis pasos frente a un Cadillac del año 1912, con la original manivela tradici
Las ofertas de cada uno de los participantes retumban en mi cabeza como murmullos lejanos. Con disimulo y sin que Loren y Eric se den cuenta; saco el celular.Tengo demasiado claro lo que tengo que hacer, pero aún no me siento completamente preparada para acostarme con un tipo que, a simple vista se ve amable.√Esto no hacia parte de mis planes, Dominic. Sacame de aquí, por favor.Espero por unos segundos pero Dominic no responde, ahora me estoy empezando a preocupar. Bacilo un poco con el teléfono en mano; luego de soltar un largo suspiro, vuelvo y presto atención a cada una de las personas que se encuentran ofertando.— 10 mil millones de dólares — dice Eric y paso saliva. Que manera de desperdiciar dinero, y habiendo muchas personas necesitándolo.Varios se retiran y con el pulso a mil levanto la paleta.— 30 mil millones — digo lentamente con la sangre fluyendo en mi cuerpo a gran velocidad.Todas las miradas viajan de Eric a mí. E inmed
Paseo por la oscura y fría casa de mi jefe. Me levanté en medio de la noche, no puedo dormir y el culpable esta durmiendo bajo el mismo techo que yo. Nuevamente se aparece a torturar mis sueños y a robar la poca tranquilidad que me queda. Bajo las escaleras y me siento en un sillón de piernas cruzadas. La luna esta en su máximo esplendor y las estrellas brillan con intensidad. Cierro los ojos por unos breves momentos y pienso en mi abuela y mi hermano; necesito hablar con ellos y saber que están bien. Han de estar preocupados por qué no he aparecido en casa ni en el hospital. Literal soy presionera de Dominic Blaze.Resoplo y abro los ojos. Escaneo el lugar y una luz que traspasa una puerta a medio abrir me llama la atención. Por inercia me levanto y camino hacia ella, no debería estar husmeando, pero la curiosidad me ha invadido por completo.— Puede pasear por la casa, pero por petición del Sr. Blaze, su despacho esta completamente prohibió —Recuerdo
Sus ojos brillan y sus labios se debaten; entre sonreír o humedecerlos. Acabo de rogarle para que me tome, de manera directa y sin una pizca de nervios. Mis nervios van a explotar si él no me consume como lo deseo.Sonríe ladeado y suelto un pequeño gemido al sentir su miembro endureciéndose más bajo mi mano; por encima de la tela lo siento caliente y como estoy muriendo por tomarlo entre mis manos; tocarlo y hacer que pierda el control por mí.— ¿No me deseas, Dominic? — escalo los dedos hacia arriba. Adentro la mano por su bóxer, y siento la punta mojada, acaricio de a poco con dos dedos y gruñe —. Te gusta verme suplicar ¿No es así?.Me mira fijamente con los ojos hundidos de deseo. Sigo tocando y mojando mis dedos con sus fluidos. Muerdo mi labio y empiezo a bajar mi cuerpo de a poco, sin apartar los ojos de los suyos; quedo de rodillas ante él. Nunca había tomado la iniciativa por mi propia cuenta, y a decir verdad, me gusta y no planeo detenerme. Quiero ver c
DOMINICDespierto más temprano de lo normal, a causa del sueño que he tenido con Sofia. Esa chica no debería estar más en mis pensamientos, no cuando ya he tomado lo que quiero de ella. Solo falta que cumpla con su trabajo, y nunca más la volveré a ver. Me levanto de la cama y me adentro en el baño; el agua siempre ha sido un relajante natural para mi cuerpo y me ayuda a bajar mis constantes crisis de depresión. Salgo en una toalla y sonrío; será la segunda lección de Sofia y cuanto lo voy a disfrutar.El teléfono suena sacándome de mis sucios pensamientos. Camino hacia la mesita de noche y contesto la llamada sin mirar quien es.√ ¿Sí?- contesto aún con las gotas de agua bajando por mi torso desnudo.√ Dominic, ¿Adivina quien vendrá esta noche al Sensuel?- Ximena sabe a la perfección que no me gusta que se anden con rodeos. Me gustan las palabras y los hechos directos.√ Ximena, habla y no juegues con mi poca paciencia.√ Cox apartó una de las ha
SOFIACada día ese hombre se vuelve más extraño y difícil de descifrar. Pienso que Eric Cox tuvo que haberle hecho ver el infierno para llegar a vengarse de una manera tan baja... ¿O será que Dominic y Eric tuvieron una relación?.Rio por mi pensamiento y niego. Sería un gran desperdicio, son dos hombres demasiado guapos... pero, uno nunca sabe lo que estén escondiendo tras esa cara de Dioses griegos.Dos toques en la puerta me sacan de mis pensamientos. He pasado todo un día acostada en el sillón, solo esperando que caiga la tarde para que vengan por mí, para ir hacia el Sensuel. Abro la puerta y Francis esta igual que siempre, con cara de seriedad.— El Sr. Blaze la esta esperando — asiento y salimos del apartamento. Veinte minutos y entramos por la parte trasera del club.— ¡Sofia! — gritó Ximena en cuanto crucé por la puerta —. Nena, pero si estas mucho más hermosa que antes. ¿Que te has hecho?.— Xime, nada. No me he hecho nada — sonríe y me
Corro por el pasillo hasta chocar con alguien. Levanto la cabeza y me encuentro con Francis, él me da una mirada de disculpa y me levanta en sus brazos como un saco de papas.— Déjame ir, por favor — no contesta y mis lágrimas amenazan con salir.Siempre me he considerado una chica fuerte, no soy de llorar mucho. Pero el miedo de toda esta situación me ha invadido por completo. Al principio lo vi algo, que aunque fuera raro, entraba en lo normal. Ahora, estoy completamente petrificada por lo que he visto. ¿Como pudo llegar hasta ese extremo? Dominic esta enfermo, es un depravado completo. Lo que debe hacer es buscar ayuda profesional.— Lo siento, Srta. Órdenes son órdenes — dice y me deja sobre una cama de una de las habitaciones rojas del club —. Permiso.Sale y cierra la puerta con seguro. Me levanto y camino de un lado a otro. ¿Como salgo de aquí? Me tiro de espaldas en la cama y a los pocos segundos de no pensar en nada, la puerta se abre.— Sofia
DOMINIC— Entonces, soy toda oídos — dice Sofia con una sonrisa sincera. Sus ojos me dan esa confianza para abrirme a ella, y contarle por primera vez a alguien, todo lo que he guardado en cinco años —. Verás que sacar todo eso que te carcome la cabeza y el corazón, te hará bien.Como puede verle el lado positivo a todo, no me justifico. Sé que hago mal en hacer lo que hago, pero la excitación me gobierna por sí sola, y es algo que no puedo controlar.Suspiro y pongo mi cabeza sobre sus piernas. La tenue luz roja ilumina muy poco nuestros cuerpos. Sus manos conscientes o no, acarician suavemente mis cabellos, y algo desconocido y agradable se instala en mi pecho.— He pasado cinco años tras una pantalla viendo como Loren y Eric practican de sus orgías. Cada vez que ella me enviaba sus vídeos, el corazón se quebraba y se hundía más, dentro del pozo en el cual se encuentra enterrado y hundido en un mar de lamentos. A