Sus ojos brillan y sus labios se debaten; entre sonreír o humedecerlos. Acabo de rogarle para que me tome, de manera directa y sin una pizca de nervios. Mis nervios van a explotar si él no me consume como lo deseo.
Sonríe ladeado y suelto un pequeño gemido al sentir su miembro endureciéndose más bajo mi mano; por encima de la tela lo siento caliente y como estoy muriendo por tomarlo entre mis manos; tocarlo y hacer que pierda el control por mí.
— ¿No me deseas, Dominic? — escalo los dedos hacia arriba. Adentro la mano por su bóxer, y siento la punta mojada, acaricio de a poco con dos dedos y gruñe —. Te gusta verme suplicar ¿No es así?.
Me mira fijamente con los ojos hundidos de deseo. Sigo tocando y mojando mis dedos con sus fluidos. Muerdo mi labio y empiezo a bajar mi cuerpo de a poco, sin apartar los ojos de los suyos; quedo de rodillas ante él. Nunca había tomado la iniciativa por mi propia cuenta, y a decir verdad, me gusta y no planeo detenerme. Quiero ver c
DOMINICDespierto más temprano de lo normal, a causa del sueño que he tenido con Sofia. Esa chica no debería estar más en mis pensamientos, no cuando ya he tomado lo que quiero de ella. Solo falta que cumpla con su trabajo, y nunca más la volveré a ver. Me levanto de la cama y me adentro en el baño; el agua siempre ha sido un relajante natural para mi cuerpo y me ayuda a bajar mis constantes crisis de depresión. Salgo en una toalla y sonrío; será la segunda lección de Sofia y cuanto lo voy a disfrutar.El teléfono suena sacándome de mis sucios pensamientos. Camino hacia la mesita de noche y contesto la llamada sin mirar quien es.√ ¿Sí?- contesto aún con las gotas de agua bajando por mi torso desnudo.√ Dominic, ¿Adivina quien vendrá esta noche al Sensuel?- Ximena sabe a la perfección que no me gusta que se anden con rodeos. Me gustan las palabras y los hechos directos.√ Ximena, habla y no juegues con mi poca paciencia.√ Cox apartó una de las ha
SOFIACada día ese hombre se vuelve más extraño y difícil de descifrar. Pienso que Eric Cox tuvo que haberle hecho ver el infierno para llegar a vengarse de una manera tan baja... ¿O será que Dominic y Eric tuvieron una relación?.Rio por mi pensamiento y niego. Sería un gran desperdicio, son dos hombres demasiado guapos... pero, uno nunca sabe lo que estén escondiendo tras esa cara de Dioses griegos.Dos toques en la puerta me sacan de mis pensamientos. He pasado todo un día acostada en el sillón, solo esperando que caiga la tarde para que vengan por mí, para ir hacia el Sensuel. Abro la puerta y Francis esta igual que siempre, con cara de seriedad.— El Sr. Blaze la esta esperando — asiento y salimos del apartamento. Veinte minutos y entramos por la parte trasera del club.— ¡Sofia! — gritó Ximena en cuanto crucé por la puerta —. Nena, pero si estas mucho más hermosa que antes. ¿Que te has hecho?.— Xime, nada. No me he hecho nada — sonríe y me
Corro por el pasillo hasta chocar con alguien. Levanto la cabeza y me encuentro con Francis, él me da una mirada de disculpa y me levanta en sus brazos como un saco de papas.— Déjame ir, por favor — no contesta y mis lágrimas amenazan con salir.Siempre me he considerado una chica fuerte, no soy de llorar mucho. Pero el miedo de toda esta situación me ha invadido por completo. Al principio lo vi algo, que aunque fuera raro, entraba en lo normal. Ahora, estoy completamente petrificada por lo que he visto. ¿Como pudo llegar hasta ese extremo? Dominic esta enfermo, es un depravado completo. Lo que debe hacer es buscar ayuda profesional.— Lo siento, Srta. Órdenes son órdenes — dice y me deja sobre una cama de una de las habitaciones rojas del club —. Permiso.Sale y cierra la puerta con seguro. Me levanto y camino de un lado a otro. ¿Como salgo de aquí? Me tiro de espaldas en la cama y a los pocos segundos de no pensar en nada, la puerta se abre.— Sofia
