Ginna Renaux
Alguna vez has sentido que estás en el lugar equivocado irremediablemente. Cómo si el universo conspirase en tu contra, y ahora te has quedado como un árbol fijado con raíces a un mismo sitio.
Eso sentí cuando comenzó a entrar la noche por la ventana de nuestra habitación y yo seguía estancada allí. Milenne estaba un poco más calmada, y la sombra de la resignación por haber perdido a Carlos Martínez apareció en su rostro.
Aunque esta no era su primera desilusión amorosa, todo parecía indicar que esta vez estaba mucho más interesada en el chico en cuestión que las anteriores.
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Emiliano SantoriniEspero pacientemente que Ginna me confirme que salió del restaurante. Ya sé que abordo el taxi. Tengo fotos que así lo confirman. Pero deseo que ella me lo informe. Deseo tener a esa hermosa impertinente con el trasero expuesto sobre mis piernas y darle una buena dosis de palmadas. Isis GREn línea[¿Contento Mr. 🍆?]Yo:[ No precisamente, me desobedeciste abiertamente, te dije que te alejarás de ese hombre. Me estoy imaginando el castigo que te impondré, y ya me gusta]
Ginna RenauxMi semana ha sido en extremo normal. Mi madre y mis hermanas están fuera de la ciudad trabajando con los deportistas. No tengo idea de qué va la campaña publicitaria, sólo sé que Dora y Laura se la están disfrutando al máximo. Mila por su parte ya no luce triste, más yo que la conozco demasiado entiendo que aún le duele su distanciamiento con el dueño de la Zandal.Lo más excitante de todo es que me han estado llegando mensajes picantes de Emiliano, las bragas se me mojan al punto de caérseme cada vez que leo. He intentado con todas mis fuerzas no escribirle mensajes, sin que recibir alguno suyo; no quiero que piense que me trae loca por él. Más no miento cuando digo que se me van los dedos por las ganas de escribirle, o de llamarle. Cada vez que estoy desocupada me encuentro pensando en él, en sus besos, e
Ginna RenauxSalí con una tristeza poco común en el pecho. Conduje a casa y al llegar estaba mi padre en en living.—¿Salimos a cenar Ginna?— preguntó al verme entrar.—Grandiosa idea Sexy— exprese tratando que no me notara mi desasosiego.Mi padre siempre me levanta el ánimo, y si bien no le conté que casi viajaba contra mi voluntad, me instó a aprender todos lo que pudiera de ese evento al cual asistiría. Todo aprendizaje es válido según él.A qué a veces le pesa que no me haya
Capítulo 25Ginna Renaux¿Y como no mirarlo? Si es el hombre más Perfecto que he visto jamás. Me hace desearlo de tan solo mirarlo.Emiliano ordenó la comida por mi, pues aún me encontraba demasiado afectada para decidirme. Lo observaba extasiada hablando en su lengua madre, ese hombre hablando en italiano era el más poderoso afrodisíaco que había consumido jamás. Sirvieron la comida y todo estaba exquisito, aunque la verdad pude comer muy poco por la emoción de la sorpresa.La cena fue muy agradable, nos devorábamos con la mirada y a cada segundo la tensión sexual entre nosotros crecía.—¿Qué haces aquí Emi?— fije cuá
Emiliano Santorini¿Extasiado? ....No, ¿Maravillado?... Tampoco...¿Encantado?... No lo cubre. Dichoso...No encuentro una palabra que abarque lo que siento. A pesar de estar agotado no puedo conciliar el sueño.Nunca he sido de los que abrazan a las conquistas de una noche después de haberme saciado sexualmente, pero aquí estoy desconcertado, con una tormenta de nuevas emociones abrazando a una belleza de pelo casi negro y piel de alabastro.Ginna duerme en mis brazos, después de finalmente haber sido Mía. Mía.... mía y de nadie más.
Ginna RenauxDespierto desorientada y con una sensación extraña entre las piernas, no es dolor ; a penas una molestia. Me volteo sobre mi cuerpo y quedo mirando el techo ubicándome donde estoy. La Suite de Emiliano Santorini es mágica, parece sacada de una novela de William Shakespeare o de las historias de Dante. Me volteó a mi derecha y lo veo con la sábana cubriendo solamente su espalda baja. Me está dando la espalda y su respiración es pausada y profunda. Aún duerme, su cuerpo descansa en un sueño profundo y su brazo fuerte tatuado abraza la almohada. Me abrazó a mi parte de la noche hasta que yo decidí safarme de sus brazos para ir al baño a mitad de la madrugada.
Ginna RenauxTuve un fin de semana de princesa de cuento, pero la mayoría de las chicas sabemos que no todo los cuentos tienen un final feliz. Digamos qué como el hechizo de la cenicienta mi tiempo “encantado” caducó y tuve que conformarme con seguir sin magia, lanzada fuera de mi propio sueño demasiado irreal para durar para siempre. El Lunes fue tiempo de enfrentarse a la dura realidad. En mi vida real no había romances lujuriosos con un magnate millonario e italiano. En mi vida real no habían habitaciones 
Ginna RenauxPasó toda la semana siguiente y no recibí más que un mensaje de Emiliano aclarándome que estaba bien, que me extrañaba en las noches y que tan pronto quedará completamente libre de varios compromisos que lo ataban a Italia, haría un rápido viaje a Paris con el único propósito de verme, pues ardía de deseos por mi.Trataba por mi parte, ciertamente de no parecer intensa y controlar mis deseos de llenarle el buzón de mensajes cursis pidiendo a gritos la berenjena. Pero yo no era ese tipo de mujer, me respetaba demasiado para andar rogando atención de un hombre, aunque ese hombre fuera el mismísimo Ra en el embriagante y seductor cuerpo de Santorino.&