DOMINIC— Entonces, soy toda oídos — dice Sofia con una sonrisa sincera. Sus ojos me dan esa confianza para abrirme a ella, y contarle por primera vez a alguien, todo lo que he guardado en cinco años —. Verás que sacar todo eso que te carcome la cabeza y el corazón, te hará bien.Como puede verle el lado positivo a todo, no me justifico. Sé que hago mal en hacer lo que hago, pero la excitación me gobierna por sí sola, y es algo que no puedo controlar.Suspiro y pongo mi cabeza sobre sus piernas. La tenue luz roja ilumina muy poco nuestros cuerpos. Sus manos conscientes o no, acarician suavemente mis cabellos, y algo desconocido y agradable se instala en mi pecho.— He pasado cinco años tras una pantalla viendo como Loren y Eric practican de sus orgías. Cada vez que ella me enviaba sus vídeos, el corazón se quebraba y se hundía más, dentro del pozo en el cual se encuentra enterrado y hundido en un mar de lamentos. A
SOFIAEstaba tan cómoda hablando con Dominic, que maldigo el momento en que siempre nos interrumpen. En realidad que de corazón deseo ayudarlo en ese problema. En sus ojos puedo ver cada uno de sus demonios; veo como lo persiguen y lo acechan sin compasión. Lo que hace esa mujer no lo puedo describir con palabras, es por ello, que decidí seguir con la venganza. No necesariamente debo acostarme con él. Si Dominic me enseña a seducir de buena manera, solo bastarán un par de toques y exponer a la luz los oscuros deseos del reconocido empresario. Por lo que veo, esa es la manera en la que Dominic quiere vengarse.— Es él, contesta — asiento y me tiro junto a Dominic, quedando sentada sobre la cama.√ ¿Bueno?.√ Hola, hermosa. ¿Me recuerdas?Su voz suena profunda pero calmada a la vez. ¿Tan rápido acabó la orgía a pocos pasos de nosotros? Me pregunto.√ Disculpa, soy mala para recordar. ¿Quién eres?Suelta un pequeño gruñido y mi vientre se contr
Eric esta vestido de manera formal sin corbata, dándole un toque de informalidad a su caro traje de color azul noche, luciendo extremadamente guapo. Su cabello esta perfectamente peinado y sus ojos miel brillan bajo las pocas luces de la cabaña. Su mirada permanece fijamente en mí, como tratando de descubrir algo más. Trago mis nervios con una copa de vino y decido actuar natural.— Entonces ¿Quieres el auto? Por eso me has contactado — sonríe ladeado y muerdo ligeramente mi labio inferior —. Que yo recuerde, en ningún momento te di mi número.— ¿Te parece que quiero el auto? — se inclina hacia atrás en su silla y sonrío —. Fue fácil saber todo de ti.Los nervios invaden la mayor parte de mi cuerpo, pero al pensar en Dominic, me calmo un poco.— Me has investigado — sonríe y niego —. Aquí estoy, Eric. ¿Qué quieres de mí?— Debo conocer muy bien con quien pasar un rato agradable, por así decirlo — Sonríe con malicia y enarco una ceja —. Como lo has dicho
— ¿De que hablas? — pregunto confundida. Se acerca hasta quedar a pocos centímetros de mí. Mi corazón choca bruscamente contra mi caja torácica y mis piernas no me responden para alejarme del demonio que viene listo para atacarme —. Dominic ¿Hice algo mal?.— No te hagas la estúpida, Sofia — me agarra fuerte de la barbilla y frunzo el ceño. Este idiota de mierda quien se cree —. Solo buscas la manera de traicionarme y dejarme por él ¿No es así?.Su problema es serio y tal parece que el alcohol le inunda la verdadera razón.— No, Dominic. Ya te lo he dicho muchas veces, no te voy a traicionar — sus ojos grises o negros en este momento, me miran con un deprecio que hace el corazón doler.— Pensé que eras diferente, pero solo eres una perra más qu
DOMINICSus labios, sus manos, su mirada fija en mí. Todo me provoca un temblor desconocido en el cuerpo, su lengua, sus caricias, sus quejidos, su pesado respirar; Sofia esta convirtiéndose en lo que necesito frecuentemente para saciar mi apetito y deseo sexual. Me cabrea que haya sido ella con él y no conmigo. Conozco tan bien a Eric, que sé que siendo caballero gana puntos con las chicas, siempre fue de aquella manera. Detallista, amable, alegre y agradable. Pero sobre todo calculador para llevarlas a la cama. Lo conozco como la palma de mi mano y sé cuánto le gustó Sofia desde que la vio en la galería. Solía decir que las chicas difíciles y que se hacían de rogar, son las que más rápido caen; obviamente, ganando terreno y todo para abrirle las piernas, usarlas a su antojo y hacer como si no las conociera.Me levanto del sillón y dejo la corbata suelta colgando de mi nuca: la encontraré y el castigo que le daré será poco a com